29| Por mí

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Sue

Inmediatamente después de escuchar las palabras de Ismael, le envié un mensaje a Mike para que me viniera a recoger de la universidad, quien llegó más rápido de lo esperado.

Necesitaba ir a mi casa y terminar de unir las piezas.

El viaje resultó ser más corto de lo esperado en comparación a la ida y, en cuanto llegué, me fui directamente a mi computadora y comencé a escribir absolutamente todo.

Sobre todo ese acertijo: Persona. Origen. Habla. Mes.

Y me di cuenta. Todo concordaba con lo que me había dicho esa carta.

No pude terminar mis pensamientos porque en cuanto miré la fecha en mi computadora, allí estaba esta fecha: 12 de diciembre.

Y pasó todo muy rápido. Yo me aparté de la computadora cuando escuché por la televisión que el multimillonario Adrik Cash había salido para arreglar unos asuntos legales para ir a verlo y antes de salir por la puerta que ya estaba abierta, Mike me dio un beso en la mejilla de despedida y, en ese momento, Adrik Cash estaba parado frente a mi puerta con un papel entre manos que parecía ser una carta. Y antes de poder decir algo, él dejó la carta en la encimera de mi cocina y se fue sin decir palabra.

Mierda. Mierda. Mierda.

Tenía que avisarle lo que había descubierto.

Sin decirle palabra a Mike que se quedó boquiabierto en su lugar, comencé a correr detrás de Adrik quien parecía muy decidido en ir a un lugar.

Yo comencé a decir su nombre a gritos, pero él solo se detuvo cuando llegó al lugar que parecía que todo este tiempo había querido llegar.

—¡Adrik! —yo me acerqué hacia él—. ¡Adrik!

—Vete Sue, es peligroso que estés aquí.

En cuanto lo tuve en frente mi corazón comenzó a acelerarse rápidamente. No importaba por cuánto tiempo no viera a este chico. Él siempre era más guapo que cualquier hombre promedio.

Cuando se desordenó el pelo pude ver que las venas de sus brazos eran mucho más notorias que antes y el humo que salió de sus labios me hizo observar su boca que, como siempre, estaba con esa tonalidad roja que hacía parecer que los tuviera hinchados.

—Tú no entiendes, Adrik.

—¡No! La que no entiende eres tú, Sue. ¿Acaso no ves que ya todo está jodido? ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Qué...?

—Perdón por no amarte lo suficiente, Adrik —solté de pronto—. Quiero que sepas que lamento absolutamente todo. El juego, los secretos que quise averiguar por todo ese misterio que necesitaba tener en mi vida y... todo. Desde que te vi supe que eras el clase de chico que me sacaría de mi zona de confort y me aferré a eso. Yo... me aferré a ese misterio porque lo necesitaba. Y sabía que estar contigo era algo prohibido porque podría llegar a sacar lo peor de mí. Solo... lo siento, ¿está bien? ¿Puedes perdonarme?

Él se quedó en silencio al escuchar mis palabras. Soltó el humo de su cigarro y frunció los labios.

—No, Sue —guardó silencio por un momento—. Yo debería pedirte perdón a ti.

—¿Y eso por qué?

Él me miro fijamente a los ojos y por primera vez, pude descifrar su mirada.

Me miraba con amor.

—Por amarte tanto.

Yo negué con la cabeza.

—Adrik...

—Vete, Sue.

—No, debes escucharme.

—¿Qué?

Yo me relamí los labios.

—Adrik, nada es lo que parece y nada es lo que piensas.

—¿De qué hablas?

—Todo fue una trampa, ¿de acuerdo? He estado investigando y Ofelia no tiene una hermana. Nunca la tuvo.

—¿Pero qué...?

—Según los archivos de la universidad, no existe nadie con su mismo apellido. Ella quedó tan herida por su rompimiento que quiso estar contigo a la fuerza. Todo este tiempo nos quiso hacer creer que tenía una hermana gemela cuando era ella la que ha estado contigo todo este tiempo. Pero eso no es todo.

—¿Qué? ¿Hay más?

Yo asentí.

—Cuando fui a tu mansión me dieron un código para entrar a tu club secreto. Al principio cuando me dijiste que no fuiste tú, no te creí, pero luego cuando me contaste la historia de tu prima supe que solo había una persona que tendría acceso a entrar a tu mansión sin consultar antes.

—Sue...

—Los anónimos que me llegaron no solo los enviaste tú, Adrik. Ofelia, Jaime y Melanny estuvieron detrás de esto todo este tiempo. Solo querían tomar venganza porque no las amaste como debiste, Adrik y ahora... debes salir de aquí.

—¿Qué? ¿Por qué?

Yo negué con la cabeza.

—Porque estoy segura de que los que te citaron aquí, en esta calle desierta, no son los hombres que trabajan para ti. No hoy un 12 de diciembre donde alguien supuestamente quiere hablar contigo. Debes irte de aquí y...

Él negó con la cabeza cuando comenzó a caminar hasta la calle y, en un ademán de detenerlo, fui corriendo detrás de él. Comencé a forcejear contra él, pensando en que todo podría pasar con los minutos pasando.

—¡Suéltame, Sue!

En el forcejeo que ambos teníamos, de pronto escuchamos un ruido que parecía de un coche y, antes de darme cuenta, había visto toda mi vida pasando por mis ojos. Pero no sin antes de sentir un empujón y ver a Adrik recibiendo el golpe por mí.

Y en cuanto pude darme cuenta, la venganza ya estaba hecha.

Porque Adrik una vez dijo que sería capaz de arruinarse millones de veces por mí.

Pero no sabía que sería capaz de arruinar su vida dándola por mí.

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Holiis!

¿Todo bien?

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*Se va lentamente*

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