La estrella búlgara

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Después de que Bertram salió, Harry regresó a su asiento, suspirando pesadamente, mientras seguía sintiendo su cabeza palpitar por su arrebato.

— Oye, amigo — Ron habló por fin, metiendo sus manos a los bolsillos.

Después de que habían salido de la reunión, y luego de ver como le había hablado a Hermione lo había seguido a su oficina para calmarlo y hacerle ver que fue muy duro, sin embargo cuando estaba por hablar con él, Bertram los había interrumpido.

Tras dejar que pasaran unos minutos desde que Bertram salió, empezó a retomar la conversación.

— Escucha, no soy el que suele tener la razón aquí, sin embargo, creo que fue muy duro de tu parte la forma en que le hablaste a Hermione — expresó el menor de los Weasley.

— ¿Qué? Llegó tarde a la reunión Ron y con ese alemán idiota — contestó el ojiverde aún molesto y con incredulidad ante las palabras de su mejor amigo.

— Bertram es solo su amigo, ella lo dijo. Creo que deberías pedirle disculpas — argumentó el pelirrojo un poco molesto ahora, haciendo que Harry tensara su mandíbula y levantara la vista de su escritorio con una mirada de furia.

— Ella nunca ha llegado tarde. Si hubieras sido tú o yo, nos habría reprendido de la misma manera que lo hice yo. Además este no es lugar para andar conversando y llegar tarde a juntas programadas — replicó Harry en su defensa.

— No te niego que haya sido dura con nosotros, al contrario, si lo ha sido y desde Hogwarts, pero creo que te pasaste un poco, y más por el hecho de que se haya quedado conversando con Bertram — siguió el pelirrojo tratando de razonar con él.

— ¿Recuerdas que incluso usó un giratiempos para llegar puntual y estar en todas sus clases? — intervino el auror de ojos verdes, tratando de que su mejor amigo lo apoyara, y desviando un punto en cual él explotaría, pero justo esto fue lo que terminó con la poca paciencia de Ron.

— ¡Por Merlín! Amigo, ¡acéptalo! La quieres, te gusta y estas celoso de Bertram, ¡No te molestaste porque llegara tarde! ¡Fue porque se quedó platicando con Bertram! — aseguró Ronald, levantando su voz y tratando de hacer a su mejor amigo entrar en razón.

— ¡No! Claro que no.. — rebatió Harry.

— ¡Te gusta! ¡Ella te gusta! ¡La quieres y se te nota! — alegó Ron perdiendo la compostura y azotando sus manos en el escritorio de su amigo.

— ¡Pues si la quiero! ¡Es obvio que la quiero, es mi mejor amiga! — rebatió el ojiverde nuevamente.

— ¡Maldita sea Harry! ¡Date cuenta, la quieres como algo más! — gritó Ron, para luego tensar su mandíbula, relajar su rostro y continuar — ¿Sabes que? Voy a dejar que tu solito te des cuenta, solo espero que no sea muy tarde cuando abras los ojos y la hayas perdido, pero eso sí... fuiste tan duro con ella y no te diste cuenta del dolor que le causaste, en serio Harry, tantos años conociéndola y no notaste esos ojos cristalinos... Tú siempre has sido su prioridad, su meta ha sido nunca decepcionarte y hoy, con esas palabras le diste a entender que lo estabas, no dudo que ahora mismo este en un baño llorando. —

— La única diferencia sería que esta vez no fue por culpa mía como en Hogwarts ... — añadió el pelirrojo dejando a su mejor amigo boquiabierto.

Harry estaba incrédulo con las palabras de su mejor amigo, decidió no seguir discutiendo, su amigo tenía un punto, había herido a Hermione sin quererlo, por lo que decidió que se disculparía con ella.

— Harry, en serio discúlpate antes de que sea tarde y ella se aleje, o sufra más. Si eso pasa, no solo será ella quien esté destrozada, tú también lo estarás. — exigió el pelirrojo y en vista de que Harry no le contestaría, salió de su despacho azotando la puerta.

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora