17: Nunca debes hacer nada por nadie

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-Grecia Natën

Luego de esa casi declaración de amor lo vi irse y alejarse de todo el maldito desastre que armo Marcus, alias desgracio mata familias.

Matarlo es mi fetiche hace años, me imagine mil y un escenarios con su cuello y una navaja, pero no creo que se pueda.

Pero bueno, aquí estoy sola contra el maldito de mi ex. Sola porque el transcurso hasta dónde está mi familia va a ser muy largo.

Caminar por el pasillo de este psiquiátrico nunca antes me dio tanto miedo. No saber que puedo encontrar a la vuelta del pasillo hace que mi cuerpo se estremezca y que mi cerebro vuele con la imaginación.

En ambas manos tengo pistolas que recogí del pasillo que por suerte tienen balas suficientes para defenderme.

Escuche un pequeño pitido en el bolsillo del camisón y veo un pequeño auricular asomándose, la loca de mi madre y sus proyectos más que seguros. Luego le preguntare como logro hacer que ese aparatillo llegase a mi bolsillo.

—Hola familia—digo apretando el botón que tiene a su costado.

—Apareció la psicópata— escuche la voz de Iván al otro lado—Te extrañe, hermanita— con ese comentario logro hacer soltar a mi madre una pequeña burla.

—Yo también te extrañe, Iván.

Al momento de querer acomodarme mi camisón noto un grandulón acercándose a paso apresurado.

—Hola, lindura—expreso con pequeña sonrisa lasciva en su rostro.

Apunte mis pistolas a su cabeza pero la bala se trabo. Mierda.

Tire la pistola al suelo y tuve que recurrir a mis enseñanzas de lucha mano a mano, como en los viejos tiempos con mi hermano.

Me agache y logre jalarle una pierna, haciendo que caiga hacia atrás golpeándose fuertemente la cabeza, logrando que quedara bobo.

Una vez arriba de él empecé a depositar puñetazos en su cara. Uno tras otro, hasta llenarme de sangre los puños.

Mi mente voló al ver tanto sufrimiento, haciendo que cada puño sea más fuerte que el anterior. Uno por mi familia, otro porque Uxiel no dijo sus sentimientos a tiempo, otro po...

— ¡Grecia! — soltó Iván desde muy lejos, pero mis ojos y están concentrados en el matón que tengo abajo mío.

— ¡Hija, suéltalo ahora mismo, te lo ordeno! — gritó mi madre jalándome del brazo, pero nada.

—Maldita zorra que lo sueltes— soltó esa voz femenina que tanto conozco, la única voz que hizo que me levante y automáticamente prepare el arma para disparar.

— ¿Quién mierda te crees para llamarme así?—cada palabra se dirigía con más y más odio, y mi pistola que si andaba se incrustaba en su frente.

—Soy tu puta hermana mayor, más vale que bajes esa arma, ¿entendido?—soltó Atlanta, la supuesta muerta.

—Apareció la muerta... que sorpresa—baje el arma de su frente y me di la vuelta, dirigiéndome hacia donde supuestamente esta Marcus.

—Yo también te extrañe...—dijo una vez que aleje mi arma de su cabeza.

—Desapareces diez años. Dicen "está muerta". ¡FUI A TU ENTIERRO! —me di la vuelta tratando de recuperar la tranquilidad y proseguí, pero aun de espaldas a ella con mis manos en mi nuca—Vi tu cadáver. Entré en depresión por dos años y me internan. Mate a ocho personas pensando que eran tus asesinos ¿y venís a decirme que me extrañas? —me gire nuevamente en seco con la voz entre cortada, mirando sus ojos de distintos colores, haciéndole entrar en cada uno de los sentimientos que se logran ver a través de los míos.

—Lo hice por la familia, Grecia.

—Esta familia que tanto defiendes no hicieron nada cuando moriste. Yo fui la única estúpida que fue matando uno por uno a tus supuestos asesinos. Por eso nunca debes hacer nada por nadie, Atlanta.

—Chicas chicas, no peleen—todos apuntamos a la figura que se asomaba desde un rincón oscuro— Si quieres, amor mio, te cumplo el deseo que ella esté muerta—pero nos quedamos mudos al sentir como seguros de pistolas eran sacados a nuestras espaldas. Si tan solo lograra aparecer a la imbécil seria todo más fácil.

Sácame y vas a ver cómo les va a todos los flacuchos estos.

Pero recordé lo que dijo y al instante mis hermanos y yo reaccionamos.

—Que te den—soltamos al unísono.

Y empezaron los disparos, uno tras otro. Todos para distintas partes del cuerpo. A Iván le dieron en el muslo, a Atlanta en el hombro, a mí en el costado del estómago, pero a mis papás ninguno.

— ¿Mamá? —y esa voz de niño pequeño me hizo darme vuelta, y lograr que bajara toda la guardia para ganarme un golpe en la parte trasera de la cabeza.

Mi cabeza ya está quedando como un puto colador de tantos golpes.

****

Un baldazo de agua fría me hizo caer en mi realidad y activar mis reflejos.

—No me toques— solté de la nada capturando la mano de uno de los matones que tenía delante tocándome el cabello.

—Despertaste, amor—odio su maldita voz

—Dispirtisti, imir. Ojala te choque un camión— dije mirándolo con rabia—Espero que hayas entendido la referencia, mal nacido—y lo concluí con una escupida.

Tan fina.

—Cuida tu vocabulario, pequeña. Estas en territorio Marciol— si no saca su mano de mis cachetes juro que cuando logre salir lo primero que voy a hacer es descargar un cartucho en su cabeza.

—Señor, la familia despertó— escuche decir a un hombre en el marco de la puerta.

—A divertirnos y vengarnos por separarme de mi amada— finalizo Marcus antes de pincharme con una jeringa repleta de sedante.

Llevo más tiempo durmiendo que viviendo.

+++

APARELI, miedo, no me gusta cómo va a comenzar el próximo capítulo. Pero a darle.

No olviden votar la historia para poder llegar a más mocososs.

Ahora sí, chaiiiito.

-𝓜.𝓖.𝓣

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