-Capítulo 3-

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Todavía asustada, Artemis observó cómo después de dejarla del lado seguro del sendero, el muchacho que la había rescatado volvía para ocuparse de la enorme criatura, que al verlo se relajó. El pelirrojo le dio un pedazo de carne cruda, acarició su hocico y luego se volteó para ver a Artemis, quien todavía seguía en shock.

-¿En qué estabas pensando?-le preguntó Charlie, apareciendo frente a ella.

-¿Qué?-dijo Artemis todavía aturdida, con la libreta roja temblando en su mano.

-El horario para turistas ya ha terminado-murmuró Weasley-. Ya está, no te va a atacar-le dijo, viendo que Artemis todavía estaba algo ida.

-N...no soy una turista-le contestó Missy, recuperando el aliento.

Charlie frunció el ceño...Conocía a esta chica, era la de la puerta el día anterior.

-¿Siempre estás así de distraída?-le preguntó sin intención grosera.

-No estaba distraída-contestó Artemis, finalmente mirándolo-. ¿Tú siempre eres así de maleducado?-bufó ella-. Ayer tampoco me trataste bien-comentó, reconociendo al pelirrojo.

-Ayer estaba apurado y hoy te salve la vida-le contestó Charlie.

-Ambas cosas se pueden hacer con amabilidad, no sé si estás al tanto de eso-respondió Artemis virando los ojos.

-¿Qué hacías allí dentro?

-Estabas tardando en aparecer y se termina mi horario de trabajo, no podía esperarte para siempre Charlie-le contestó Missy.

-Por algo ahí hay un cartel que indica "No Pasar, solo cuidadores"-respondió Charlie- ¡Tú no eres una cuidadora! Ni siquiera sé quién eres, ¿trabajas aquí?-preguntó confundido. Conocía a sus compañeros y compañeras de trabajo y era la primera vez que veía a la rubia en este ambiente.

-Hoy comencé a trabajar aquí-asintió Missy.

-Ah, eres la suplente de Queen.

-No sé quién es Queen, pero si te refieres a la antigua secretaria, sí, ahora es mi trabajo-murmuró Artemis.

-Ahora entiendo-masculló Charlie-. Deberías aprender algo sobre dragones, claramente no tienes los conocimientos...

-¿Qué tal si tu aprendes algo de modales primero?-refutó Artemis extendiéndole la libreta roja para que él firmara.

Charlie Weasley tomó la lapicera que Artemis le tendía. La contraposición entre sus manos indicaba la diferencia de sus trabajos. Artemis tenía una delicada mano llena de anillos y algunas pulseras mientras que la de Charlie estaba decorada con marcas y cortes de su trabajo.

-Ya está, te puedes ir-murmuró Weasley-. La próxima vez trata de ser un poco más paciente.

-La próxima vez, trata de terminar tu trabajo a tiempo-respondió Artemis, comenzando a caminar a través el sendero. Un segundo más con ese idiota la sacaría de sus casillas.

Cuando llegó luego de unos minutos caminando hasta la oficina de Bjorn, le entregó los papeles y esperó a que él los revisara con paciencia. Su estómago rugía, debería permitirse una buena cena hoy.

-¿Cómo fue tu primer día, Missy?-le preguntó Bjorn, interesado.

-Bien-respondió Artemis-. Freya es una gran compañera.

-Es muy simpática-asintió Bjorn-. Bueno, nos vemos mañana sobrina-le dijo sonriendo.

Artemis le devolvió la sonrisa antes de concentrarse y aparecer en su departamento.

Fue directo a la cocina, pensando en qué cenar.




Cansado, Charlie Weasley apareció en su departamento ni bien la rubia se dio vuelta caminando. Bueno, se tomó unos segundos para observar su silueta, pero luego volvió a su departamento. Era bastante hogareño, tratando de compensar la familiaridad de la Madriguera, aunque le costaba un poco lograrlo.

A veces extrañaba convivir entre muchas personas, tener que esperar por el baño, la comida de Molly...santo cielo, la comida de Molly era lo que más extrañaba. Si bien se carteaba con sus hermanos bastante seguido, no era lo mismo. Y aunque le gustaba ser un solitario, también extrañaba molestar a sus hermanos menores o malcriar a Ginny.

Decidió cenar un poco de pollo con puré de papas, así que puso manos a la obra luego de llegar. Le tomaría un tiempo, pero era necesario para su estómago que llamaba a gritos una comida decente. Mientras horneaba el pollo y hervían las patatas, decidió tomar una ducha para lavar toda la tierra y pasto que podía llegar a tener de su día.

Al lavar su cabello, no pudo evitar pensar en la muchacha de hoy. Su nombre comenzaba con A, Bjorn la había mencionado el día anterior en la reunión...¿Ariadna? ¿Adriana? A...¡Artemis! Eso era, un nombre griego. Tenía la actitud suficiente para portarlo.

Sí que se habían tratado mal entre los dos, especialmente él. Quizá sería bueno pedirle disculpas por la mañana, Charlie no solía ser tan malhumorado pero realmente lo frustró mucho verla ahí en el medio del prado, parada como si no estuviese rodeada de dragones que podrían matarla. Qué poco conocía la gente sobre los dragones, era algo que a Charlie le ponía los pelos de punta.

Aunque bueno, a él no le molestaría darle lecciones particulares a la rubia sobre dragones...

Basta.

No, ella era la sobrina de Bjorn.

La cantidad de problemas en los que se podía meter por estar con la sobrina del jefe eran innumerables. Y sin embargo, había algo en su actitud mandona y medio distraída que lo atraía. Aunque apenas acababa de conocerla.




La semana fue bastante amena para Artemis, se había adaptado bastante al ritmo de trabajo, con ayuda de Freya y de algunos de sus compañeros y compañeras. Los guías eran especialmente simpáticos y se quedaban conversando con ellas cuando no tenían turistas a quienes guiar.

Artemis le había contado a Freya su encuentro con Charlie el lunes y su compañera le dijo que no se preocupara. El pelirrojo solía ser algo tosco con sus expresiones, pero era una buena persona, gracias a él y a su familia Freya tenía su trabajo.

Por suerte, el resto de los días Charlie fue más puntual y no hizo que Artemis esperara más de lo necesario por la firma. Eso era positivo, ya que no les dejaba tiempo para pelearse tampoco.

El viernes por la tarde, Freya le sonrió de oreja a oreja a Artemis, quién la miró extrañada.

-¿Qué sucedió?

-¡Hay una fiesta hoy!-exclamó Freya, entusiasmada.

-¿Cómo?

-De vez en cuando Bjorn se permite una noche de tragos libres para los trabajadores, como manera de alentarnos a seguir con nuestro trabajo.

-Oh, pero apenas acabo de llegar...

-Vamos Artemis, no te hagas la dura-le dijo Freya-. Además quién sabe, quizás te haga bien ver a Theodore fuera del trabajo...

-¡Freya!-exclamó Missy riendo.

Theo era uno de los guías con los que platicaban de vez en cuando. Era rubio, de ojos celestes y bastante alto. Claramente era guapo, pero Artemis no sabía si debería hacer algún movimiento, recién llegaba al trabajo y quizá no fuese conveniente.

-¿Mañana no trabajamos?-preguntó Artemis.

-Claro-asintió Freya-. Otra de las estrategias de Bjorn, paga los tragos, pero así se asegura que no nos excedamos tampoco. Ya sabes, no hay que tener resaca.

-Tiene sentido-le respondió Artemis-. Bien, creo que iré.

Missy decidió que no le haría mal conocer a sus compañeros y compañeras por fuera del trabajo y quién sabe, quizá hacer más amigos en Rumania.

Dragones y flechas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora