La veela

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Harry y Hermione tenían aproximadamente cinco meses de ser pareja, pero eso no significaba que no existieran los celos.

Una mañana en que Hermione se dirigía a la oficina de entrenamiento de aurores, para saludar y darle los buenos días a Harry, cuando llegó a la oficina y abrió la puerta, se encontró con una escena que le partió el corazón. Una de las nuevas aprendices que al parecer era una veela, por que había notado que la mayoría de personal masculino en el ministerio, babeaban por ella. Por supuesto que no había visto a Harry babear por ella, pero cuando vio lo que tenía frente a ella, no pudo evitar pensar en que si se sintió atraído por los encantos de la veela y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Amelie Leclerc, una hermosa veela francesa de mediana estatura, se había pintado el cabello café oscuro, sin modificar sus ondas y brillantes ojos azules. Y por supuesto, algo que los hombres le miraban fascinados, eran sus sensuales curvas y su hermoso cuerpo perfecto, algo que sacaba a flote la inseguridad de muchas mujeres, incluyendo a Hermione.

Esta chica, se sabía por todo el ministerio, que tenía cierto interés en el elegido como la mayoría de mujeres en el mundo mágico.

Decidida a obtener al auror, entró a la sala de entrenamiento bastante temprano, pues sabía que el azabache llegaba con bastante anticipación para prepararse para la clase.

Harry se sorprendió al verla llegar muy temprano, la saludó cortésmente mientras le preguntaba que hacía tan temprano.

— Quiero entrenar más, quiero ser la mejor, y para esto creo que debo tener más entrenamiento — dijo con seguridad la Veela.

Harry asintió mientras se hacía a un lado, para darle espacio a entrenar, pero Amelie tenía otros planes.

— ¿Eh? ¿Podría entrenar con usted? Eh practicado un nuevo movimiento de defensa muggle, pero no se si sea seguro practicarlo con alguno de mis compañeros, ¿Me ayudaría? — preguntó Amelie fingiendo inocencia.

Harry iba a negar cuando la chica se le acercó con rapidez y le atacó lanzando un golpe a su lado derecho.

El azabache reaccionó rápidamente y logró esquivar el golpe mientras colocaba su cuerpo en modo de defensa.

Amelie separó su piernas y las flexionó preparándose para su planeada jugada y sin previo aviso, la veela se deslizó como si fuera a atacar las piernas de Harry, cuando lo que hizo fue engancharlo y derribarlo.

El ojiverde cayó de espaldas, colocó sus manso en su nuca protegiendo aquella zona, cosa que aprovechó la aprendiz para colocarse encima de él y con una velocidad impresionante le plantó un beso.

En ese preciso momento, Hermione aparecía por la puerta, viendo aquel beso que no tenía nada de inocente. Harry sorprendido llevó sus manos a la cintura de la veela para apartarla de él.

La castaña emitió un gemido de dolor que llegó hasta los oídos de él azabache, quien al darse cuenta de que ella estaba allí y que seguramente había mal interpretado lo sucedido, se levantó con brusquedad, haciendo que la aprendiz se quitara, y sin pensarlo salió disparado detrás de ella cuando la vio salir corriendo.

Sabía que Hermione le llevaba varios metros de ventaja, porque al salir no pudo distinguir hacia donde había corrido, por lo que siguió entre caminando y trotando para buscarla.

''Necesitaba explicarle lo que había pasado. Esto no podía estar pasando".

Había llegado a la oficina de Hermione, pero ella no estaba ahí, entonces se dirigió donde Ron, pero para su mala suerte, ella no fue hacia él''.

Su amigo pelirrojo muy preocupado le preguntó que había sucedido, por lo que se tuvo que tomar unos minutos para explicarle.

— Fue un error, un malentendido. Amelie llegó temprano y quiso entrenar al estilo muggle... me estaba defendiendo cuando me hizo una llave y terminé en el suelo y en un parpadeo ella estaba encima de mi — explicaba Harry con desesperación en su voz, haciendo que Ron abriera sus ojos incrédulo a lo que oía, pero animó a su amigo a que continuara.

Nadie más que túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora