Incógnito | Zhongli X Tartaglia/Childe (+18)

Capítulo X: Viaje de negocios

Los amplios ventanales filtraban la luz del sol, iluminando sutilmente aquella habitación, siendo opacadas por las celestes cortinas. Dicho lugar constaba de una mesa metálica con detalles de madera junto a un juego de dos sillas del mismo material, una amplia cama con sabanas azul marino y un pequeño pasillo con que dirigía a la puerta de salida y al baño. Las paredes blancas con algunos cuadros y una televisión en el centro. El consultor se preguntaba si había forma que sus compañeros de oficina se enterarán de su habitación compartida. Pero ese no era el punto.

Zhongli se encontraba sentado en medio de la habitación, revisando unos papeles para la próxima reunión. Decir que estaba nervioso era poco. Sabía la importancia de la conferencia, del tratado que se debía de pactar. Era importante para su reputación, para la empresa y para Ajax. Había chequedo la misma hoja unas treinta veces, quería asegurarse de que cada palabra sea la correcta. Había hecho los cálculos pertinentes y revisó los resultados, debía de estar bien. Había preparado una presentación para la conferencia que iba a dar ese mismo día. Honestamente no tenía idea de lo que hacía o que pasaba en su entorno. Sus nervios lo traían loco, al borde de la locura. Sin embargo, se debía presentar formal. Childe se dio cuenta de su nervioso estado.

— Profesor, debe de relajarse. Saldrá todo más que bien —afirmó el pelirrojo—. Tenemos todo bajo control. La presentación y el discurso fueron revisados múltiple veces. Sólo falta que te calmes.

Zhongli tomó una bocanada de aire y respiró profundo. Contó mentalmente hasta tres y dejó salir el aire de sus pulmones. Tomó el vaso de agua que se encontraba en la mesa y lo bebió lentamente.

Iba a salir bien, lo iba a dar todo. Necesitaba confiar en si mismo. Era una persona capaz, debía confiar en sus habilidades.

— Ya es hora —mencionó el supervisor. Debían de asistir a la reunión. Sin más salieron de la habitación, llevándose consigo todos los papeles.

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La sala de reuniones era una habitación amplia de paredes blancas y gran mesón de madera con doce sillas, cinco de cada lado y una en cada punta. Los ventanales mostraban la inmensidad de la ciudad de Monstand. Algunas plantas decoraban el entorno formal.

Nunca antes había estado en Monstand, a pesar de haber sido invitado múltiples veces por su amigo Venti. Su amistad había comenzado hace años, cuando se encontraron en un bar en el corazón de Liyue. A pesar de encontrarlo un poco molesto a veces, Venti era una persona de fiar y un gran compañero. Cada vez que visitaba su nación se encontraban a compartir una copa. Tal vez debería haberle avisado su visita. Aún estaba a tiempo. Tal vez después de la reunión le mandaría un mensaje.

Las sillas aún vacías le ponían un poco ansioso. Habían llegado antes del horario pactado, a pesar de haber pensado lo contrario. Se encontraba a la derecha de Ajax, sentados en la punta izquierda, alejados de la puerta se entrada. Su jefe solo había solicitado su compañía, ningún otro empleado había sido citado a esa reunión, menos a este viaje de negocios. Tal vez se hubiera sentido más cómodo con compañeros que se enfoquen en distintas áreas, en distintas tareas y no haya cargado con el peso de la responsabilidad de cada una de las labores necesarias. Tal vez, traer a sus colegas le hubiera representado una molestia, no solo en la disputa de la realización, de cómo hacer cada tarea; también en su contrato con el demasiado afectivo supervisor. Solo el destino sabe lo que hubiera ocurrido. Son meras especulaciones, escenarios ficticios de lo que podría ser.

De pronto la puerta se abrió de golpe. Una mujer alta rubia de orbes azules entró acompañada de dos personas. Otra mujer de cabellos rubio ceniza junto a un chico de baja estatura y cabellos negros dispuestos en dos trenzas.