Deseo y corazón

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La noche estaba envuelta en una espesa oscuridad cuando Harry y su equipo de aurores se adentraron en el antiguo bosque donde se rumoreaba que los mortífagos se ocultaban. La misión era clara, recuperar el artefacto que combinaba las tres reliquias de la muerte.

El bosque parecía susurrar secretos oscuros mientras avanzaban con sigilo, hojas secas crujían bajo sus pies. Los árboles parecían cobrar vida, sus ramas crujían y susurros ininteligibles se mezclaban con el viento. El misterioso artefacto debía estar cerca.

De repente, la oscuridad se quebró con una llamarada verde cuando un grupo de mortífagos emergió de entre los árboles. El choque de hechizos llenó el aire mientras los aurores y los mortífagos se enfrentaban en batalla. Harry esquivó maldiciones y contrarrestó con hechizos poderosos mientras avanzaba hacia el líder.

— ¡¿Dónde está el artefacto?! — gritó Harry, su voz cargada de determinación.

El mortífago solo sonrió siniestramente y se lanzó a un ataque despiadado. Una bola de fuego verde salió disparada hacia Harry, pero él logró esquivarla en el último momento y contraatacó con un conjuro y lo desarmó.

Harry se acercó a él en un ataque de ira y rápidamente lo ató dejándolo indefenso.

Atado y completamente indefenso, mantenía los labios sellados, desafiante ante las preguntas de Harry. Este último, sintiendo la desesperación de la situación y la falta de cooperación del prisionero, levantó su varita con agresividad, canalizando su magia con una intensidad que hacía temblar a cualquiera.

Sin previo aviso, Harry lanzó un hechizo devastador hacia el hombre. El impacto fue brutal; el mortífago gritó de dolor mientras la magia de Harry lo atravesaba. Las llamas moradas de su maldición se encontraron con la magia protectora de Harry, creando una explosión de luz y energía que iluminó el bosque.

— ¡¿Dónde está el artefacto?! — rugió Harry de nuevo, su voz llena de furia mientras seguía lanzando hechizos poderosos que hacían que el prisionero se retorciera y gimiera en agonía.

El mortífago sabía que ya no podía mantener su secreto. Harry, con mano firme y enojado por la falta de cooperación, sacó una pequeña botella de veritaserum y lo obligó a tragarla.

— ¡Habla, no te resistas o el suero de la verdad te hará sufrir aún más! — advirtió cuando notó que opuso resistencia a la poción ya en su boca.

El hombre, incapaz de resistirse al poder del veritaserum, comenzó a revelar la ubicación del artefacto. Sus palabras eran arrastradas por la fuerza incontrolable de la verdad, y su rostro se retorcía de dolor mientras hablaba.

— Está... bajo tierra... cerca... aquí mismo — tartamudeó, sus palabras eran una mezcla de confesión y sufrimiento. Harry y su equipo comprendieron de inmediato y se apresuraron a buscar el artefacto en el lugar indicado.

El bosque estaba sumido en una oscuridad profunda cuando el equipo de aurores, liderado por Ron Weasley, se dispuso a buscar el artefacto mágico bajo tierra. La luna apenas iluminaba a través de las densas copas de los árboles, creando un ambiente misterioso y lleno de suspenso.

Ron, con la varita en la mano, guiaba al equipo hacia el lugar donde el mortífago había revelado que el artefacto se encontraba enterrado. Cada paso que daban resonaba en el silencio del bosque, y las hojas crujían bajo sus botas mientras se adentraban en la maleza.

Había una mezcla de ansiedad y determinación en el aire. El artefacto que estaban buscando era increíblemente poderoso. Los aurores sabían que debían encontrarlo antes de que los seguidores de Voldemort lo recuperaran.

Ron se detuvo en un claro del bosque y examinó el suelo con atención. Luego, con un gesto decidido, comenzó a conjurar un hechizo de detección que haría que cualquier objeto mágico bajo tierra brillara. Un suave resplandor dorado comenzó a aparecer en el suelo, dibujando una pista que los llevaría directamente al artefacto.

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora