Zale
Me desperté cuando mi madre me pegó un grito desde la cocina. Perezosamente me levanté de la cama, ahora entendía lo de: se te pegaron las sábanas. Sentía como si la cama estuviera llamándome. Busqué a tientas mi móvil, tenía unos mensajes de Angela, inmediatamente mi cerebro hizo click y se acordó de los estúpidos mensajes que le escribí ayer, ¿Por qué no podía ponerle un: "hola, soy Zale, mi abuela me dio tu número" y ya está?, como toda persona normal, no, tenía que hacer el payaso, tenía que ser tan yo. Ya me estaba estresando. Mientras iba a la cocina a desayunar, abrí los mensajes de Angela, me quedé pillado, ¿me estaba pidiendo una cita? ¿De verdad había ligado? Me sorprendió el hecho de que le pudiese interesar a una chica un tipo tan...normal, como yo. El mensaje literalmente no me pedía una cita, si no que me decía si seguía en pie la cita que YO propuse primero, se me cayó un poco (más) la moral. Intenta ver el lado positivo Zale, como diría mi abuela, al menos, no me estaba dando evasivas para evitarme, si no que en cierto modo quería. Dejé de sobre pensar las cosas y me concentré en mi desayuno, cereales y un zumo, de ricos, sin duda. Mientras desayunaba estaba pensando en lo que le iba a contestar, eran unos mensajes simples, así que debería contestarle simple también, de lógica, pero era yo y obviamente no iba a ser simple, si es que lo veía venir.
Bueno tendré que consultarlo con mi secretaria personal y mirar mi agenda, que está muy apretada, pero creo que podré hacerle un hueco, siéntase afortunada señorita Angela, no a todo el mundo le concedo una parte de mi tiempo en exclusiva.
Nada más enviarlo me arrepentí. Al poco me llegó su contestación, eso me hizo sonreír, estaba esperando mi respuesta, o es que ya tenía el móvil en la mano y me contestó de paso, no, pensamientos positivos, Good vibes Zale, Good vibes.
No me cabe duda de que tendrá una agenda muy apretada y estoy enormemente agradecida por que me conceda una parte de su valioso tiempo.
PD: tu secretaria es tu madre, ¿verdad?
Este último mensaje me hizo reír, había dado en el clavo. Así que le pregunté a mi "secretaria personal" si podía salir.
- Claro, pero, ¿con quién vas a salir? -me preguntó mi madre.
- Con una amiga.
- Y esa amiga tiene nombre, supongo.
- Si quieres hacer como que no sabes nada de la "cita a ciegas" -dije, haciendo un gesto de comillas con los dedos- que me montó ayer la abuela con una chica que va mucho a la biblioteca vale, haré como que no sé qué tú no sabes nada.
- Vaya, cuando heredes la empresa familiar, serás un gran jefe, pillaras a los estafadores, pillas bien a los mentirosos, toma, 20 euros para que la lleves por ahí, invítala a un chocolate caliente, eso siempre enamora- y me guiñó un ojo.
Lo del chocolate caliente me pareció buena idea. Acordé quedar con Angela en una calle cerca de la cafetería, no quería que descubriera el plan.
Eran las cinco menos cuarto cuando llegué al lugar donde acordamos. Había venido demasiado pronto teniendo en cuenta que habíamos quedado a las cinco en punto, pero, para que mentir, estaba algo nervioso y la paciencia no era lo mío. No es que estuviera enamorado, solamente me llamaba la atención, demasiado probablemente, pero nunca lo admitiría.
Cinco minutos después de que llegara, apareció Angela doblando la esquina, llegaba diez minutos temprano, o era muy puntual o estaba tan nerviosa como yo, intenté creer en lo segundo. Cuando llegó a mi encuentro, se quedó sorprendida al verme ya allí. Agaché la cabeza por vergüenza, sinceramente, si hubiera sido al revés, también me hubiera sorprendido de haberla visto allí cuando era yo el que llegaba muy temprano.
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Recuerdos escritos en canciones
Teen FictionEs la historia de dos adolescentes normales, uno totalmente perdido y el otro con brújula y mapa, que se conocieron en medio de una tormenta y que buscan la luz al final del túnel. Dos adolescentes que no creen en el para siempre, pero si en el ahor...