9 |Segunda toma

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Sue

Luego de que el video se proyectó nuestros compañeros se fueron y solo quedamos Adrik, Ofelia y yo.

Adrik y yo estábamos sentados uno al lado del otro y yo no podía dejar de ponerme algo nerviosa cuando nuestros tobillos se rozaban.

¿Cómo era posible que causara tanto en mí con tan solo un roce?

Él expulsó el humo del cigarro y se pasó una mano por el pelo. Y hasta este punto yo solo me podía preguntar por qué la profesora no le decía que dejara de fumar y apagara el cigarro.

La profesora estaba sentada frente a nosotros cruzada de brazos, con cara molesta.

Y lo más extraño de todo es que su mirada iba hacia Adrik.

—Chicos, lo que hicieron está mal. No pueden exponer contenido tan... explícito en clase —la profesora se pasó una mano por la cara, como si estuviera frustrada—. Voy a tener que reprobarlos.

Y eso hizo que mis pensamientos recordaran lo que sucedió en la segunda toma.

La tensión que ambos sentíamos en ese momento era inexplicable.

En el video podía verse cómo Adrik se relamía los labios y me regalaba una sonrisa torcida y cómo me pasaba una mano por la mejilla, haciéndome temblar de pies a cabeza. La manera en la que me miraba con deseo y me agarraba de la cintura, acercándome tanto hacia él que podía sentir lo duro que estaba a través de la tela del pantalón por estar tan cerca de mí por segunda vez.

Y también recordé lo que me dijo.

Esas palabras que si uno las agarraba fuera de contexto harían enloquecer a cualquiera.

Y eso me pasó. Aunque jamás se lo diría.

¿Cómo esas palabras me llevaron a lo prohibido? ¿A hacer algo que jamás haría frente a una cámara?

No lo sabía. Pero era peligroso. Era atrevido.

Y a mí me encantaba eso.

La manera en la que ambos intercambiábamos miradas, nos tocábamos sutilmente por encima de la ropa y...

Nos besamos. Nos besamos tan apasionadamente como si la bendita cámara no estuviera allí.

La manera en la que me agarraba del pelo, la forma en la que hacía eso prohibido con sus...

Salí de mi ensimismamiento ni bien la profesora agarró el bolígrafo. Yo iba a reprochar pero Adrik puso su mano sobre su brazo, lo que hizo que ella se detuviera en seco y alzara la mirada.

—¿Qué ocurre, señor Cash?

—Yo no haría eso si fuera usted —él enarcó una ceja.

Yo sentía que temblaba por dentro mientras que Ofelia estaba muy tranquila en su asiento.

¿Soy la única que no entiende qué está sucediendo?

—Vayan afuera —nos dijo Adrik.

Yo salí junto con Ofelia y cerré la puerta detrás de mí, sintiéndome confundida y molesta.

¿Qué le estará diciendo Adrik a la profesora? ¿Por qué expuso el video cuando dije que no lo hiciera?

—No puedes creerlo, ¿verdad? —Ofelia me quitó de mi ensimismamiento.

Yo alcé la vista hacia ella y la noté con cara muy seria. Realmente desde que la conocí me había costado mucho trabajo descifrar sus expresiones faciales. Como si no quisiera que nadie supiera lo que pasa por su mente.

—No me interesa —me crucé de brazos sobre mi pecho—. Solo quiero saber si voy a reprobar o no.

—Bueno... tu lenguaje corporal no decía lo mismo allá adentro.

—Déjame en paz, Ofelia.

—Oh, claro que lo haré. Y no te molestes en esperar a que Adrik salga del salón.

—¿Por qué?

—Tardará más de lo que piensas, te lo aseguro. No es la primera vez que lo hace.

Y se fue, dejándome solo con una pregunta: «¿hacer qué?»

Desvié esos pensamientos de mi mente en cuanto llegue a la cafetería. Porque había un nuevo tema de conversación que al parecer era muy interesante.

Y el tema era el beso que nos dimos Adrik y yo en el video.

Y yo que vine a esta universidad pensando que pasaría desapercibida.

Qué incrédula fui.

Ni bien puse un pie en la cafetería, todos voltearon a verme.

Literalmente era el centro de atención.

Tragué grueso y, con una bandeja, me deslicé por la barra de la cafetería para pedir la comida.

Estaba esperando mi turno y...

—Oh, miren a quién tenemos aquí —volteé y me encontré con el chico molesto de mi clase de Literatura.

—Sí —contesté, con aburrimiento.

¿Todo este escándalo por un simple beso? ¿Era en serio o una broma pesada?

—Sabía que detrás de ese aspecto de calladita que te cargas hay alguien más salvaje.

Su sonrisa era despreciable y los chicos que estaban detrás de él no dejaban de reír.

—Déjame en paz.

—Es que quién te viera —rio—. Llegas como la nueva, te presentas y, ¿así sin más te besas con un Cash y sin ser la novia?

—Oye, ¿sabes algo? —sonreí—. Ya me estás cansando. ¿Y sabes lo que sucede cuando me enojo? —iba a replicar, pero me adelanté—: Suceden cosas malas.

—Ya quisieras...

Rodé los ojos porque su voz ya me estaba cansando y dirigí la bandeja de comida hacia su dirección, lo que hizo que se sobresaltara.

—La próxima vez ten cuidado. No seré tan amable.

—La que debería tener cuidado eres tú —se marchó.

Realmente no quería que nadie en esta universidad se meta conmigo.

Pero no podía dejar de preguntarme: ¿qué hay detrás de esta universidad? ¿Por qué todos aman a los Cash y a la vez todos tienen cuidado con ellos?

Y esa pregunta que no dejaba de carcomerme la cabeza, pero que jamás preguntaría.

Me relamí los labios y sonreí cuando vi que él me miraba apoyado en el marco de la puerta, sonriendo de lado.

Me miraba como si dijera: "juegas duro".

Y la verdad era que no tenía ni idea.

Y luego me senté en mi mesa como si nada hubiera pasado, mientras sentía sus ojos en mi espalda. Esa mirada que me provocaba esa intriga que jamás admitiría.

Porque no sabía quién era él, y eso me generaba misterio. Lo que... me gustaba.

—¿Sue? ¿En qué piensas? —Mary me hizo salir de mis pensamientos.

Y yo solo sonreí para mí misma.

Este año iba a ser muy interesante.

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Holaa, hasta aquí el noveno capítulo :)

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