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—¿Porqué nos trajiste aquí?

—Aunque no lo creas, ahora miro hacia atrás y este lugar se convierte en algo importante para mi, para nosotros.

—Ah si?

—Sí.—Contestó el chino—Aquí comiste mi plato más famoso de carne con zanahorias por primera vez, vimos la ciudad desde arriba, dormimos en el auto, aquí, abrazados.

Jisung sonrió y asintió.

—Fue una noche linda, creo que para ese entonces tú ya me gustabas.

—Seguramente, soy irresistible.—Bromeó, pero era verdad.

—Estoy de acuerdo, pero dime algo, cocinarás carne y zanahorias para mi de nuevo?

—De verdad te gustó? Lo comiste todo.

El coreano asintió varias veces.

—Cómo no, es lo mejor que he probado en mi vida, después de ti.

Renjun rió y le golpeó la nariz con sus dedos suavemente.

Ambos decidieron bajarse del auto, y subir aquella loma oscura tupida en árboles de la mano.

Misma dónde por esa noche en la que ambos estaban en este mismo sitio juntos comenzaron a sentir cosas el uno por el otro.

Y una vez allí arriba, de frente a la ciudad y a las luces, el coreano se abrazó por detrás de las caderas del otro, mientras contemplaban la hermosa vista.

Renjun estaba tenso y Jisung podía sentirlo en su cuerpo, en su respiración, en su aura y esencia.

—Quieres que lo hablemos?

El chino volteó un poco la cara para verlo antes de hablar.

—Hay algo de que hablar?

—Renjun...

—Jisung.—Se giró tomando las caderas del susodicho.—Te quiero a ti, y ya está, es todo.

—Pero no estás bien.. eso me duele.

—Lo estaré—Sonrió nostálgico—Dame tiempo para darle aceptación al asunto, y quédate tranquilo que te prometo que esta vez no nos tendremos que ocultar de nada ni de nadie.

El más alto suspiró y asintió.

—Has sido valiente, siento que perdiste a tu mamá... por mí.

—Me crees si te digo que tú eres lo que yo más quiero en el mundo?—Dijo levantando una de sus manos para acariciar la mejilla del otro.

—Te creo Renjun.—Afirmó.

El mayor sonrió satisfecho, se puso de puntillas y besó los labios del otro por unos cuantos minutos.

Fue lindo y liberador.

—Mañana regresaremos y todo estará en orden, mamá se habrá ido de la casa y yo cocinaré esa carne con zanahorias para ti, volveremos a ser tú y yo, ahora podremos amarnos en todas partes, sin miedos, me da igual cualquier cosa a este punto, solo me importas tú. Te juro que solo me importas tú.

El más alto lo abrazó, escuchar aquello de cierta forma lo tranquilizaba, sí. Pero aún sentía aquel peso de culpa que le decía que Renjun rompió vínculos con su mamá por su culpa.

Pero estaba bien, ahora todo estaba y estaría perfecto. A veces también es necesario dejar ir y romper otras cosas que amamos para ir junto a las que superan estas, si no tomamos el riesgo entonces nunca seremos felices.

Jisung estaba agradecido. Tanto, como jamás lo estuvo.

Se había dado cuenta de que todo este tiempo creyó que Renjun solo quería ayudarlo, salvarlo. Pero lo que él no sabía era que ya lo había hecho, desde el día en el que ambos se miraron con otros ojos por primera vez.

Gracias.

La noche pasó rápido cuando decidieron volver al auto, abrazarse en los asientos traseros como la primera vez y dejar que el sueño les ganara.

Pronto amanecerá, y lo primero que veré serás tú. No hay placer más grande que ese.

Pensó Renjun antes de renunciar a su conciencia y quedar dormido.












Cómo se esperaba, una mañana llena de rayos de Sol tocaba fuerte los cristales de las ventanas del carro, y el primero en despertarse fue Jisung, achinó sus ojos con molestia hasta acostumbrarse un poco.

Se sentó con cuidado, y sacudió a Renjun un poco hasta que este tuvo una respuesta para dar, que no fue más que un gruñido.

—Regresemos a casa si? Hace mucho Sol, podemos seguir durmiendo allá.—Habló aún más dormido que despierto.

Renjun suspiró cansado y también se sentó, sin poder abrir los ojos por el momento.

Cuando lo hizo, se movió al asiento del conductor y puso el auto en marcha, después de ponerse su cinturón de seguridad y asegurarse de que Jisung también trajera el suyo.

Mientras conducía por la carretera, comenzó a maquinar las cosas una vez más.

Su mamá realmente se habrá ido? Le preocupaba mucho la idea de llegar y que estuviera allí lista para armar les un escándalo.

Pero mamá nunca ha sido ese tipo de persona.

No quedaba más que hacer, solo llegar a la casa y esperar a ver que iba a ocurrir.

Pero sin duda, Jisung y él estarían enfrentando lo que sea, juntos. Y eso era lo importante.

Dejó salir un suspiro al estar frente a la propiedad, parecía estar bien cerrada y las luces no estaban prendidas.

La mano de Jisung se apretó sobre el muslo del otro y lo miró con una sonrisa para indicarle que todo estaba bien.

—Llegamos a casa.

Habló con calma, ambos se bajaron y caminaron hasta la puerta para abrirla con la llave que traía el chino.

No había nadie.

—Realmente se fue..

Dijo Renjun.

—Pensabas que ella estaría aquí..?

—No, es solo que, tal vez había una esperanza de que estuviese aquí para hablar las cosas conmigo.. pero está bien, supongo.

—No lo está.. pero haremos que lo esté.

Envolvió al otro en un abrazo y besó su frente por unos segundos.

—Te quiero tanto.—Susurró Renjun cerrando sus ojos mientras sentía los labios del otro cálidamente sobre su piel. Sintiendo el llanto subir por su garganta.

El otro se separó un poco y le acarició el rostro. Notando aquello en su expresión.

—Está bien si lloras, yo estoy aquí.

Renjun negó pero sus lágrimas salieron al pestañear.

—Es que no quiero llorar.—Habló con la voz demasiado rota, tanto que a Jisung le dolió en serio.—Quiero dejar de sentirme triste, quiero estar contigo, de verdad.

—Es normal que llores, se trata de tu mamá, y está bien, sácalo todo, no voy a dejar de abrazarte hasta que te detengas.
  
El chino asintió y se abrazó del pecho del otro, suspiró y sollozó como jamás en su vida lo había hecho, se sentía mal y el corazón le quemaba el pecho, tanto que solo se lo quería arrancar.

Jisung lo recibió con amor y se aferró al otro mientras con una mano acariciaba el cabello de este.

—Todo estará bien..—Le susurró.

Sus ojos se llenaron de lágrimas también. Era inevitable, él siempre pensó que,,

El dolor es contagioso cuando la persona que amas está sufriendo..

Y era muy real aquello.

Runaway | 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐫𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora