Cómo cosa rara, hoy tomé la firme decisión de levantarme más temprano de lo normal en mi rutina, decidida por una vez en mi semana arreglarme de mejor manera.Por la misma razón, me adentre en mi armario en cuanto despegue mi cara de las sábanas( las cuales parecen tener silicón, porque no me despegaba) , buscando entre el desorden de perchas, ganchos y sudaderas de mi armario buscando algo medianamente decente que ponerme para el instituto, al final después buscar minuciosamente entre las prendas durante un rato, terminé por colocarme unos jeans azules un poco ajustados, con una blusa manga larga de color crema, dejando mi cabello suelto caer por mi espalda, en ondas con una buena cantidad de crema de peinar para mantenerle controlado.
Pero al parecer la naturaleza está en mi contra y por igual en contra, porque en cuando salí de la casa (Gran suerte la mía) terminó por azotarme una gran ventisca por el mal clima del día de camino al instituto dejándome como el mejor de los espantapájaros, con el pelo hecho una maraña, intentó por igual no ser arrastrada por la insistente brisa( ok tal vez solo exagero un poco)
Y pues ahora aquí me encuentro parada frente al espejo del baño del instituto intentando buscar una rápida solución al desastre en nudos que traigo el día de hoy por cabello.
Suelto un resoplido pasando mis dedos por los enredados mechones castaños incesantemente, con la esperanza de lograr desenredarlo al menos un poco antes de encontrarme con Jacob, y que se vea menos desastroso. Consigo controlarlo suficientemente para realizarme una coleta alta un poco desordenada, pero al menos decente.
Con eso debe bastar – pienso como un breve encogimiento de hombros soltando un mohín de molestia.
No sé ni para que me molesto en hacer algo con él, mi cabello está hecho para ser una maraña, es su naturaleza.
Me doy la vuelta, no del todo complacida con el resultado, pero bastante conforme de al menos no tener ya tanta similitud a un espantapájaros atacado por los cuervos en un maizal en el campo. Formo un gesto de disgusto en dirección de los sanitarios al quedar de frente a ellos, el olor putrefacto a orines y jabón desinfectante dandome de lleno en el rostro.
Porque siempre los baños de los institutos tienen que oler a porquería maloliente, creo que hay más posibilidades de contraer alguna infección en un baño público que en cualquier otro sitio – pienso sin borrar mi gesto asqueado, arrugando la nariz.
— Dime que no es verdad – reclama una voz femenina chillona a mi espalda haciendo que rápidamente me de la vuelta por el estridente sonido, encontrándome de frente con Kimberly, que me mira con sus ojos oscuros irradiando furia y con gesto ofuscado.
Genial cada vez la suerte de mi día mejora.
Kimberly desde que se enteró de mi “amistad” con Jacob no dejó de buscar la forma de incordiarme, y de esparcir rumores por los pasillos sobre nosotros y nuestra relación, con la principal intensión de hacerme quedar mal ante todos, como si fuera una interesada cualquiera, una simple pulga en el pelaje de un canino, hablando de mi, a mis espaldas, lo que debo declarar es extremadamente molesto y sobre todo denigrante, pero he decidido ignorarla solamente y no dejarla penetrar mi burbuja personal, no entraré en su estúpido juego de niña desesperada toca pelotas, pensé en hacérselo saber a Jacob, en varias ocasiones, en cuanto se me presentara la oportunidad, que parece no tener conocimiento alguno de este hecho, más al saber que está fue la razón de su última conversación con la plástica chica con la cual mantuvo una relación hace ya varios años, siendo la razón de su obsesión, pero al final después de pensarlo detenidamente, tomé la decisión de no decirle nada , de todas maneras eso no cambiaría en nada el odio que nos teníamos mutuamente, y tal vez solo ocasionaría más problemas entre las dos ,lo cual no sería para nada ventajoso para mí expediente escolar, aunque me mordí la lengua en varias ocasiones para no hacer una escena frente a los directivos cuando se pasaba de impertinente, simplemente no quiero más problemas en esta etapa de mi vida.
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Simplemente tú
Teen FictionDakota a sus 17 años, después de ser abandonada por su madre a una corta edad , vive con la seguridad de que el hecho de entregar tu confianza a alguien significa dar un pase libre para que te lastimen, que confiar ciegamente no te traerá más que pe...