Impegno

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Meses después del incidente en el que se había creído que Harry estaba muerto, Harry decidió que tenía que proponerle a Hermione lo más pronto posible. Había preparado una cena romántica en su apartamento. Había agregado velas flotantes y un poco de música suave.

Esto era sin duda una de las únicas cosas buenas que había logrado aprender con los Dursley. Sabía cocinar y lo hacía bastante bien.

Al terminar de cenar, ambos lavaron los trastes mágicamente y se quedaron platicando, apoyados de espaldas en la barra de la cocina, compartiendo algunos recuerdos y risas, aún rodeados por el romántico ambiente.

— Oye, ¿Te imaginas cuando estemos casados y andemos corriendo detrás de los niños por toda la casa? — preguntó Harry, tentativamente divertido.

Al escuchar esto, Hermione volteó inmediatamente su rostro y lo miró con expresión anhelante.

Harry se quedó mirándola y esperando su respuesta, mientras miraba su expresión anhelante en sus ojos, junto con un brillo dentro de ellos, lo cual lo ánimo a hacerle la pregunta directamente.

— ¿Te casarías conmigo, Hermione? — preguntó Harry, observando cómo ella pasaba de abrir su boca con sorpresa, a una enorme sonrisa que dio paso a un par de lágrimas de felicidad.

— ¡Si, Harry! ¡Si! ¡Me casaré contigo! — dijo ella radiante, colocó su mano detrás de su cabeza y lo atrajo hacia ella lentamente, capturando sus labios en un tierno, lento y suave beso.

Al separarse, Harry metió la mano en su bolsillo y sacó la cajita con el anillo, lo tomó y lo deslizó en el dedo de Hermione, y ella inmediatamente se abalanzó sobre él, en un largo abrazo que él correspondió y volvieron a besarse. Despegaron un poco sus labios y ambos sonrieron en medio de sus besos, sin embargo, Hermione notó que Harry había estado algo nervioso.

— ¿Estabas nervioso? — preguntó ella, tomando con su mano la barbilla del ojiverde para levantar su rostro y que la mirara a los ojos.

— Es aterrador lo que ocurre cuando estas nervioso por esto y piensas en que puedes recibir un no por respuesta — respondió Harry, un poco sonrojado.

Hermione sonrió con ternura y acarició su mejilla.

— Podría haber tenido muchos pretendientes y que cada uno de ellos me pidiera matrimonio, pero no hay posibilidad en el mundo de que recibieran un si de mi parte. El único hombre que tendría el sí asegurado, serías tú Harry Potter. Nunca vuelvas a pensar lo contrario — Hermione aseguró, con una sonrisa en su rostro.

Harry miró a su ahora prometida con sus ojos llorosos y al instante sintió las lágrimas corriendo por sus mejillas, y los delicados dedos de Hermione limpiándolas con suavidad. La atrajo a un abrazo y la besó.

— Hermione, te prometo que compensaré todas las veces que te hice sufrir y te haré olvidar todos lo malos recuerdos que tuviste con Ethan. Quiero hacer esto bien contigo, por que eres tú y por que te mereces eso y mucho más, te mereces el universo entero — Le dijo Harry, al separarse y acariciando su mejilla y deleitándose con la sonrisa que tenía su prometida.

— Te conseguiré una llave a mi bóveda en Gringotts — continuó él, haciendo que Hermione se quedara boquiabierta y confundida.

— Harry, agradezco esto, sin embargo, quiero que recuerdes que me voy a casar contigo, no con el salvador del mundo mágico — Aclaró Hermione, acariciando su mejilla y depositando un suave beso en sus labios.

— Ya ves ¿Por qué te mereces el universo? Que alguien me ame por ser solo Harry, es todo lo que siempre he deseado — declaró él, con sus ojos fijos en los de ella — eres la única que puede ver debajo de la máscara de la fama del elegido y el niño que vivió. Eres el mundo entero para mí, tú eres mi mundo, Mione.

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora