𝗔𝗋𝖼𝖺𝗇𝖾 - [𝖮𝗻𝗲 𝖲𝗁𝗈𝘁𝗌]

𝖢𝖺𝗂𝗍𝗅𝗒𝗇 [I]

-No creo que esto esté bien..-Dijo la pelicastaña bajando del escritorio dónde se encontraba sentada, separando a la contraria de ella tomándola por los hombros.

-¿Qué? ¿De qué hablas?-Habló confundida sin siquiera voltear a mirar a la chica.

La ojiverde suspiró mientras medio acomodaba su ropa-Sabes a qué me refiero, cait.-Le lanzó una última mirada para luego darle la espalda y sin más salir de la oficina.

La peliazul apretó sus puños mientras fruncía su ceño con algo de enojo en su sangre, le enfadaba que por el hecho de estar casi comprometida, perdería a la persona que de verdad amaba desde la primera vez que intercambiaron palabras.

Se sentó en su silla llevando su mano al puente de su nariz agarrando este tratando de no perder los estribos, estaba más que molesta, pero estaba en su horario de trabajo. Más tarde hablaría con ella para tratar de hablar las cosas con más calma.

Nada mejor que un cigarro y una botella de alcohol mientras estás en tu bañera llena hasta el tope con agua congelada y la ropa del trabajo que ni se había molestado en quitarse.

-Puta vida de la mismísima mierda.-Golpeó levemente su frente con la palma de su mano.

Tomó la media botella de tequila, llevaba casi la mitad, era algo buena controlando el alcohol, pero no estaba totalmente en sus sentidos. Sin importar qué le dió un gran trago a la botella.

Una gran patada a la puerta del baño la asustó por completo, provocando que se le cayera la botella de vidrio al suelo, un ruido más fuerte que la dejó totalmente exaltada y con ganas de llorar. Por el simple hecho de tener que limpiar eso después, ya le daba flojera todo.

-Puta madre ¿Caitlyn? ¿Qué mierda tienes en la cabeza? Hija de puta.-Suspiró volviendo a tirarse para atrás dándole una calada a su cigarrillo.

La ojiazul suspiró con una mano en su pecho acercándose a la ojiverde, agarró la mano de esta, estaba totalmente helada, así que procedió a tocar su frente. Estaba ardiendo en fiebre, lo cual la preocupó, sobre todo al entrar y verla en tal miserable estado.

-Levántate, o morirás de hipotermia.-Pasó uno de sus brazos por sus hombros, agarrando su cintura con su mano libre.

-¿Y? De todas maneras me valdría una mierda.-Habló sin importancia, caminando torpemente y dejando pisadas de agua con cada andar que daba.

Caitlyn suspiró hasta llevarla a su cuarto, sentando la en uno de los sofás que había en la habitación. Exhaló pesadamente pasando su mano por su frente, hasta que pudo verla bien. Su camisa blanca transparentaba su ropa interior rosa, y sus ajustados pantalones, marcaba muy bien su figura, algo que la prendió por un momento, hasta que logró despabilar, al ver como la cabeza de la pelicastaña se iba hacía adelante y luego hacía atrás.

-¿Dónde guardas tu ropa?-

-Ahí ¿Qué no ves?-Apuntó al armario detrás suyo con algo de dificultad.

Rodó los ojos para luego sacar el pijama y ropa interior de la chica, se acercó a ella e intentó que se quedara quieta unos segundos para desabrocharle la camisa.

-¡No te muevas!-

-Lo siento...-

Hasta que por fin pudo cambiarla por completo, dejó la ropa en el lavado y procedió a secarle sus sedosos cabellos, con mucho amor y cuidado mientras peinaba con cuidado de no tirarle el cabello o le llegara a doler.

-Lo siento...-Se escuchó su voz en un pequeño murmullo.

Caitlyn no podía ver su cara, ya que la más baja estaba sentada en el suelo y ella en la cama concentrándose en lo suyo.