-Grecia Natën
*2 horas antes de la caída de Marcus *
—Te dije que no la dejaras sola— escucho una conversación lejana, de voces que desconozco.
—Disculpe, señor Marciol— ¿Esa es una voz femenina?
—Quiero que la cambies y la alistes, la debo sacar de aquí— ok, suena ardiente esa voz gruesa y varonil.
—Enseguida, mi señor— y de un portazo la voz femenina se silenció, dando lugar a movimientos.
—Permiso, pequeña—dijo esa voz femenina de forma dulce y amable.
Sentí unas manos frías y suaves pasar por mi cuerpo, su delicadeza y amor me hacía pensar que era mi madre, pero era muy obvia mi equivocación.
Mi ropa era suplantada por un vestido o eso creo, dado a que no quiero abrir los ojos por miedo a lo que pueda pasar.
—Sé que no me escuchas, pero me llamo Erana, te cuide cuando el señor Marcus te dejaba inconsciente en la recamara cuando discutían sobre tus acciones.
¿Inconsciente? ¿En la recamara?
Poco a poco fui abriendo mis ojos, encontrándome con una mujer de unos 40 años, estatura baja, piel morena y pelo canoso.
Su rostro se llenó de asombró y dolor al verme despertar.
—Oh cariño, que te hizo ese monstruo en tus bellos ojos— dijo abrazándome y sollozando sobre mi hombro—Discúlpame, seguro no te acuerdas en lo absoluto de mí, pero yo te quería mucho cuando vivías aquí—decia tomándome de las manos, pero su mirada bajo hasta mi vestimenta— Incluso te puse este vestido que siempre soñaste tenerlo—de sus ojos se divisaban lagrimas y de sus manos se sentía como temblaban— Pase noches en vela haciéndotelo para cuando regresaras—comentó Erana mostrándome dicho vestido de seda negra, pequeño, con una ligera abertura en su costado. Era perfecto y de mi talla. Miedo.
—Entonces, si mal no escuche, te llamas Erana ¿No? — su rostro se llenó de alegría y confusión al instante.
—Me escuchaste... Si pequeña, así me llamo, te cuide cuando vivías aquí con los señores, mejor dicho, con el señor Marcus—me decía mientras me colocaba unos tacones aguja que hacen juego con el vestido.
—Debe estar equivocada, yo nunca viví aquí, tampoco dormí aquí y JAMAS la vi—levanto la mirada y note como se desilusionó al instante en que dije todas esas cosas de forma confiada.
—Señorita Circe, por favor no diga eso, si la escuchara el señor Tynan... la mataría— su mano fue directo a su pecho y su mirada se dirigía para todos lados de la habitación, como si mirara si hubiera alguien.
Mi rostro era de completa confusión en este momento.
O esta vieja estaba loca y se confundió de persona, o yo estoy soñando.
—Discúlpeme pero me llamo Grecia Natën, y no sé quién es Tynan— comencé a tantear con mi mano por toda la cama tratando de encontrar mi daga, pero nada.
—Oh claro... disculpe, me confundí de chica. Pensé que era una de las amantes del señor Tynan— no hay que ser tan idiota para notar que algo ocultaba.
—Sí, claro— y con eso deje que me maquillara, peinara y pusiera unos guantes negros... hasta que anocheció.
—Permiso, me debo ir... ya acabe aquí, suerte señorita... Grecia— su voz dudo antes de decir mi nombre.
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Asíntota
Gizem / GerilimGrecia, una muchacha optimista, despistada y fiel lectora, llega a un pueblo no tan conocido junto a su familia, para escapar de su vida pasada y no afrontar sus problemas reales que conllevan un título principal, un subtitulo y unas muy larga histo...