ZOE.
Servir el café en mi tasa favorita.
Beber.
Darme una ducha, arreglarme, preparar mi mochila, desempolvar mi oxidada bicicleta rosada y pedalear hacia la escuela, esperando llegar a tiempo para mi primer clase.
No parecía algo difícil de hacer, ¿entonces por qué me costaba tanto trabajo levantarme de la cama?
Este era el día de mi tan "épico regreso" a la universidad, como lo había estado llamando Mónica durante los últimos dos años. Luego de todo este tiempo, finalmente mis zapatos volverían a estar sobre ese resbaloso piso de escuela, y mi nariz respirando ese inconfundible olor a jóvenes desesperados, incomprendidos, con miles de tareas y muchas más ganas de morir.
¿Estaba lista? No. ¿Iba a hacerlo? Sí.
Si bien, en un inicio mi más grande sueño era graduarme como abogada y seguir los pasos de mi padre, el tiempo hizo que las cosas cambiaran. A los diecinueve años ingresé a la universidad queriendo ser una de las abogadas más reconocidas en el Estado, como mi padre. A los veinte la tinta que pintaba mi mundo de colores pastel se terminó, mostrándome lo gris que era en realidad y dándome cuenta de que papá no era un hombre para nada admirable. A los veintiuno mi padre se convirtió en el ser más despreciable para mí. Todo había sido culpa suya. Él había entregado a Auro y Matthew en manos de Mason, y gracias a eso, las vidas de todos se destrozaron. Y finalmente, a los veintidós —mi edad actual—, me di cuenta de que estaba en un peligro inminente.
Cualquier otra persona que haya vivido lo que yo, seguramente en lo ultimo que pensaría sería en regresar a la universidad. Yo tampoco quería hacerlo y mucho menos cuando las motivaciones que alguna vez tuve en mi vida habían desaparecido. Aquello que algún día me motivo, se habían convertido en solo un recuerdo.
Acudiría a la escuela este ultimo año y me graduaría, sí, pero siendo honesta, hacía mucho tiempo que las notas y los exámenes habían dejado de importarme. Arrojar un birrete al aire había dejado de ser mi sueño hace tiempo atrás.
—Necesitas desayunar bien para rendir en tu día, hija —habla mi madre, sirviendo un ommelette frente a mí luego de vestirme para mi primer día.
Le agradecí con la mirada.
Iba a comenzar a ingerir mi desayuno cuando la puerta de la casa se abre, mostrando una silueta masculina entrar por ella. Para mi sorpresa, a mamá no le parece extraño.
Arqueo una de mis cejas al no entender ni un carajo, y es entonces cuando mis ojos se topan con una de las personas que más odiaba en el mundo.
—Hola, hija. Tu madre me dijo que habías regresado de Washington, así que no podía dejar de contar las horas para volver a casa y verte de nuevo. Tu padre te extrañó como no tienes una idea —habla él.
Casi de forma inmediata siento la sangre hervir dentro de mi cuerpo. Mientras mis ojos lo miran ahí parado, con esa sonrisa cínica, mi piel comienza a subir de temperatura y de manera inconsciente todos mis músculos se tensan.
—Mamá —susurré sin dejar de mirarlo—, ¿qué hace él aquí? Dijiste que ustedes ya no estaban juntos y que se había ido de la casa.
Ella camina hasta mí y acaricia mi mano en un intento por sosegarme.
—Zoe... no habrías vuelto a casa de saber que tu padre seguía aquí. Tenía que hacerlo, él también te extraña y quiere que vuelvan a ser tan unidos como antes.
Oh, aquí va Zoe de nuevo, descubriendo que su familia le había mentido. De nuevo. Papá nunca se fue de la casa como mamá me había hecho creer a través de sus llamadas de teléfono, aparentemente solo estaba fuera de la ciudad, atendiendo sus malditos negocios que muy seguramente eran ilícitos.
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IGNATI [#3]
Mystery / ThrillerDos años después de la captura de Mason, Damien tiene una nueva vida en Nueva York, Zoe cursa su último año de universidad y Auro es finalmente declarado inocente ante la justicia. Sin embargo, un nuevo enemigo aparece y hace que todos tengan que re...