20

207 39 41
                                    

Había pasado el día ignorando las llamadas de Jaemin y no había querido leer sus mensajes.

Su madre lo llamó justo cuando venía de regreso de la casa de Jisung. Tuvieron una "discusión" la señora Huang claramente dijo que Renjun había cambiado, que no parecía su hijo más, y esto le dolió tanto, sobre todo porque sabía que era verdad, así que el único escape que vió fue gritarle. Y eso hizo.. Ahora más que triste se sentía arrepentido.

Pero estaba cansado de hacer las cosas por deber y no por querer. Cansado de querer salir pero deber quedarse en casa.

Sentía vergüenza ante Dios, porque ayer mismo se encontraba arrodillado, orando por Jaemin y por si mismo. Pero esperaba que un día su alma fuera perdonada, y si no. Entonces no quedaba más que aceptar su destino.

Se miró una vez más frente al espejo y su conciencia le dijo que debía despejar, que debía pasarla bien hoy y olvidarse de la mierda. Debía estar feliz por tener a Jisung a su lado, él era realmente increíble.

Suspiró y se examinó de pies a cabeza, se veía bien, sobre el papel se podía decir que su estilo estaba cambiado. Al menos para esta noche, se acabaron las camisas caras y zapatos de marca.

No quería llamar la atención y ojalá se hubiera dado cuenta antes de que esto se conseguía simplemente si dejaba de vestir esas cosas.

De todas formas qué tenían de malo sus vans viejos, aquel pantalón que no usaba hacía ya mucho tiempo y un abrigo cualquiera de color negro.

Tomó algo de dinero, su teléfono, su ID y las llaves de la casa antes de irse.

Llamó a un Uber para que lo dejase justo frente a la casa de Jisung, y una vez allí, le pagó al buen hombre, suspiró cortante y decidió bajarse.

Tocó un par de veces luego de que el taxi se marchara, y no tuvo que esperar mucho, Jisung ya estaba levantando la puerta frente a sus ojos.

Cuando estuvieron frente a frente, el coreano lo miró de arriba a abajo como si no lo reconociera.

—Qué—Soltó Renjun nervioso.

—Nada, estás diferente..—Dijo sonriendo.

—Si me sigues mirando así voy a creer que me veo mal, me pones nervioso.

—Te ves bien siempre.

—Lo sé, gracias.

—Que presumido.

—Nos vamos?—Dijo Renjun sonriendo finalmente.

El coreano asintió y salió para bajar la gran puerta, cerró con llave y guardó estas en uno de sus bolsillos.

—Realmente te ves bien.

—Camina—Le indicó en chino para morder el interior de sus mejillas, aguantando las ganas de sonreír.—También te ves bien.

—Gracias.

Comenzaron a caminar. Ambos estaban bien felices al parecer, es decir, nada andaba mal o fuera de lo normal. Jisung tenía razón, caminar con el se sentía increíble.

Después de treinta minutos caminando por las calles desoladas bajo la luz de la luna, contado chistes malos y riendo a más no poder llegaron a la fiesta, era una casa grande, como normalmente suele ser.

Renjun seguía poniéndose nervioso al estar a punto de entrar a una fiesta, así que cuando tuvieron la puerta delante y la música más retumbante en sus oídos. El chino rápido se agarró del abrigo negro del otro, que en seguida se giró a verlo, y se acercó a su oído para hablar.

Runaway | 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐫𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora