CAPÍTULO 11

540 73 23
                                    

— ¿Emily? — repitió Chaeyoung frunciendo el ceño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Emily? — repitió Chaeyoung frunciendo el ceño. Dahyun asintió llevándose las manos a su rostro, cansada.

— No sé que pensar, Chaeyoung.

La menor hizo una línea en sus labios, preocupada por su mejor amiga. No le gustaba para nada verla así.

Y aunque no quería meterse mucho en eso, se estaba cansando de la actitud de Sana en Dahyun. Hasta Mina le había comentado sobre eso. Contándole algunas cosas de lo que había hablado con ella, también angustiada por aquella situación

Chaeyoung solo encontraba una solución, tal vez la más dolorosa, pero al final, la más efectiva. Siempre tuvo esa idea en mente, sin embargo nunca se lo comentó a Dahyun, tal vez, este era el momento se hacerlo.

— Deberías hablar con ella — sugiere, obviando las verdaderas palabras que quería decir. Dahyun la miró pensativa.

Tenía razón, pero hablar con Sana y exigirle una explicación era como si hablará con la pared. Además, tampoco sabía que exigirle ¿Explicación por las llamadas?

Seguramente le diría de nuevo que no era nada de lo que alterarse y se iría, sin dar de nuevo una explicación.

— En verdad me estoy cansando de esto — dijo con notable tristeza y cansancio —. Estamos casadas pero a la vez no somos nada. Es raro e irritante.

— Tal vez eso sea lo correcto, Dahyun.

— ¿Qué cosa? — pregunta confundida viendo como Chaeyoung se levantaba de su asiento.

La menor solo sonrió, fue a pagar la comida y volvió hacia ella, poniendo una mano en su hombro izquierdo. Dahyun solo la miraba con el ceño fruncido.

— Terminar con todo esto.

— Terminar con todo esto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sana estaba furiosa.

No solo por el hecho de que ya no soportaba más el tono de llamada de su teléfono. Sino también porque Emily la había estado llamando constantemente, haciendo que se irrite.

Se encontraba acomodando su escritorio cuando el sonido de la puerta sonó. Sana dejó que pasara.

— ¿Me llamaste? — dijo una voz ya conocida para la japonesa. Sana levantó su mirada hacia ella, estaba sonriendo.

CRUEL | SAIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora