Familia Kingscholar (Epílogo)

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Aun dentro de la ilusión de la vela ambos hermanos estaba ahora recostados sobre pasto, los dos miraban un cielo estrellado, a unos metros de ellos estaba Oohel flotando en posición de loto con la vela entre sus manos.

Ninguno había hablado después de que el menor se calmó, el hada les indico que pensaran en un lugar que gustaran para estar solos, para su sorpresa ambos pensaron en un mismo lugar y un mismo momento: el gran jardín ubicado en una casa de campo que la familia real tenía cerca de un oasis por la noche.

Al ser un sitio grande era muy raro encontrarse con otra persona, y abonado al hecho de que sus padres o sirvientes preferían pasar la noche dentro de la casa el jardín quedaba para ellos solos, en ese momento se preguntaban como es que nunca habían coincidido.

—Tal vez porque no habían querido encontrarse— respondía Oohel, del asombro por descubrir que posiblemente el hada podía leer sus mentes pasaron nuevamente a la meditación. Farena se había metido tanto en su trabajo para evadir lo que pasaba, mientras que para Leona fue más fácil suponer que su hermano simplemente se había cansado de él.

 Los dos terminaron creando barreras para refugiar su dolor, pero ese mismo refugio los fue separando hasta no poder verse, real y metafóricamente hablando. —Yo... siento haberte descuidado Leona, creí que con cuidar que tuvieras una educación era suficiente— rompía el hielo Farena.

Leona suspiró, las palabras lo incomodaban, pero al mismo tiempo sentía alivio. —Déjalo ya así Farena ... Además, no era tu responsabilidad, tenías suficiente con la carga que padre te aventó— respondía el menor cerrando los ojos.

Farena rio, Leona volteo a verlo intrigado por esa risa. —Perdona, es solo que tu amigo me dijo casi lo mismo hace rato— se explicó el rey. Oohel hizo una nota mental de eso, después hablaría con Yuu.

Leona se sentó, —Hablo en serio, madre y padre debían cuidarnos, y en lugar de eso parece que solo querían un relevo y... bueno, no se para qué me tuvieron a mí— explicó Leona, quien ante este pensamiento bajo la mirada.

Farena también se sentó y miro preocupado a su hermano, —Oye, sé que nuestros padres fueron unos... fueron unos...— le costaba expresarse.

—¿Hijos de perra?— 

—Lenguaje—

—Perdón— 

Farena rio y suspiro, —Ok, nuestro padres no fueron los mejores, evidentemente los dos carecimos de lo más importante que debían darnos, pero Leona, no quiero que sigas pensando que tu nacimiento o el lugar que ocupas en la familia es malo, hay mucha gente que te aprecia, incluso que agradece que estés en sus vidas— 

Leona sintió un nudo en su garganta, bajo la mirada.

Farena se acercó a su hermano, tomo su mano y la apretó con gentileza. —Empezando por mí, cuando naciste fue como si respirara por primera vez, verte tan chico y frágil me hizo querer protegerte de todo el mundo... aunque no quiera admitirlo, fue como padre dijo alguna vez, obtuve mi razón para querer ser rey—

Leona se soltó del agarre más no se alejó. —Haces que suene como si por mi culpa hubieras aceptado renunciar a lo que querías— se cruzó de brazos.

—No fue así, quiero decir, es verdad que he tenido que renunciar a cosas que quiero hacer, pero nada de eso me ha pesado, porque tú, junto con Asha y Cheka son lo que más amo en este mundo—

Leona lo miro impactado, algunas lágrimas silenciosas escaparon de sus ojos, al notarlo maldijo por lo bajo. El rey aprovechando la distracción volvió a abrazar al menor, este no le correspondió, pero dejo que su cuerpo se recargara en el mayor, disfrutando la seguridad que los brazos de su hermano le brindaban.

Dos oruguitas (a Twisted Wonderland Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora