Bebé, el cielo está en tus ojos.

Capitulo 11

—¡¿Yuuri?! —su madre llamó desde abajo.

—¡¿Qué?! —gritó de nuevo, lo último que quería hacer era salir de la cama.

Cuando su madre no respondió, gimió y se levantó de la cama para ir abajo, odiaba cuando sus padres llamaban su nombre y tenía que ir abajo para ver lo que querían.

—¿Qué pasa? —preguntó, tratando de no sonar demasiado molesto.

—¿Qué es esta mancha de aquí? —le preguntó su madre, que apuntó la mancha de color marrón en el sofá blanco.

Mierda, era una mancha de cerveza derramada accidentalmente por Otabek hace un día, Yuuri recordaba.

—Uh... estaba bebiendo un poco de champán y accidentalmente lo derramé.

—Podrías habernos dicho para pedirle a una de las criadas que lo limpiara.

—Lo siento.

—Está bien.

—¿Pasaron un buen tiempo en Nueva York? —preguntó, tratando de cambiar de tema.

Ella asintió. Apenas habían llegado a casa, y por supuesto su madre ya había encontrado algo con que molestarlo.

—Yuko llamo para preguntarnos que estábamos haciendo, por cierto, parecía estar sorprendida de que no estabas con nosotros.

—¿Qu-qué más le dijiste? —preguntó Yuuri, entrando en pánico.

—Le dije que te quedaste en casa ¿No estabas invitado a la fiesta de Pichit?

—Uh, fue... fue cancelada, sólo me quedé en casa.

—Oh, bueno ¿Terminaste la tarea de crédito extra?

Él asintió con la cabeza, aliviado de que su madre no hiciera demasiadas preguntas. Sabía que iba a entrar en pánico y todo se iría lo probablemente cuesta abajo.

Yuuri pasó todo el día en su habitación, leyó y vió Netflix en su MacBook. Se cansó en un momento y suspiró, porque quería ir a algún lugar, pasar un buen rato. Pero no podía porque sus padres no lo dejaban y, además, no tenía a nadie para pasar el rato.

Llamó a Pichit unos minutos más tarde, cuando empezó a dar vueltas por su habitación.

—Hola Yuuri —Pichit saludó en el otro extremo, y bien, sonaba un poco nervioso.

—¡Hey! ¿Estaba pensando que podríamos pasar el rato esta noche? podrías venir o-

—Yo uh... en realidad tengo una cita con Chris.

La boca de Yuuri se abrió con la noticia.

—¿Tú qué? ¿Dónde? ¿Qué?

—Me lo pidió ayer.

—¿Adónde van?

—Algún restaurante italiano que le gusta.

—Y... ¿Está bien? guau, ¿Así que están juntos ahora?

—Eso creo.

—Oh, bueno... lo siento, me refiero a que te deseo buena suerte, diviértanse.

Yuuri no esperó que Pichit respondiera antes de que colgara y se sentó a los pies de su cama, nunca había estado más aburrido en su vida, sentía como si pudiera llorar de exasperación.

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Viktor se lamió los labios mientras observaba a Chris enrollar un cigarrillo, estaban en la sala de estar de Viktor el 2 de enero, listos para fumar su primer porro del año.