EPÍLOGO

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Dahyun hacía lo posible por aguantarse las lágrimas

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Dahyun hacía lo posible por aguantarse las lágrimas.

Ver a su mejor amiga casarse con el amor de su vida, era simplemente lo que había soñado para ella. Chaeyoung estaba feliz, Mina estaba feliz, las dos lo estaban y era suficiente para contagiar a todos los que se encontraban en aquel lugar. Dahyun tenía el privilegio de ver todo más de cerca.

Sana estaba unos pocos metros distanciada de ella pero lo suficiente. No habían cruzado palabras desde casi dos años, pero ninguna se sentía incómoda con la presencia de la otra, incluso se sentían más acompañadas sabiendo que la otra estaba cerca suyo.

Dahyun giró levemente su mirada en busca de Sana quien estaba con una gran sonrisa en su rostro mirando a la pareja feliz. También había algo más en su mirada, quizás algo de nostalgia y culpabilidad, al menos eso podía describir Dahyun desde a lo lejos.

-Estamos muy felices -escucharon la voz de Mina sonando en un parlante. Dahyun volvió su vista al frente -. Creo que no es necesario aclararlo, pero no pude evitar hacerlo.

Todos rieron incluyendo a Sana y Dahyun.

-Al principio no quería decir nada, me negaba rotundamente a hablar frente a todos ustedes. Quizás por vergüenza... No lo sé muy bien -Chaeyoung se acercó más a ella acariciando con tranquilidad la espalda de su ahora esposa -. Pero quería agradecerles a todos por estar aquí. Es un momento muy importante en nuestras vidas y el que ustedes estén aquí, incluso cuando todo esto se atrasó por varios meses más, lo hace aún más importante.

Mina seguía con su pequeño discurso, agradeciendo a todos y tratando de explicar lo feliz que se sentía estando allí. Después siguió Chaeyoung, quien no pudo evitar derramar alguna que otra lágrima incluyendo a Mina y la mayoría de los que se encontraban allí.

Finalmente, cuando ambas terminaron sus discursos y se besaron, todos comenzaron a aplaudir y a gritarles. Familiares lloraban de la emoción, incluso algunos amigos, otros solo se los podía ver un rostro totalmente feliz por ambas.

Y justo cuando todos comenzaron a dirigirse hacia el matrimonio recién casado, ambas habían dirigido su mirada hacia la otra, teniendo un montón de recuerdos tanto felices como triste en un lugar en donde solo podían escuchar sus pensamientos y las ovaciones de las demás personas, Ambas movieron sus labios al mismo tiempo, murmurando algo que ninguna de las dos pudo escuchar pero que habían entendido a la perfección:

-Nunca dejaré de amarte.

-Nunca dejaré de amarte

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CRUEL | SAIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora