Viktor

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[Capítulo corto]

[......]

Un gran viento recorría todo su cuerpo, moviendo tanto su ropa como su cabello, de un lado a otro, ese frío que fácilmente congelaba su piel, estaba nevando, y ella no traía más que su camisa blanca, sucia, sus pantalones negros, rotos en las rodillas, algunas partes de la tela estaban rotas, permitiendo que ese horrible frío tocara su piel, erizando esta, pero no le importaba, ahora estaba concentrada en otra cosa, bueno, más que nada, tratando de aguantar sus lágrimas.

Parada en la orilla de un puente, que mirando hacía abajo, piedras, y algo más allá, el mar, el cielo nublado, un día triste, como casi todos los días de su vida, pero sobre todo este. Pequeños copos de nieve resbalaban por sus brazos, causándole leves cosquillas, estos se acumulaban en su cabello, congelando ahora su cabeza, era tanto el frío que sus labios estaban morados, secos, casi salia sangre de ellos.

Sus ojos tristes, llenos de lágrimas que amenazaban con salir, un dolor en el pecho muy difícil de explicar, lo que sentía era otro nivel de dolor, garganta seca, no podía pasar saliva, raspaba. Soltó un largo suspiró con dificultad, hacía el intento de  sollozar a lo bajo, con una mano en el pecho, apretando su camisa, arrugandola, ahora no estaba en el lugar de aguantar su gran dolor, sus lágrimas por fin salieron a la luz, de a poco lloraba más fuerte, al intentar dejar de llorar, no funcionó, se estaba estresando, golpeó su pecho varías veces con gran fuerza tratando de secar sus lágrimas.

Agarró su cabeza con ambas manos por el dolor, sabía que estaba teniendo una crisis, así que actuaba inconscientemente, lo sabía muy bien, pero esta era una ocasión totalmente distinta. Mientras lloraba desconsoladamente, un tirón la llevó hacía atrás, unos brazos impidieron el fuerte impacto que pudo haber causado esa caída.

[Present]

Sus pies se movían suavemente de un lado para el otro, con cigarrillo en mano, admirando el gran océano azul, le encantaba cuando pequeñas gotas de agua salada llegaban hasta su cara, soltó una pequeña sonrisa, dándole una calada al palillo de tabaco de su mano, exhalando una gran nube de humo gris.

—Qué haces.—

Su voz se escuchaba algo preocupada, ¿cómo no? La chica estaba sentada en el barandal de su alcoba, normal, más de 15 pisos arriba, dándose un pequeño gustito mientras admiraba esa hermosa vista hacía toda la ciudad.

Con dificultad el chico tomó a la pelirubia por su cintura, bajandola inmediatamente del lugar en el cual guardó asiento como si nada.

—Solo admiraba la vista..—

Levantó sus hombros, una sonrisa se posó en la cara de su novio, esto de cierto modo alegró a la ojiverde, dejando un pequeño beso en la mejilla del más alto. Sonrojado por tal acción, caminó hacia dentro de la casa, entregándole una pequeña bolsa de papel a la chica.

—Tú desayuno, asegúrate de comer todo.—Su semblante era uno serio, dejándole una mini advertencia.

La chica levantó sus manos lado a lado de sus hombros, asistiendo con la cabeza, le divertía, pero a la vez le asustaba cuando Viktor se ponía serio derrepente, no podía negarse a nada, por más que quisiera, no le era posible.

[...]

Cada uno caminando al lado del otro, viendo el hermoso atardecer, que compartía varios tonos, azul, violeta, rosa, naranja y ni olvidar el amarillo, el sol ya estaba poniéndose. Sarah traía un helado de vainilla en su mano, disfrutando de este, pues el castaño se lo compró con gusto, le gustaba verla felíz. Verla tan felíz por una simple bola de hielo con sabor, le sacaba una pequeña sonrisa, una chispa de alegría en su corazón.

Desde el momento en que la vió en ese puente, verla tan deplorable, miserable, mal mentalmente, hizo lo posible para que ella se quedara a su lado, ciertamente, se enamoró de ella apenas la vió, ¿amor a primera vista? no lo sabe, ni lo sabrá, simplemente, le gustaba tenerla con el. Sarah de alguna manera se enamoró del chico de ojos ámbar, ambos se necesitaban, el uno al otro. Pero sarah no estaba en condiciones de enamorarse, ya estaba devastada por la pérdida de su madre, si llegara a una ruptura amorosa, quedaría más en la mierda, y viktor lo sabía muy bien, pero le gustaba tener a alguien que necesitara de el, alguien a quien cuidar, que le pidiera ayuda cuando no podía lograr algo sola.

No sabían si su relación era tóxica de algún modo, a sarah no le importaba, solo quería a alguien que estuviera para ella cuando lo necesitara, que la escuche, que le de el cariño que siempre anhelo y nunca recibió, se conformaba con lo que fuera, para no estar sola, mientras tuviera a alguien que sostuviera su mano, sin importar cuántas veces caiga, de alguna manera la hacía sentir felíz, raramente felíz, por parte de ambos, alimentaban ese raro amor, que solo ellos entendían, sabían que en algún momento todo ese amor terminaría tarde o temprano, pero no les importaba, solo se enfocaban en lo que pasaría mañana.

[...]

Raramente corto, pero fué lo que se me vino a la cabecita de pájaro, cuanto lo siento. TT

𝗔𝗋𝖼𝖺𝗇𝖾 - [𝖮𝗻𝗲 𝖲𝗁𝗈𝘁𝗌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora