-¿Quién me ha robado la cerveza?
Los oídos de Vry retumbaron ante la llegada de Marc; el aire frío de las afueras de Clots había entrado como un viento invernal en la nariz de la joven. También lo hizo el olor a tabaco y café del día anterior, pero aquellos aromas eran mucho más cotidianos para todos los que trabajaban en la Sección de Delitos Callejeros.
Llevaba muy poco tiempo en aquella ciudad, y aunque al principio se había mostrado reacia a abandonar su tierra natal, el deber había acabado empujándola a tomar la decisión. Era un gran honor ser destinada al centro de actividades para la salvaguarda del ciudadano, y aún recordaba las caras de satisfacción de sus padres al recibir la noticia. Luke y Marvin, sus padres genéticos, le habían regalado a Vry un maravilloso coche que... casi nunca usaba.
Hoy, la joven no paraba de preguntarse cómo podía haber terminado trabajando junto a alguien como Marc. Aquel viejo ya no era capaz ni de protegerse a sí mismo de las adicciones. El hombre en cuestión se sentó frente a su escritorio y se puso a rebuscar su caja de cigarrillos para comenzar bien el turno de tarde.
-¿Tienes mechero? –Preguntó, tocando cada uno de sus bolsillos en busca de la familiar silueta de su encendedor de plata.
-No está permitido fumar aquí dentro –se limitó a decir ella.
Él abrió los ojos y enarcó una ceja, instándola a sacar lo que le había pedido, pero ella se negó.
-¿Pretendes que salga ahí fuera con la que está cayendo?
-Sube a la azotea y verás qué vistas más hermosas.
Pareció pensárselo dos veces antes de tomar la decisión de levantarse y acercarse a Vry para que le cediera el mechero.
-Ya que tú velas por los buenos humos de este cuchitril, yo velaré porque estés informada de nuestro próximo trabajo juntos. Sube conmigo.
Ella le siguió, con esperanza de que en aquella ocasión hubiera algo que la motivara a hacer su trabajo con mayor rapidez; siempre tenía el mismo pensamiento, pero al final los casos se diluían entre papeleos y los archivos del edificio: la mayoría de los casos de asesinatos que estaban a su cargo terminaban sin resolverse -ajuste de cuentas era el subtítulo más utilizado-. Una vez arriba, Marc le pasó el pequeño dispositivo que hacía las veces de ordenador y siempre llevaba en el bolsillo; aunque casi nunca lo sacaba para ver las notificaciones.
-Ahora nos toca trabajar de niñeras, Vry.
La joven observó la pantalla holográfica parpadear hasta que desbloqueó la información.
-¿Dónde está Sorreheim?
-En el extrarradio, al norte. Era una antigua residencia de enfermos mentales, o al menos eso es lo que pone en el mensaje. Ahora hay un laboratorio de cerebritos.
-¿Y qué se supone que tenemos que hacer allí? ¿Se han matado entre ellos? Los listos suelen ser pacíficos.
Marc disimuló una sonrisa; Vry ni siquiera había intentado ser graciosa.
-Debemos vigilar a un personaje que no sé de dónde ha salido. ¿Una película antigua? –Le quitó de las manos el artilugio a Vry para que viera lo más sustancioso del informe-. ¿Qué te parece?
La foto de un hombre apareció en la pantalla ante sus atentas miradas. Los ojos de Vry se abrieron de repente y, a pesar de los muchos años que había luchado por contener su carácter sorpresivo y mejorarlo para que se convirtiera en algo parecido a la templanza, no fue capaz de evitar que se le escapara un grito.

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Ciencia Ficción❤️NOVELA GANADORA DEL SEGUNDO PUESTO EN GOLDEN MOON AWARDS 2022 ❤️ "- Si un hombre ha sido malo, un ser malvado por completo... imagina cualquier tipo de atrocidad: ese hombre la ha cometido... y finalmente es apresado y declarado, con sumo gusto, c...