Ekko

2.3K 119 7
                                        

Autora: kirammanswifey
App: tumblr







Es una noche fresca en Undercity, la luz de la luna se refleja en las paredes derruidas de los edificios mientras estás en un tejado, observando la ciudad que se extiende bajo tus pies. Desde aquí, todo parece más tranquilo, más distante, aunque la vida continúe detrás de ti.

Pero entonces, una risa familiar atraviesa la quietud de la noche. Te das la vuelta y ves a Ekko, saltando de una cornisa a otra como si fuera lo más natural del mundo, aterrizando a tu lado con una sonrisa que sólo él podría ofrecer. El brillo travieso de sus ojos te dice que esta noche va a ser de todo menos aburrida.

"¿Qué haces aquí sin mí?" Pregunta Ekko enarcando una ceja, sin dejar de mirarte. "¿Creías que podías disfrutar de las vistas sin que yo te acompañara?."

Te ríes, sabiendo exactamente cómo juega, cómo consigue siempre que las situaciones sean divertidas y llenas de energía. "¿Pensabas que me quedaría de brazos cruzados mientras te pavoneas como el rey de Zaun?" Respondes con una sonrisa igual de juguetona.

La cercanía entre los dos se hace más palpable, más cargada, como si cada palabra compartida aumentara la tensión entre ustedes. El aire fresco de la noche parece ligero, pero el calor que crece entre ustedes es cualquier cosa menos eso.

Ekko se acerca, sus ojos brillan con la confianza de siempre, pero hay algo más. Algo que te hace preguntarte si este momento será diferente de los demás. Se para frente a ti, su aliento ahora más cerca del tuyo.

"Lo bueno de estar aquí arriba." Dice mirándote de arriba abajo, “es que nadie puede interrumpirnos." Su tono es suave pero con una insinuación de algo que sabes exactamente a dónde te lleva.

Le sigues con la mirada mientras se acerca aún más. La tensión aumenta, casi como un desafío no verbal, y no puedes evitar que se te dibuje una sonrisa traviesa en la cara. Algo en él te incita a jugar, a ver cómo se desarrollan las cosas.

"¿Ah, sí? ¿Y qué quieres hacer con toda esta intimidad?." Por supuesto, lo sabías, pero le seguías el juego, ya que esa era la dinámica entre ustedes.

La mirada de Ekko se intensifica, sus labios se curvan en una sonrisa satisfecha mientras se acerca a ti. Sus manos se posan en tus caderas, ligeramente firmes pero sin presionar, como esperando algo. Sus ojos no se apartan de los tuyos, jugueteando con la idea de lo que podríais hacer los dos.

"¿Por qué usar palabras cuando hay acciones?." Responde, con una voz tan grave y profunda que te hace estremecer. Sin previo aviso, sus manos se deslizan alrededor de tu cintura, levantándote ligeramente y acercándote a su pecho.

El contacto es suave, pero se siente como una sacudida eléctrica, como si todo entre ustedes se hubiera condensado en ese único instante. Te acaricia la espalda con los dedos, como si quisiera explorar cada centímetro, pero de forma relajada, sin prisas. Su juego es sutil, pero estás segura de que está disfrutando de la incertidumbre que ambos estáis creando.

"Te deseo." murmura contra tus labios.

Sonríes y le tocas la entrepierna, disfrutando de su suave jadeo como respuesta.

"Lo sé, puedo sentirlo." Dices con aire provocador, marcando la primera victoria de la noche.

Pero Ekko no era alguien que se rindiera fácilmente. Deslizó una mano entre tus piernas, rozando tu punto sensible aún cubierto. Gemiste y clavaste las uñas en sus hombros.

"Sí, yo también puedo sentirlo." Su tono era burlón, pero no en el mal sentido.

Unos segundos de juego, de tensión, y entonces te atreves a dar el siguiente paso. Le das un empujón suave, no demasiado fuerte, pero suficiente para detener su movimiento y hacer que te mire, divertido pero también un poco sorprendido. "¿Eso es todo lo que tienes, Ekko?" le desafías, incapaz de resistir la provocación en tu tono.

Con una risa baja, Ekko responde: "Tienes razón, ¿cómo iba a subestimarte?" Luego, se inclina cerca de tu oído, rozando tu piel con su aliento. "Creo que esta noche va a ser más interesante de lo que pensaba."

En un movimiento rápido, se coloca el cinturón y se baja los pantalones y los calzoncillos hasta las rodillas. Pero no se detiene ahí; te levanta y te sube el vestido. En menos de un segundo, está dentro de ti, grande y caliente, palpitante.

Jadeas con fuerza y le tiras del pelo. Todo había sucedido tan de repente, tan salvaje y errático. Pero era de esperar; Ekko y tu habíais tenido una tensión sexual inmediata desde la primera vez que se vieron. Todo el mundo sabía que sólo era cuestión de tiempo que esto ocurriera.

El calor se intensificó, la electricidad entre ustedes se hizo palpable, sus caderas se movían de un lado a otro, guiadas por sus firmes manos; era una hermosa danza coordinada. Y antes de que puedas reaccionar, sus labios se encuentran con los tuyos en un beso intenso pero juguetón. No es apresurado ni desesperado, sino lleno de la pasión que ambos habéis mantenido a raya, esa chispa que siempre había estado ahí, esperando un momento como éste.

El beso es profundo, lento, mientras sus manos exploran tu cuerpo suavemente pero con necesidad de más. El jugueteo de Ekko no decae, y puedes sentir cómo cambia el ritmo, cómo sus caricias pasan de suaves a más exigentes, como retándote a seguir el ritmo.

"Sabía que tenías algo en la manga." Dice con una sonrisa burlona entre beso y beso. "Pero no pensé que se te daría tan bien." Ekko trazaba líneas en tu tenso abdomen con los dedos mientras lo montabas: eras un espectáculo para la vista. Su musa. Allí, bajo la luz de la luna acariciando tu rostro, tu cuerpo unido al suyo, era una obra maestra.

"Es que me das ganas de jugar a tu nivel." Respondes, cabalgándole con un ritmo firme y seguro.

Ekko echa la cabeza hacia atrás, dejándose llevar por un momento, disfrutando de tu delicioso movimiento. Su expresión es una delicia, con la boca ligeramente abierta y las cejas fruncidas, la cara que pone cuando está enfadado. Y tú siempre has tenido una fijación particular por los Ekko-enfados, así que aprovechas la situación y le besas una vez más. Lo necesitabas. Lo necesitabas. Lo has necesitado durante mucho tiempo.

Cada beso se hizo más frenético, cada caricia más necesaria, cada gemido más íntimo. En la azotea, bajo las luces estrelladas y el susurro del viento, sólo estabais Ekko y tú. Y eso era lo único que importaba.

𝗔𝗋𝖼𝖺𝗇𝖾 - [𝖮𝗻𝗲 𝖲𝗁𝗈𝘁𝗌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora