Después de haber desmantelado a las Fuerzas Especiales Ginyu, y haber configurado unas máquinas especiales para que Goku y a Raditz se recuperaran de las letales heridas que recibieron, la historia siguió un rumbo idéntico a la historia original. Con el destino de Namekusei en juego, el Gran Patriarca envió al joven namekuseijin Dende para que brindará la importante información a Krillin y Gohan sobre cómo invocar a Porunga, el Dragón de los Sueños.
Cuando Dende finalmente llegó a Krillin con el mensaje importante, le arrebataron las Esferas del Dragón a un dormido Vegeta y se alejaron de la nave de Freezer. Dende convocó a Porunga hablando el idioma namekuseijin. Mientras tanto, de vuelta en la nave de Freezer, Vegeta se despertó, sintiendo que se acercaba el nivel de poder de Freezer y vio que el dragón ya había sido convocado.
Gohan, Krillin y Dende se dispusieron a pedir su deseo, que era revivir a Piccolo, Yamcha, Ten Shinhan, y Chiaotzu. El dragón les informó que estaba limitado a tan solo poder resucitar una persona a la vez.
Con la ayuda de Kaiosama, Piccolo se comunicó telepáticamente con Gohan y le pidió que le devolviera la vida. Su razonamiento era que, si resucitaba, Kamisama regresaría a la vida y por consiguiente traería de vuelta las Esferas del Dragón de la Tierra, lo que permitiría a los demás también ser revividos con un deseo.
Piccolo sugirió que el segundo deseo fuera ser teletransportado a Namekusei, queriendo vengarse de Freezer por masacrar a su gente, pese a las protestas del Kaiosama. Gohan, Krillin y Dende estuvieron de acuerdo con esto y pidieron ambos deseos.
Vegeta llegó a la escena después de haberse pedido el segundo deseo. Dado que los dos primeros deseos ya habían sido utilizados, Vegeta quería quedarse con el último deseo de la inmortalidad para sí mismo. Justo cuando Dende le habló al Dragón, el Gran Patriarca falleció, y las Esferas del Dragón se convirtieron en piedra.
El deseo de Vegeta no fue concedido, pero peor aún, Freezer había llegado, extremadamente enojado por el hecho de que las Esferas del Dragón ya habían sido utilizadas.
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Piccolo había llegado por fin a Namekusei, y sintiendo el calor de la batalla, decidió ir directamente hacia donde sentía las enormes fuentes de ki. Fue así como se encontró con Nail, el guerrero namekuseijin que fue terriblemente destrozado por Freezer, en un último intento de proteger al moribundo Gran Patriarca. Este le informó sobre lo que estaba aconteciendo. También le sugirió que ambos hicieran la fusión namekuseijin, para de tal manera poder hacerle frente al malvado Freezer.
Al principio, Piccolo se mostró reacio, pero después de que Nail le asegurara que su personalidad no cambiaría al fusionarse, Piccolo decidió aceptar, aumentando enormemente su fuerza y velocidad.
Piccolo: "Increíble... ¡Este poder es realmente increíble! ¡A esto se le llama unión de cuerpos! ¡Nunca perderé! No importa que tan fuerte sea mi oponente... ¡Yo nunca perderé! ¡Tengo un poder extraordinario!"
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Vegeta y Freezer se enfrentaron, y Freezer decidió asegurarse de que su antiguo sirviente gritara en profundo sufrimiento, transformándose en su Segunda Forma. El gigantesco Freezer los dominó a todos, e incluso empaló a Krillin con uno de sus enormes cuernos para tirarlo a un lado. Esto hizo que Gohan se lanzara furioso contra el cruel emperador. Freezer tomó todas las ráfagas que le fueron arrojadas de frente, para luego dominar a Gohan. De no ser por las distracciones de Krillin, Gohan hubiese muerto.
En ese momento llegó Piccolo, confiado de poder derrotar a Freezer. El namekuseijin de la Tierra consiguió la ventaja en la pelea, ya que su aumento de poder gracias a la fusión, consiguió ponerlo ligeramente por encima de la Segunda Forma de Freezer. Pese a haber perdido terreno por unos momentos, Piccolo estaba totalmente convencido de que tenía a Freezer contra las cuerdas. Esto alegró a Gohan y a Krillin, pero Vegeta seguía algo escéptico, sin mencionar confundido. Piccolo fue asesinado por Nappa en la Tierra, y ahora podía hacerle frente a Freezer en su Segunda Forma. Y su escepticismo demostró estar justificado.
