16. Juguetes

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Tamaki suspiro intentado contener sus gemidos, si pudiera sacarse ese maldito vibrador lo aria pero sabía que si lo hacía Mirio probablemente le aria algo todavía peor. De todos modos estaba a nada de llegar a su departamento, solo tenía que llegar lo más rápido que sus temblorosas piernas le permitieran.

¿Cuanto tiempo llevaba así? No recordaba por qué le era muy díficil concentrarse teniendo que controlar una maldita erección al frente y su entrada bien lubricada atrás, Mirio lo estuvo siguiendo todo ese tiempo con el control en mano asegurándose de subirle la potencia cada que el peli-negro lograba relajarse.

Finalmente llegó al edificio y subió las escaleras lo más rápido que pudo hasta entrar a su departamento y luego a su cuarto, donde se dejó caer de rodillas al piso frente a su cama. Apretó las sábanas con fuerza mientras dejaba escapar varios jadeos, ¿Por qué Mirio no apagaba ya el maldito aparato?

—Carajo~

Tamaki comenzó a quitarse la ropa, cada vez se le hacía más incómoda y no podía seguir con ella puesta. Se recostó apoyandose sobre sus codos en la cama ya desnudo abriendo las piernas para ver si eso lo ayudaba a calmarse, cada vez se le hacía más díficil ocultar sus gemidos aunque sabía que nadie lo podía escuchar ahí era vergonzoso.

—Que buena vista —dijo togata desde la puerta, estaba apoyado en el marco de brazos cruzados con una erección en sus pantalones

—M-mirio~

—¿Mm?

—P-por fa-vor y-a no~ más

—¿Quieres que lo pare? —pregunto mostrando el pequeño control con la potencia al máximo, el peli-negro incapaz de contestar asintió repetidamente —Oh pero parece que lo disfrutas

Se acercó a la cama y se sentó tranquilamente encima de su adorable esposo, admirando como éste se retorcía por el placer mientras intentaba callar sus tan evidentes gemidos. Tamaki sostuvo la ropa de Mirio con fuerza suplicándole con la mirada que detuviera el vibrador, aunque era muy obvio que no lo aria.

—Mira nada más cómo estás —Abrio sus piernas para tener una mejor vista —Que desastre

—ah~ n-no~

Mirio sujeto el aparato y lo saco lentamente, Tamaki sintió que podía respirar otra vez pero su esposo no dudo ni un segundo en volverlo a introducir y repetir el proceso con rapidez. Tamaki inclinó su cabeza hacia atrás mientras gemía con fuerza, se sentía demasiado bien y sentía que en cualquier momento se iba a correr.

Mirio sonrió y se inclinó para jugar con los pesones de Tamaki mordiendo y lamiendo con gusto provocando gemidos más fuertes en el azabache, tamaki apretó con fuerza la chaqueta del rubio y mordió su cuello dejando una marca en el proceso. Mirio gruñó por eso pero no se detuvo, Tamaki estaba en su límite y quería verlo terminar.

—¡N-no~! A-ah~ mm~ ¡mirio~! —Finalmente amajiki alcanzó el clímax, ensuciando la ropa del más alto

—Eso fue increíble Tamaki —Togata saco el vibrador y se alejó un poco para verlo intentando calmar su agitada respiración mientras sus piernas temblaban —Deberíamos repetirlo, ¿No crees?

Tamaki negó frenéticamente con la cabeza ante eso provocándole una carcajada a su esposo, Mirio se alejó si se sentó en la cama con las piernas abiertas demostrando que el todavía no se calmaba ahí abajo. Una sonrisa apareció en su cara mientras el azabache miraba su entrepierna algo sorprendido.

—¿Me ayudas un poco cariño?

—Mmm —El contrario se sonrojo mientras se acercaba al mayor gateando

Tamaki desabrochó el cinturón, el pantalón y luego lo bajo junto a la ropa interior, a pesar del tiempo que había pasado desde que lo hicieron por primera vez y el tiempo que llevaban casados a Tamaki no dejaba de impresionarme el tamaño del paquete que se cargaba el rubio.

Togata tenía una sonrisa en la cara sabiendo lo que pasaba por la cabeza del contrario, sobre todo cuando se humedeció los labios para colocarlos en la punta. Paso su lengua en círculos sabiendo que a su esposo le gustaba así, mientras su mano subía y bajaba por el resto del miembro masturbandolo rápidamente.

—¿Quien diría que un chico tan tímido como Tamaki amajiki sería tan bueno en la cama? —Tamaki se sonrojo bastante y mordió levemente el miembro del rubio sacándole un quejido antes de continuar

Mirio suspiro sosteniendo el cabello de Tamaki con fuerza, en definitiva sabía cómo hacer sentir bien a su esposo y eso que solo estaba usando la boca. Después de un rato empujó la cabeza del más bajo dándole a entender lo que quería, amajiki abrió más la boca y apoyo sus manos en las piernas del rubio mientras subía y bajaba la cabeza con rapidez.

—Mierda tamaki~ lo haces muy bien

Su lengua seguía el ritmo provocándole más placer al rubio quien sujeto con más fuerza su cabeza. Tamaki sintió un leve dolor en la nuca pero eso no lo detuvo hasta que el rubio por fin se corrió expúlsandolo todo en su boca obligándolo a tragar, mientras el resto se escurría desde su boca hasta las sábanas.

Tamaki se separó tosiendo un poco intentando limpiarse los restos de semen de la boca, Mirio se acercó y lo ayudo un poco con su camisa por qué seguro meterían todo a lavar después. Se le quedó mirando un momento y Tamaki arrugó la nariz cuando recibió un beso de Mirio en dicho lugar, el rubio se rió levemente viendo su expresión.

—Sabes que te amo, ¿Verdad?

—Y yo a ti Mirio

Ambos se abrazaron y luego se fueron a dormir cansados, había sido suficiente emoción, placer y adrenalina en menos de un día. Usar juguetes fue mejor idea de lo que pensaron y seguro los volverían a utilizar e incluso comprar más, claro que Tamaki no planeaba volver a salir con un vibrador puesto a la calle nunca más, le provocó más miedo y vergüenza que excitación pero al final valió la pena.

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