Zale
-Angela por favor supéralo ya, fue hace un mes-le dije exasperado, ya estaba harto de la bromita de las narices.
-No,-dijo entre risas- en mi vida voy a poder olvidar ese momento, let me be your superhero, Angela- dijo en un intento de interpretar mi voz.
-Lo primero, yo no hablo así y lo segundo, tenía sueño, no me hago responsable de lo que dijera. Encima de que intentaba ser un caballero y te ríes de mi, ¡un mes después te sigues riendo de mi! De verdad Angela, no se que pensar, siento que no me tomas en serio y que menosprecias mi persona...
-No hagas un drama hombre, que sabes que voy de broma. Para compensar te invito a un helado, ¿te parece?
Y a esa invitación no le podía decir que no.
A la sonrisa de Angela tampoco.
Su hermano ya se encontraba mejor y ella poco a poco se había ido mejorando con él. No voy a mentir, había sido un mes duro. Ver como Angela se apagaba poco a poco enfrente de mis narices sin poder hacer otra cosa que abrazarla nos había roto un poco por dentro a los dos, pero ahora ya nos estábamos lamiendo nuestras heridas.
Dejando la tristeza a un lado, este mes junto a Angela había sido uno de los mejores. Fuimos al cine, la volví a llevar a la cafetería donde la invité a unos churros con chocolate, Angela organizó algunos picnics más en el claro y me siguió apoyando con la banda.
Sin duda, un gran mes, pero la duda que rondaba en mi cabeza cuando la veía reír conmigo o cuando la pillaba mirándome me hacía preguntarme que éramos. Sé que nos conocemos desde hace poco pero eso no hace que lo que sienta por ella fuese menos, los vuelcos de corazón que me daban al verla así como los nervios lo demostraban. Tenía miedo, de muchas cosas, de que no sintiera lo mismo, de que lo sintiera pero fuésemos demasiado rápido y lo estropeemos todo, de que nos queramos mal.
Sacudí la cabeza para apartar las ideas de mi mente y decidí dejar la situación como estaba. Aunque decirlo es mucho más fácil que hacerlo. Al llegar a mi casa seguía con la cabeza en las mismas ideas y una de las desventajas de que tu madre sea psicóloga es que se da de cuenta de esas cosas y que por tanto el "no me pasa nada, solo ando cansado" no funcionaba con ella.
-Cariño, ¿qué te pasa?- me preguntó con ese tono que sabía perfectamente que usaba con sus pacientes y el cual cabe recalcar que odiaba odiaba.
-Nada.
-Si crees que eso va a funcionar adelante, pero sabes que no me lo creo.
-Es solo que-suspiré y mi madre sonrió triunfal sabiendo que se lo iba a contar todo- Angela y yo llevamos un mes muy bien y tengo ciertas dudas sobre que tipo de relación tenemos, porque por veces parecemos amigos pero otras, esas otras malditas veces me hacen dudar de nuestra amistad. Tampoco quiero fastidiar nada porque ella quiere ir despacio y yo lo respeto pero tengo dudas y me da vergüenza decírselo por si no siente lo mismo.
-Bueno eso son muchas cosas hijo. Lo primero es que es normal que tengas esas dudas, lo raro sería que nos las tuvieras, suponiendo que esa chica te guste. Igual lo que deberías hacer a pesar de que te de vergüenza es hablar con ella para ver que es lo que queréis los dos. Sé que sois jóvenes y que esas cosas asustan a esas edades pero a la larga os acabaréis haciendo daño si no queréis lo mismo.
Esa conversación con mi madre me dio que pensar así que por la tarde escribí a Angela para quedar, tampoco le dije que quería hablar con ella, igual se asustaba.
Buenas tardes, me gustaría solicitar unas horas de su valioso tiempo para quedar con usted, claro si la señorita tiene tiempo para este pobre conejo.
XOXO, tu chico del chocolate con churros
Buenas tardes mi querido pobre conejo, sería un placer quedar con usted, le viene bien a las 5???
XOXO, tu Hermione
Querida Hermione, di hora y lugar y allí me presento.
No voy a negar de que estaba nervioso y me sentí un poco tonto porque solamente sería una charla, una charla que decidiría como sería nuestra relación, pero una charla al fin y al cabo.
Así que por culpa de los nervios me encontraba en el claro 15 minutos antes de nuestra cita. No estaba muy seguro de porque aquel lugar me parecía el correcto para aquella conversación. Supongo que se debe a que aquí tuvimos la mayor parte de las citas que Angela organizó por lo que supongo que este claro es lo más ideal del tipo romántico para ella. Seguramente no tenga ni sentido pero los nervios no me dejan pensar con claridad.
Cuando la vi llegar mi respiración se entrecortó. Estaba preciosa con un vestido que solo me podía recordar a un hada, era de color blanco con una falda de volantes y mangas que caía por sus hombros. Llevaba el pelo suelto sin domar, herencia de la parte africana de su madre que bien sabía que me encantaba de todas las veces que se lo había dejado caer. Sin poder evitarlo me puse todavía más nervioso si eso era posible y en el arte de disimular no soy un experto, por lo que Angela se debió de dar de cuenta nada más verme pero no hizo ningún comentario al respecto cosa que le agradecí.
-Hola.- le dije con una sonrisa nerviosa- Me gusta mucho ese vestido, te queda muy bien.
-Hola.-su voz también tenía un toque nervioso y su cara estaba adornada con una sonrisilla nerviosa igual que la mía- Tú también estás muy guapo.
-Verás te dije de quedar porque quería hablar contigo de una cosa.-respiré hondo y lo solté todo a la carrera para no darle tiempo a rechazarme, lo sé, era tonto perdido pero con Angela no sabía ser de otra manera- Ya sé que querías que fuésemos despacio, cosa que respeto y entiendo perfectamente porque a mí a veces también me da miedo al pensar en esta conexión que tenemos teniendo en cuenta que nos conocemos de hace poco, ¿tú también sientes esa conexión verdad? Bueno da igual, a lo que iba, que entiendo que quieras ir despacio, aunque tengo que admitir que aquellos besos tras el escenario me dejaron un poco confundido, me parece que tenemos ideas distintas de lo que es ir despacio. A pesar de eso, no he podido evitar preguntarme durante este mes exactamente que somos, Angela. Porque se que contigo no quiero ni podría tener una amistad pero algo más serio me asusta y por supuesto tu opinión también importa, así que te pregunto, ¿qué somos, Angela?
En ese momento pude respirar con normalidad aunque el mutismo y la falta de expresión por parte de Angela me tenía asustado, ni me molesto en decir que me tiene un poco asustado porque ya todos sabemos que ni viendo aquella película en el cine había tenido tanto miedo como en este momento.
-Estoy procesando toda la información, no te alarmes.- dios, como me conocía-No eres el único que ha tenido esas dudas a lo largo de este mes y ya sé que asusta ser algo pero no hace falta que le pongamos nombre podemos ser... dos adolescentes que se conocen pero ya saben lo que sienten. Podemos ser un no se qué, que no se cuanto.
Me hizo gracia esa manera de llamar a lo que tendríamos, así que no pude evitar decirle.
-Angela, te no se qué, que no se cuanto.
A lo que ella me respondió:
-Zale, te no se qué, que no se cuanto.
Después de eso nos quedamos en el claro esperando a que oscureciera para poder ver las estrellas como aquella vez que hicimos el picnic.
Pero cuando por fin la luz de las primeras estrellas se hizo visible, no podía dejar de pensar que para mi Angela brillaba más que todas aquellas estrellas juntas y no pude evitar pensar en una canción.
-No more counting dollars, we'll be counting stars, Angela.
-Una pena, Zale, adoro contar billetes.
Joder, es que me tenía no se qué, que no se cuanto.
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Recuerdos escritos en canciones
Teen FictionEs la historia de dos adolescentes normales, uno totalmente perdido y el otro con brújula y mapa, que se conocieron en medio de una tormenta y que buscan la luz al final del túnel. Dos adolescentes que no creen en el para siempre, pero si en el ahor...