Capítulo 30 - Amor?

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Alicia: Martín, no... - trató de hacerme sentar en el banco y supe que era una mala idea. - Martin no podemos hacer eso aquí. - Martin me miró fijamente durante largos segundos, luego volvió a atacar mis labios, mordió, chupó y me volvió loco.

Hacía un mes que no lo besaba y sentía que por mucho que lo besara, nunca sería suficiente para matar el anhelo, estaba tan poseída por el deseo que terminé bajando y sentándome en el banco, su besos descendiendo a mi cuello, alternaba entre morder y chupar, yo estaba loca, de todos modos, no debería estar besándome con Martin en la cocina, pero todo ese deseo me hizo perder el control, la mano de Martin apretó mi muslo y luego ella lentamente subió levantando mi vestido, mientras mis uñas prácticamente se clavaban en sus hombros, nuestras lenguas bailaban, rozándose una contra la otra.

Escuché la puerta de la cocina abrirse y algunas risas, empujé a Martin porque creo que no se dio cuenta, salté del mostrador y me enderecé lo más rápido que pude.

Eran Gonzalo y Lorena, la niña estaba con los ojos muy abiertos, no creo que esperara tal escena, mi hijo solo se reía.

Gonzalo: Lorena espérame afuera, ahí estaré. - hablo y le susurró algo al oído. Lorena sonrió torpemente y caminó hacia nosotros y se fue. - ¡Nuestra madre! Tienes un poco de pintalabios manchado en la cara. - se rió Gonzalo, rápidamente agarré una toalla de papel, Martín seguía presionándome en el banco.

Alícia: tómalo. - Le entregué una a Martín que solo tenía labial en la cara, se reía como un niño travieso.

Gonzalo: Me alegro que hayan acertado. - Dijo Gonzalo y le pasó una cerveza a Martín. - ¿Pasarás el año nuevo con nosotros?

Martin:Ah... no sé. - dijo Martín, lo empujé levemente él seguía parado frente a mí como si quisiera arrestarme, necesitaba beber algo, me sentía muy caliente. - No tengo planes, ¿qué te parece, amor?

Gonzalo: amor? - Dijo sorprendido.

Alicia: Martín...

Martín: El ya es adulto y sabe de nuestra relación, ¿por qué no puedo llamarte amor?

Gonzalo: Ni papi llama a mami amor. - Gonzalo parecía procesar todo. - Solo me tomaré un tiempo para acostumbrarme, nos iremos en un ratito y ya es media noche.

Volvimos a donde estaban todos y Martín ya estaba más contento, estuvo a mi lado todo el tiempo, a veces se topaba con mi mano cuando me iba a servir vino.

Después de la cena, como dos mañanas, nos duchamos y nos pusimos el pijama y fuimos al cuarto donde estaban Fedora, Fernando y André.

Martin fue el último en ducharse y por eso llegó el último, pero apenas apareció en la habitación, como todos estamos en un colchón doble, se aseguró de sentarse detrás de mí y abrazarme, Fedora me guiñó un ojo. , como diciendo "Y ese AE" Fernando solo se rió y André hizo un gesto con la ceja que interpreté como burlándose de Martín por ser el más joven entre nosotros, le hice una mueca. Mucha gente como Martín, pensaría que André y yo tenemos algo para nuestra intimidad precoz, pero entre nosotros no sería más que amistad, él sabía, yo sabía, mi hermana sabía y mi cuñado sabía, yo nunca sentí atracción por alguien que no sea Carlos y ahora Martin, por lo que me sería imposible relacionarme con nadie más, el tema avanzó hacia el matrimonio, un tema del que no esperaba no hablar durante mucho tiempo, después de veinte años, de mucho sufrimiento, solo quería tener un poco de paz.

Martín: ¿Así que has estado casado durante diez años y nunca pensaste en tener hijos? - preguntó Martín

Fedora: Los niños son complicados.

El marido del amante de mi maridoOnde histórias criam vida. Descubra agora