Incógnito | Zhongli X Tartaglia/Childe (+18)

Epílogo

Meses habían pasado desde que habían decido entablar una relación. Habían reforzado su vínculo y, se podría decir, que se habían enamorado aún más. Habían aprendido facetas del otro y se habían relacionado más íntimamente que carnalmente. Se podría decir que eran felices.

Entonces... ¿Por qué se sentía insastifecho?

Zhongli lo apreciaba, de eso no había duda pero ¿lo amaba tanto como él lo amaba?

Había expresado anteriormente que sus sentimientos hacia sí eran desconocidos. ¿Seguían siendo así o ya había aclarado su mente?

Su mar de dudas solo se vieron crecer cuando ella despertó.

Había sido una gran noticia, recuerda a Zhongli, cómo éste parecía haber vuelto en sí. Su felicidad era infinita. Cómo se alegró, fue tan feliz que dudaba haberlo visto así antes. Nisiquuera con él estuvo así de feliz.

Su relación, ¿le transmitía felicidad a Zhongli? Su ahora pareja, ¿era realmente feliz con él o solo le daba pena? ¿Había sido un reemplazo temporal? ¿Había sido usado nuevamente?

Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla. Le oprimía el pecho darse cuenta que su relación era una farsa, un mero reemplazo. Sus costillas hacían su pecho pequeño, crujir. Se sentía diminuto en la situación, desamparado. ¿Cómo miraría a Zhongli luego de esta revelación?

Le había prometido estar para él, sin importar lo que pase. ¿Cómo cumpliría esa promesa si con cada realización su corazón se quebraba más y más?

Un sollozo escapó de sus labios.

Recuerda aquella noche en la que le rogó ser amado, que fingiera su amor si era necesario pero que le dé afecto, porque era lo que más necesitaba. Ahora lo había obtenido, le daba afecto pero ¿era real? Se suponía que no le importaría que Zhongli fingiera amarlo, después de todo era lo que le había rogado. ¿Entonces por qué dolía?

Se abrazó a sí mismo con la esperanza de encontrar algún confort. Sus lágrimas manchaban su pantalón como la lluvia manchaba la acera. Quería y deseaba un final feliz, que sabía internamente que no obtendría.

Lloró aún más fuerte, la tristeza lo invadió. ¿No se merecía ser feliz acaso?

Ella había vuelto para incrementar sus ya planteadas inseguridades. ¿Cómo iba a competir cuando los ojos de Zhongli brillaban cual el amanecer al hablar de ella?

Celos. Estaba muerto de celos.

Hoy la iría a verla por primera vez, se iban a conocer. Zhongli le había insistido desde el día uno, pero prefirió atrasar lo máximo posible. Quería evitar incomodidades. Sin embargo, la insistencia del castaño había dado con ceder ante su petición.

Se limpió la lágrimas e intentó prepararse mentalmente para lo que vendría.

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Siempre los hospitales le habían generado malestar. El aire que transmitía le ponía los pelos de punta. Tal vez era su asociación de de los hospitales con la muerte o sus enfermos. Era una cepa de enfermedad lo que le venía a la mente cada vez que pensaba en este sitio. Sin embargo, la felicidad de Zhongli estaba en este sitio moribundo.

Como de costumbre, ante lo nuevo y desconocido, estaba nervioso. No quería llorar, no iba a llorar. Se negaba a hacerlo. Se iba a mantener firme. Zhongli pareció notar su estado y le tomó de la mano, dándole un apretón. Quería transmitirle seguridad.

Lo último que deseaba era que su amante notara su malestar. No quería que sepa de sus inseguridades.

Estaban frente a la puerta que separaba al antiguo amor de Zhongli de él. Esto era una pésima idea.