19. Fetiches

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"No puedo salir así" pensó Tamaki mientras se miraba en el espejo, ¿Por qué estuvo de acuerdo con eso?

Los pequeños golpes contra la puerta lo sacaron de sus pensamientos.

—Tata, ¿Ya estás?

Tamaki entro en pánico sin saber que hacer, cuando accedió a cumplir uno de los fetiches de su novio no creyó que le pediría usar un puto traje de conejito sexy. No es que se viera mal, pero le daba vergüenza salir así.

—¿Tamaki? —La puerta fue tocada otra vez poniéndolo más nervioso

—A-amm, me veo raro —Se excuso pero casi inmediatamente se quiso dar un golpe por lo estúpida que sonaba esa excusa

—Seguro que te queda bien, déjame verte

Tamaki no supo que hacer cuando la puerta se comenzó abrir, por lo que se escondió rápidamente detrás de la cortina de la ducha mientras rubio entraba.

—Tamaki tranquilo, te e visto en peores condiciones esto no es nada

Abrió la cortina viendo por fin el traje de conejito que tenía puesto, puede que Tamaki no tuviera un cuerpo grande ni voluptuoso pero era atractivo a su manera y a Mirio le encantaba así.

—Ven vamos

Lo tomo de la mano llevándolo al cuarto conde tenían el resto de cosas, Tamaki solo se dejó llevar avergonzado sabiendo lo que su novio quería usar. No es que fuera la primera vez que hacían algo así y no negaba que le gustaba hasta cierto punto, pero todavía le causaba vergüenza.

Ambos se sentaron en el piso al lado de la cama donde había un dildo en el suelo y un vibrador bala, Tamaki miró confundido al rubio ya que el vibrador no estaba antes. Por su parte Mirio nisiquiera lo miro, tomo el lubricante y lo puso encima del dildo pegándolo al piso con fuerza para dejarlo en un solo lugar y miro a Tamaki con una sonrisa.

—M-mirio

—¿Te parece si empezamos?

Tamaki asintió nervioso acercándose al dildo y arrodillándose encima de él, movió un poco el traje para dejar espacio y estímulo un poco su entrada para que fuera más fácil bajar. Mirio lo observó hipnotizado mientras bajaba lentamente sobre el dildo, sus expresiones junto con los suspiros y leves jadeos que soltaba lo hacían mucho mejor.

—Aah~ mmm~ —Tamaki bajo por completo quedándose quieto

—Falta el vibrador

—¿Q-qué?

—Solo quedate quieto esto no va a doler

Mirio corrió la tela de adelante del traje dejando el miembro de Tamaki al aire, El pelinegro tuvo el impulso de detenerlo pero no se movió de su lugar dejando que Mirio colocara el vibrador sobre su miembro y lo rodeará con la pequeña cuerda para mantenerlo en su lugar.

—Muévete

Tal y como su pareja se lo pidió comenzó a moverse de arriba a abajo lentamente intentando acostumbrarse a la sensación, Mirio lo miro atentamente mientras subía de a poco la velocidad de sus movimientos y decidió encender el vibrador.

—¡AH~! Q-Qu-

Tamaki detuvo abruptamente sus movimientos cuando el aparato comenzó a vibrar contra su miembro, intento quitarlo por instinto pero Mirio sujeto sus manos y las levanto rápidamente asustandolo por el repentino movimiento. Mientras lo miraba a los ojos Tamaki jadeaba con la respiración irregular, ninguno dijo nada hasta que Mirio bajo la mirada.

—Dejalo un momento, te acostumbras a la sensación

Tamaki intento seguir moviéndose pero iba a un ritmo más lento que antes sin poder coordinarse bien, Mirio vio eso y cambio de sitio colocándose detrás de él sujetando su cadera con fuerza y bajandolo de golpe sobre el dildo. Tamaki grito impresionado y excitado por lo que había echo el rubio, quien ahora lo ayudaba a moverse de forma brusca y rápida.

—Ah~ no~ m-mirio~

Togata subió la intensidad del vibrador con el control sin apartarse de Tamaki, siguió sujetando su cintura mientras el pelinegro montaba el juguete como conejo en celo gimiendo sin poder pronunciar palabra alguna. Tenía una vista perfecta del dildo saliendo y entrando de su novio de forma brusca, se mordió el labio excitado por lo que veía.

—¡AH~! ¡Mirio~! ¡Dios! —Tamaki exclamo antes de por fin alcanzar el clímax

Mirio le ayudo a quitar el vibrador después de apagarlo y también a levantarse del suelo, Tamaki gimio cuando sintió como el dildo salía de su interior con dificultad de lo apretado que estaba en ese momento. Mirio lo volvió a sentar en el piso apoyado contra la cama, la vista que le proporcionaba le encantó.

—Mierda, estuviste increíble Tata

Tamaki tenía las piernas abiertas y la ropa desarreglada por lo que todavía podía ver su entrada dilatada y el desastre de semen que quedó en su abdomen, las orejas de conejo estaban cayendo hacia un lado y la parte de al frente no se ajustaba del todo a su pecho por lo que quedaba medio descubierto.

—¿Te gustaría repetirlo? —Tamaki soltó una risa nerviosa

—Quizás otro día

one-shorts miritama lemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora