Nuevo integrante

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Después del incidente con el boggart, Harry y Hermione se dirigieron hacia el despacho del azabache, para que la castaña pudiera tranquilizarse un poco más, pues todavía tenía los ojos muy rojos a causa del llanto que la visión del boggart le había causado.

Al entrar en la oficina, el ojiverde acompañó a su amiga hasta sentarse en una de las sillas frente al escritorio, mientras él se apoyaba contra el mueble y llevaba sus manos a sus bolsillos.

— ¿Quieres hablar sobre esto? — preguntó Harry, dirigiendo sus verdes ojos hacia la castaña, que lentamente levantaba su rostro para encontrarse con los ojos de su mejor amigo, quien la miraba ahora preocupado y un poco sonrojado.

— ¿De cómo se supone que soy una bruja brillante y no puedo lanzar un riddikulus?, ¿De como soy una tonta cuando se trata de mis sentimientos? —

La castaña se levantó mientras sus respuestas comenzaban a ser a la defensiva, algo que Harry no permitió, interrumpiéndola. Se sentía incrédulo ante sus palabras.

— No creo que seas una tonta Hermione, sigues siendo una bruja brillante y te admiro. El boggart te agarró desprevenida, su magia te atrapó, además se supone que el armario estaba cerrado. No significa que no puedas defenderte de él y me consta. Sabes perfectamente que de no ser por ti, yo hace años estaría muerto. — contestó el azabache viendo como su amiga se sonrojaba.

Al escuchar a Harry decir la última oración, Hermione no pudo contener sus lágrimas nuevamente y se lanzó hacia él en un abrazo asfixiante, sintiendo como Harry la envolvía entre sus brazos en respuesta.

Ambos sincronizaron el pulso de su corazón, sus cuerpos pegados se amoldaban, era un abrazo tan gratificante.

— No quiero perderte, ahora sabes que mi mayor miedo es verte muerto. Toda tu vida te has visto frente al peligro y ahora eres un auror y estás expuesto a toda clase de cosas. — sollozaba la castaña, sobre los hombros de Harry, mientras él la tenía envuelta en sus brazos de manera protectora y acariciando suavemente su cabeza.

— Hermione, tú y Ron son las personas más importantes en mi vida, no sé si lograste ver mi boggart. Eran tú y Ron muertos... yo... no sé que haría sin ustedes dos, sin ti — confesó Harry, separándose de su abrazo y viendo como Hermione se ruborizaba nuevamente.

— No me malinterpretes, amo a Ron, pero ... — Hermione no pudo terminar al ser interrumpida por el ojiverde.

— Lo sé y no lo pongo en duda. Solo no lo haces de la misma manera, lo entiendo y se que también te asusta perderlo a él. Recuerda que el boggart puede llegar a ser brutal y no solo hacerte sentir miedo. Te hace sentir terror e intenta destruirte — explicaba Harry como un maestro enseñando a su alumna, manteniendo sus manos en los bolsillos y mirando a Hermione.

— El boggart sabiendo sobre tus sentimientos, intentó destrozarte, te tomó desprevenida y no estabas preparada para bloquear su magia — el continuó con su explicación, mientras Hermione lo miraba fijamente por varios segundos.

Inmediatamente Harry se apenó al señalar los sentimientos de su amiga, quien solo asintió lentamente con su rostro bajo, un poco avergonzada.

— Oye, sabes que yo no diría... — decía Harry, cuando fue interrumpido por ella.

— No tienes que aclarar nada, Harry. Sé que nunca me llamarías sangre sucia... — aclaró la castaña, limpiando rápidamente una lágrima que se deslizaba por su mejilla.

— Nunca. — Respondió Harry con firmeza — Y sobre lo demás Hermione... — decía el chico, ruborizándose más si era posible, mientras la chica levantaba su rostro y también se sonrojaba violentamente.

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora