6 |El trabajo

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Sue

Di un respingo en cuanto vibró mi celular.

Ofelia: ¿Lista para hacer el trabajo?

Miré la hora y solo faltaban unos minutos para juntarnos.

¡Me había quedado dormida!

Y, agh, odiaba ser impuntual.

Mike se ve que sintió mi respingo, porque se despertó.

—Sue, ¿qué...?

—Tengo que hacer un trabajo con unos chicos de mi clase de Literatura —hice un ademán de levantarme, pero Mike me agarró del brazo y me jaló hacia él.

—No te vayas —dijo, con voz ronca.

—Tengo que ir.

Me dio un corto beso en los labios y cuando me iba a jalar más hacia él, lo detuve.

—¡Mike, ya! —dije, entre risas.

—Bueno, pero luego tú no te me escapas, ¿de acuerdo? Tengo un asunto pendiente contigo. Y en tu cama, por si no te quedó claro.

—De acuerdo... Pero no sé si en mi cama...

—O en cualquier cama. Puede ser arriba de una mesa, si quieres. No me importa.

—De acuerdo —repetí, entre risas.

Le di un beso corto en los labios y me dirigí a casa de Adrik para hacer el trabajo.

En cuanto llegué la primera impresión que tuve era que el hogar de Adrik era demasiado grande. Bueno, gigantesco, para ser más específica.

Toqué el timbre y, para mi sorpresa, me recibió un chico pelinegro que nunca había visto antes.

—¡Hola! ¿Tú eres...?

—Sue.

—¡Sue! !Sí, por supuesto! La chica que pusieron como primera en la lista de las novias Cash —rodé los ojos.

Maldita lista.

—¿Qué pasa aquí, Aleix? —preguntó un chico, detrás del que me recibió.

—¡Owen! Mira quién está aquí. La primera de la lista.

—Oh.

El chico me miró de arriba abajo.

—Mucho gusto —se dirigió hacia Aleix—, ¿nos vamos?

—Claro —le sonrió y luego se dirigió hacia mí—. Sue, Adrik está en su habitación, por cualquier cosa.

—Gracias.

Los dos chicos se fueron y me quedé sola con mis pensamientos, así que abrí la puerta y me adentré en la mansión.

Y gran mansión era.

Me senté en el sofá de la sala de estar y esperé por unos minutos, pero nadie aparecía.

Así que decidí subir a su habitación.

Subí las escaleras y me paré enfrente de la habitación de Adrik. Supe que era esa porque tenía unas calcomanías de libros conocidos.

Toqué la puerta varias veces, pero nadie contestó.
Miré la hora y ya había pasado más de 30 minutos.

Así que entré.

Si la casa era un mundo, su habitación también.
Había una estantería con un montón de libros, la cama estaba tendida a la perfección y había una foto con una chica de pelo largo. Él la estaba abrazando y estaba... sonriendo.

Solo es un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora