La redada

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Mientras tanto los mortífagos que tenían a Hermione, la habían torturado para sacarle información sobre el artefacto mágico, pero por más que intentaron no habían logrado nada, pues la chica estaba decidida a no revelar nada aunque tuvieran que matarla, no podía traicionar a Harry.

— Si no nos das la información acerca del artefacto mágico, olvidate de volver a ver a tu querido Potter, por que lo mataré — decía riendo uno de los mortífagos.

— Para tu información, yo ya no estoy con él — respondió la castaña, tratando de parecer tranquila ante la amenaza.

— Eso es cierto, lo sé — dijo el hombre con la máscara — pero también sé que aún lo amas. Puedo verlo en tus ojos.

— ¡Crucio! — gritó uno de los mortífagos acercándose y haciéndola retorcerse y gritar de dolor.

Con cada impacto de la maldición, la mente de Hermione se llenaba de recuerdos con Harry y Ron, creyendo que no los volvería a ver.

La chica ya se encontraba bastante mal herida, las lágrimas resbalaban de sus ojos, pasando por sus mejillas. Tenía algunos cortes en el rostro y los brazos, también tenía manchas de sangre en varias partes de su cuerpo y su ropa estaba bastante rasgada por las cuerdas con las que la tenían amarrada.

Uno de los encapuchados soltó una risa macabra, que hizo su piel erizarse.

— Además sé que tú eres su debilidad, en cuanto sepa que te secuestramos, no hay duda de que él vendrá por nosotros y se entregará sin pensarlo. — respondió uno — Ya le hemos enviado una nota diciéndole donde te tenemos.

— Tienes dos opciones. O cooperas o Potter muere — dijo uno de los enmascarados.

Hermione soltó un gruñido de dolor al sentir otra maldición impactar contra ella.

— No lo hará, él y yo ya no estamos juntos — replicó la castaña.

El mortífago más cercano a ella, se le acercó para golpearle la cara, la ojimiel sintió como su mejilla ardía, entonces sonrió para luego decir —Pueden, golpearme, torturarme o lo que sea, no hablaré—

— Ya lo veremos Granger, hay muchas otras formas de hacer hablar, veo que tu fortaleza reside en aguantar fisicamente, pero veremos que tanto puede resistir tu corazón — el enmascarado de burló.

No mucho tiempo después, la orden había llegado siendo recibida por varios encapuchados empezando a lanzar hechizos y batirse en duelo con los aurores.

Harry y Ron decidieron correr y buscar a Hermione, pero fueron interceptados por otros dos mortífagos y tuvieron que separarse para combatirlos.

Siendo Harry, el mejor auror y el más calificado, habiendo provocado en muchos criminales que le tuvieran miedo, se batió a duelo sin piedad con el mortífago frente a él, hasta que escuchó un grito de dolor llegar a sus oídos, para darse cuenta que uno de los encapuchados, traía a Hermione con él.

El hombre había hecho esto intencionalmente para que Harry bajara la guardia y por unos segundos Harry encontró los horrorizados ojos marrones de Hermione, que lo miraban con miedo y claramente le decían que se fuera para que no lo lastimaran. Por esos pocos segundos en los que sus miradas se interceptaron, Harry logró transmitirle a Hermione que el no la dejaría sola, ni ahora ni nunca.

En ese momento en el que azabache y la castaña se miraron, el mortífago con el que había estado luchando logró golpearlo con algún hechizo, lo que hizo a la castaña gritar de terror.

— ¡No! ¡Harry! — gritaba desesperada la chica cuando vio a Harry ser golpeado por aquella maldición.

El azabache estaba temblando de miedo, pues había visto a Hermione y la tenían maltratada, torturada, su ropa sucia y llena de sangre al igual que varios lugares en el resto de su cuerpo y su cara. Se le había hundido su corazón al verla así.

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora