27| La confesión

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Aquí pueden escuchar la canción "Iris" de Goo Goo Dolls.💗

Sue

Eran las 12:00 de la noche cuando me había enterado de que Adrik cumplió lo que me dijo por la televisión.

«Yo me arruinaría a mí mismo por ti un millón de pequeñas de veces».

Ahora mismo estaba lloviendo afuera, pero no me importó, porque realmente necesitaba hablar con la única persona que supo entenderme todo este tiempo. Con la que realmente me conocía.

Salí de mi casa lo más rápido que pude y comencé a correr hasta la casa de Mike y cuando había llegado, me sentía empapada porque no se me había ocurrido comprar un paraguas y mis lágrimas se mezclaban con la lluvia.

En cuanto toqué el timbre de su casa, no tardó en salir a recibirme. Se encontraba con su camiseta negra de siempre y su pelo despeinado que le quedaba tan bien.

—¿Sue? ¿Pero qué...?

—Te amo —solté sin más y con el corazón latiéndome a más no poder.

—Me habías dicho que no.

Me encogí de hombros y en el medio de la lluvia, busqué las palabras correctas.

—Ya no quiero hacerle más daño a nadie, Mike —tomé aire antes de continuar—: No quiero ni quise lastimar a nadie con mis acciones o mis palabras, pero por alguna razón todo se sigue yendo más a la mierda y... Creo que lo que trato de decir es que te dije que no te amaba porque pensé que de esa forma ya no querrías volver a verme. Pero me equivoqué. Me equivoqué porque viniste con películas y risas y amor. Y no quiero que te sientas la segunda opción nunca más en tu vida porque no lo eres. Eres la primera. Hoy y siempre serás la primera opción.

Él se quedó quieto como si procesara mis palabras con cautela. No le importaba que ahora mismo el cielo se estuviera cayendo o que su ropa se estuviera mojando.

Porque lo único que le importaba era yo.

—Sue...

—Puedes mandarme a la mierda si quieres —reí.

Él negó con la cabeza.

—¿Mandarte a la...? ¿De qué hablas?

—Yo...

No pude continuar la frase porque él se acercó hacia mí debajo de la lluvia, donde quedó su pelo empapado y toda su ropa por completo y, aún así, seguía sin importarle en lo más mínimo.

Él tomó mi rostro y puso su frente contra la mía que estaba fría por el viento y la lluvia. Y luego sonrió, colocando sus labios muy cerca de los míos.

—No sabes las veces que esperé este momento, Sue —rio—. No sabes las veces que he esperado que me dijeras que me amas.

—Siempre te he amado, Mike, es solo que... necesitaba conocer qué otras facetas de mí no conocía aún. Necesitaba... saber que no solo era una chica que quería encontrar el amor.

—¿De qué hablas? —sonrió—. Te lo he dicho una y te lo diré mil veces, agente Susie. Me gustas tal y como eres y estoy enamorado de ti. Siempre.

—¿Siempre?

—Siempre.

Yo iba a decir algo más, pero él, sin pensarlo dos veces, unió sus labios con los míos en un beso que me dejó desconcertada por completo.

La lluvia se seguía mezclando con mis lágrimas y, debajo de ella, lo único que podíamos escuchar era el sonido de nuestros corazones.

Fue un beso largo y profundo.

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