— Supongo que regresarás pronto — dijo el chico que se encontraba a su lado a modo de pregunta, estaba recostado en la cama donde Hermione tenía esparcidas todas las pertenencias que llevaría consigo para el viaje.
Aún distraída, empacando sus cosas y asegurándose que todo estuviera dentro de su pequeña bolsa, Hermione respondió lejanamente.
— En cuatro meses máximo— Contestó aún distraída, sin prestar mucha atención a su respuesta, pues estaba concentrada, tratando de asegurarse de no olvidar nada de importancia. Ya estaba metiendo los últimos artículos en su pequeño bolso, el hechizo extensible que tenía lo hacía sumamente práctico.
— Pero me enviaras lechuzas ¿Cierto? — preguntó el chico, su cabello color ocre, algo largo cubriendo parcialmente la cara. Al principio a Hermione eso le había parecido algo atractivo en él, pero era algo molesto ese movimiento repetitivo de su mano para apartarlo de sus ojos.
— Cuando tenga tiempo — aclaró Hermione rodando los ojos al darse cuenta que le faltaba el pequeño frasco de díctamo que siempre cargaba con ella, era algo que llevaba más por precaución que por necesidad, pero estar preparada era algo que ella llevaba desde la guerra y que la hacía sentirse segura. Así que dejó su maleta y bajó las escaleras hasta su pequeño laboratorio.
Fue fácil saber dónde estaba, cualquier otra persona se habría confundido entre tantas botellitas, todas parecían idénticas unas de otras y con tanto trabajo que conlleva preparar un viaje, Hermione no había tenido tiempo de etiquetar apropiadamente los viales que contenían las pociones que llenaban la pared de su improvisado laboratorio en el estudio. Afortunadamente para ella era sumamente sencillo reconocer el contenido de cada uno de los viales con una simple mirada. Después de derrotar a Voldemort y de todo lo que había pasado durante sus meses como fugitiva se dio cuenta de la inmensa cantidad de conocimientos que le faltaba por adquirir, razón por la cual se acercó al profesor Slughorn y había estudiado algunos cursos extra de pociones con el viejo maestro, sin mencionar el provecho que sacó del viejo libro del príncipe Mestizo.
Una vez que tuvo el frasco de díctamo regresó sobre sus pasos hasta donde estaba su pequeño bolso y su novio. Pero en el cuarto ya solo se encontraban su pertenencias, no había rastro de Ethan por ninguna parte.
En momentos como estos Hermione se preguntaba qué hacía compartiendo su vida con un sujeto como aquel, apenas tenían unos cuantos meses juntos, pero Hermione no sentía que fuese a funcionar lo que sea que fuese que había entre los dos, si bien Hermione lo encontraba físicamente atractivo, la atracción no iba más allá de eso. No había sentimientos de por medio, por lo menos no de su parte.
Volvió a mirar a su alrededor para asegurarse una última vez que no dejaba nada que fuese a necesitar en Alemania, iba a estar allá por asuntos del ministerio. Si bien el reinado de terror de Voldemort había terminado hacía años y ella y los que amaba habían podido vivir en relativa calma desde que Harry había logrado matar a ese maníaco cara de serpiente, lo que él y sus seguidores hicieron durante décadas dejó remanentes en toda la comunidad mágica en Europa y ahora era trabajo de los sobrevivientes arreglar los desastres que el paso del señor tenebroso había dejado.
De pronto su mirada fue atrapada por un rincón en particular de su habitación, donde habían cientos de cosas, ordenadas perfectamente. Claro que la mayoría de estos objetos eran libros, no sería su habitación de no ser así, pero también tenía muchas fotografías. Eran imágenes de ella misma, las cuales su madre había decidido colocar allí con mucho cariño, de su familia, de viajes que había hecho, algunas de Hogwarts y con sus compañeros.
Recordaba con mucho cariño como después de la guerra, con ayuda de Harry y Ron, habían logrado devolverle los recuerdos a sus padres y ellos habían decidido regresar a su casa en Londres. Se había sentido tan feliz al encontrarlos bien y haber sido capaz de regresarles la memoria. Al principio se molestaron un poco, pero Harry la defendió y les dio las gracias por haber criado una hija tan valiente y con tan buenos valores, gracias a la cual él y mucha gente había sobrevivido. Sus padres conmovidos la abrazaron con fuerza, dando gracias a cualquier fuerza superior que Hermione también lo había logrado.
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Nadie más que tú
أدب الهواةHarry Potter y sus personajes son propiedad de J.K Rowling. Hago esto solo por entretenimiento y solo soy dueña de los personajes inventados. El mayor secreto de Hermione es revelado por su ahora ex novio, Ethan Smith. Solo Ron y sus padres conocían...