23: No te enamores

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-Uxiel

Como se lo digo... todo el camino me vino hablando de Noah esto, Noah lo otro. Se ve que no me escucho cuando se lo dije.

—Sabes, hubo un día que me enferme y no quería que nadie se me acerque... y Noah desde la puerta me tiraba chocolates que compraba en sus escapadas nocturnas—sonrió ante el recuerdo y mi corazón se marchitaba— Clarife le tiraba sus mandarinas que no comía a Noah para que no lograra pasarme los chocolates, aunque... nunca supe muy bien por qué le daban una comida especial a ambos— me contaba mientras jugaba con mi mano y caminaba a la vez. Su voz era de alegría pura, y odiaba tener que arruinarlo.

—Llegamos— dije una vez que estuvimos frente a la gran casa abandonada del bosque.

— ¿Desde cuándo esta todo esto aquí? —su mirada volaba sobre las grandes escaleras y el salón.

—Hace unos...diez años, o más quizás—la mire a los ojos y ella automáticamente empezó a negar con la cabeza—Grecia, tenemos que hablarlo.

—No, si es por lo que creo, no, por favor— su mirada me suplicaba, pero debíamos hacerlo.

—Noah y Clarife están muertos, tienes que soltar todo, a ellos no les gus...—

— ¿¡TÚ QUE SABES DE ESO SI NUNCA TUVISTE UNA BUENA COMUNICACIÓN CON ELLOS PORQUE NI TE QUERIAN!? —estaba triste y enfurecida pero al instante en que soltó lo último se tapó la boca—Pe-perdón.

—Sé que estas enojada y triste, pero no quieras ir por esas ramas—sus manos estaban heladas cuando las agarre, pero duro poco nuestro agarre—Debes aceptarlo, entiendo lo de tu duelo pero pensar que están vivos...

— ¿Me trajiste aquí solo para decirme que mis mejores amigos están muertos? — su tono de voz era cada vez más alto y me ponía los pelos de punta. Me estoy cansando.

—Te traje aquí para que pasemos juntos, pero todo el camino viniste hablando de ellos—respire profundo cuando vi que sus nudillos se ponían blancos de la presión que ejercía en ellos— Es necesario soltarlos y dejarlos en paz...hazlo por mí—mi cuerpo se empezó a empapar cuando me dirigí hasta la parte sin techo donde estaba ella.

—Te odio, te odio ¡TE ODIO UXIEL! —gritaba cada palabra con todos sus pulmones.

—Ven— pero no me dejaba alcanzarla, cada vez que me acercaba dos pasos ella retrocedía cinco.

—No me toques—sus manos me empujaban y de sus ojos no paraban de salir lágrimas.

—Clarife tenía cáncer, le daban una comida especial por la quimioterapia. Noah no se escapaba, se iba con ella a los tratamientos cuando le dejaban— mis ojos ardían de tanto aguantar las lágrimas, pero tenía que demostrarle que en realidad...siempre me importaron mis hermanos.

— ¿Q-que dijiste? —su mirada volvió a posarse en mí y se quedó helada cuando vio mi rostro.

—Lo que oíste. Siempre estuve comunicado con ellos, que no lo veas es otra cosa—al acabar esas palabras corrió hacia mí para abrazarme—Grecia, si hay algo de lo que nunca me voy a arrepentir es de matar a mis padres y protegerlos—me abrazo con mucha más fuerza, mientras sentía sollozos.

Estuvimos un buen rato abrazados bajo la lluvia, ella llorando y yo suplicando mentalmente que parara de hacerlo, no soportaba verla mal.

—Ahora si podemos subir— concluí una vez que escuche su último suspiro agotado.

El trayecto para subir era peligroso, aún más cuando dicha chica no me respondía u hablaba.

— ¿Qué es eso? — dijo señalando un pequeño montículo

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