CAPÍTULO 9

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Oliver no tenía noticias de Vry. Desde que había vuelto al motel dos horas después, no había contestado a ninguno de sus mensajes. Sabía que la grabadora estaba con ella, y ese cacharro podía recibirlos. Eso no era normal. Aunque pensándolo mejor, él nunca había tenido que buscarla antes. Sin embargo, recordaba las veces que Marc Devan se había puesto en contacto con ella; Vry siempre había sido rápida para contestar. Fuera la hora que fuera.

- ¡Marc!

Apenas le rondó la idea por la cabeza, encendió la pantalla holográfica frente a las camas y buscó entre los contactos al jefe de Vry. En unos segundos, vería delante al hombre en cuestión. No dudó un segundo en contactarle, aunque él tuviera prohibido por ser un civil husmear entre los documentos. Ya lo había hecho con anterioridad, aunque Vry siempre había estado delante. De todas formas, prosiguió con la llamada, ¿qué podría ocurrir? Hasta que no vio la cara cansada del detective Devan frente a sí, sus dudas no se disiparon; entonces, tuvo la certeza de que podía confiar en él.

- ¿Quién eres tú y por qué estás llamando como si fuera Taloss?

-Señor Devan, no nos han presentado. -Ella no le ha hablado de mí, pensó mientras tanto-. Mi nombre es Oliver, soy el HTH de Vrykka.

Las siglas venían a omitir las palabras High Tech Human, el nombre técnico de lo que era Oliver. Hacía tiempo que no las decía en voz alta, ya que siempre habían usado para él la palabra humanoide. Durante su fabricación se las habían enseñado, estaban en su NP, pero los Nerus corrientes gastaban menos tiempo en regalarle aquella otra palabra que rezaban como si quisieran insultarle. A Oliver le daba lo mismo. Para él no significaba una ofensa.

- ¿Desde cuándo estás con ella? -Podía apreciarse la duda en sus ojos a través de la pantalla-. ¿Cómo dices que te llamas, chico?

-Oliver, señor Devan. Llevo unas semanas con Vrykka.

-Supongamos que te creo... ¿qué es lo que quieres? ¿Está ahí? Preferiría hablar con ella, estaba a punto de contactarla.

-No está en casa, señor Devan; lleva un día fuera, sin dar señales de vida. Estoy muy preocupado. Salió ayer por la tarde, creo que a estas mismas horas, y se llevó su grabadora, pero el dispositivo aparece como desconectado.

-Vrykka jamás tiene ese bicho apagado. ¿Sabes a dónde se dirigió?

-No. Dijo que...

-Mira, Oliver, quiero que vengas a la SDC, ¿sabes dónde queda?

-No, pero puedo buscar el recorrido. Estaré allí en menos de media hora.

-Perfecto, aquí te espero. -Y la imagen de Marc se esfumó de la pantalla, que quedó sumida en un haz de luz de color índigo.

Oliver se cambió sin más preámbulos de ropa y tomó su copia de las llaves; con un rápido vistazo encontró la forma más práctica de llegar a la SDC, no quería hacer esperar a Marc. Mientras salía a la calle y el frío invernal de Clots le sacudía en la cara, volvió a su mente la idea de que Vry había estado ocultándole. Tal vez se avergonzaba, aunque jamás se había mostrado reticente a salir con él ni en Clots ni en Marssa, incluso habían viajado juntos y habían salido de compras. Aun así, dedujo la idea principal: Vry prefería no dejarse ver acompañada de hombres en Clots, a no ser que fueran del trabajo.

-Escucha -dijo Cyro-, si te caben en la mano, el tamaño es perfecto. Una sonora carcajada llenó el hall de la SDC.

-Anda ya, ¿tú has visto las tetas de Sayu, la de Recursos Humanos?

- ¿Y quién no, joder? -Cyro silbó a modo de aprobación-. Menudo par, y encima la muy guarra ni se pone sujetador. Le gusta que se le marquen los pezones.

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