Capítulo 31: cercanía y distancia

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>>adivinen porque se llama así el titulo<<

Narra James:

El viento besa mis mejillas mientras el frio de invierno entra por mi piel y procura darme pequeños escalofríos que me recorren por el cuerpo. La delicades que mi capa moviéndose por el viento que tengo a esta altura en la que estoy me obliga a bajar de mi posición, no podría escuchar muy bien la conversación debajo mío.

Tres hombres vestidos de negro, hablando en el idioma de Hikari, se reúnen a debatir a donde más ir para encontrarla. Han pasado tres meses desde que la lleve conmigo, aun no la encuentran y no lo harán mientras yo este con ella a su lado. No se para que la necesitan. Se que buscan el collar que Hikari robo del Señor oscuro, sospecho que tenga un secreto oculto esa pieza de metal. Mi mente recurre a horribles pensamientos que buscan hallar una respuesta del porque tanta búsqueda por Hikari. Desalojo todas las ideas perturbadoras que me hacen temblar de mi cabeza. Necesito salir de este lugar antes de que me descubran y si lo hacen, la encontraran a ella.

Al llegar a la cabaña me encuentro con Hikari recostada en la cama, durmiendo en total tranquilidad. Esta acurrucada en las sábanas cerca del fogón, aún sigue ardiendo gracias a mí, se hubiera congelado si no hubiera puesto la madera en la madrugada antes de que saliera a hacer mi guardia por el lugar.

Se que ellos trabajan en la noche hasta que sale el sol, donde todos duermen, pero también temen por salir a las calles en plena oscuridad, con las estrellas y la luna de testigo de los pecados que comete la mafia del Señor Oscuro.

Ahora que tengo a Hikari conmigo, ya no salgo tanto en búsqueda de pistas que me ayuden a averiguar lo que estoy buscando. Solo la protejo y hago guardia por si se encuentran cerca de la cabaña.

Subo las escaleras, ahí me encuentro con mi habitación de la misma forma la última vez que la vi: mitad ordenada y mitad hecha un desastre. Por suerte mi cama no tiene cosas encima. Me quito rápido el Gi negro que llevaba en la madrugada y a la velocidad de la luz me pongo el pijama mientras caigo derrotado en la cama. Las sábanas brindándome calor, protegiéndome del frio que viene con intensidad gracias al invierno.

De a poco me sumerjo en el sueño profundo, mi cabeza rondando en dos cosas; Hikari y su collar.

(...)

El olor a algo cocinándose me termina de despertar luego de escuchar un metal duro caer contra el piso de madera.

Me levantaría de golpe corriendo a saber que fue lo que se metió a mi casa, eso sería si viviera solo otra vez. Pero ahora que vivo con Hikari, se me es costumbre escuchar algún ruido como ese en la mañana. Intenta hacer silencio lo más que puede y es inútil porque mientras más se esfuerce más probabilidad de que algo suene y me levante por la mañana hay. De igual forma nunca fui de tener el sueño pesado. No recuerdo la última vez que dormí como un bebe.

Esos fueron viejos tiempos.

El ruido no es lo que me tienta a levantarme de la cama, porque ya es costumbre y no lo haría. El olor a algo delicioso proviniendo de la cocina forma buche en mi boca y mi estomago empieza a gruñir reclamándome el alimento necesario que no le logre dar en la mañana debido a que el sueño fue suficiente como para tapar mi hambre.

Bajo de las escaleras balanceándome de un lado a otro mientras camino hacia la cocina. Lo primero que veo es a Hikari mezclando unos huevos antes de echarlos a los fideos. Mi sorpresa no sigue ahí. Al desviar mi mirada a la mesa hay papas cortadas en tiritas, tienen pinta de estar crujientes. La idea de sentir mis dientes crujir al masticar la papa cortada aumenta mi buche en la boca y mi estomago gruñe con más fuerza. Para finalizar hay dos tazones chiquitos de frutas cortados perfectamente.

Mi Propósito En La VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora