Siempre fuiste tú

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Hermione había entrado apresurada en la oficina de Harry, pues al Ron haberle dicho lo que había pasado y que él estaba de regreso en su oficina, ella no pensó dos veces y salió disparada.

Al entrar en la oficina, Harry estaba de espaldas a su escritorio, hasta que escuchó la puerta abrirse y se volteó para ver a su mejor amiga, con una expresión de enojo y preocupación a la vez en su rostro, lo que lo hizo llevar sus manos a la cara, sintiéndose avergonzado, pues además sabía que estaba a punto de recibir una reprimenda.

— ¡Harry James Potter! ¡Eres un grandísimo idiota!, — reclamaba ella, mientras sollozando se acercó a él y empezó a golpearlo con sus pequeños puños.

— ¡Hermione! ¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién? — exclamó Harry sabiendo ya la respuesta e intimidado por la reacción de su amiga.

— Ron... me lo encontré, me contó que fuiste atacado, ¿Por qué no mandaste un patronus? — le dijo Hermione mirándolo con una mezcla de furia y preocupación.

''Lo sabía, Ron abrió la boca'' pensó Harry confirmando su sospecha un poco molesto, ya vería como reclamarle después.

— Hermione estoy bien... — dijo el ojiverde tratando de calmarla.

— ¡Dios! Estaba preocupada, pensé que estabas grave. — terminó de decir sollozando la castañal, mientras lo revisaba de cabo a rabo en busca de heridas graves, pero solo logró ver unos cuantos rasguños, asegurándose de que estaba bien.

Se abrazaron por un largo momento, en el que ninguno supo cuanto tiempo pasó.

Harry había correspondido a su abrazo. Sintió que pasaron varios segundos, aunque en realidad no estaba consciente de cuánto tiempo duró ese abrazo, lo que si sabía era que los abrazos de Hermione, siempre le habían gustado. Lo hacían sentirse querido, amado.

Se separaron lentamente, hasta que quedaron frente a frente y mirándose fijamente a los ojos por unos segundos que parecieron horas, en los que Harry pudo detectar un brillo en los ojos miel de Hermione.

La castaña sin poder evitar el impulso que su preocupación le causaba, tomó su rostro con ambas manos y lo besó en los labios.

Segundos después de que Harry vio el brillo en los ojos de ella, sintió las manos de la castaña acariciar su rostro y seguidamente sintió sus labios sobre los de él. Lo había tomado desprevenido, sus ojos se abrieron como platos por la sorpresa, pero al sentir sus cálidos labios cerró sus ojos y empezó a corresponder el beso. La tomó por la cintura, sintiendo como ella rodeaba su cuello con sus brazos y luego deslizaba los dedos de sus manos, por su negro cabello rebelde.

No pasó mucho tiempo, cuando a ambos los recorrió por todo su cuerpo, una onda de electricidad, que hizo a sus corazones acelerarse y latir al compás del otro, frenéticamente.

El suave beso se convirtió rápidamente en un beso lleno de pasión, haciéndose demandante cada vez más y prolongándose cada segundo, llevando a Harry, a tener una especie de flashbacks en su cabeza.

"¡Caracoles hervidos! ¡Eres Harry Potter! He leído mucho sobre ti"

Una pequeña niña de pelo alborotado y castaño se coló en su cabeza, saliendo de la sombra de sus recuerdos.

Sus pequeñas y coloradas mejillas. Sus grandes y tiernos ojos café. Su aguda voz...

La Hermione de once años estaba parada frente a él de nuevo...

Pero por alguna razón, iba cambiando muy deprisa.

Al principio le costó entender que estaba viéndola crecer a una velocidad alarmante...

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora