Sevika

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Advertencia: No.

La morena solo frecuentaba uno de los burdeles más conocidos, pero debido a eso mismo, comenzaba aburrirse de siempre estar con las mismas mujeres una y otra vez. En una de sus típicas rondas por los carriles, pude divisar a una bella mujer fuera de uno de los burdeles menos conocidos, solo gente con mucho dinero podría entrar por esa puerta. Luego de haber visto a tal pelirroja, había comenzado a frecuentar tal lugar, por lo que solo un par de veces lograr intercambiar palabras.

Había pasado un mes, se convirtió en rutina, pasar fuera de ese burdel a la noche, a la misma hora de siempre y como era obvio, fué directo hacia el lugar, tarde por la noche, siendo la mano derecha de Silco, nadie podría ponerse en su camino, posiblemente terminaría molido a golpes, a segundos de saludar a la muerte. Cuando llegó al lugar no lo pensó ni un segundo y entró, buscando disimuladamente con la mirada a la pelirroja de orbes azules, siendo inútil, no logró encontrarla por ningún lado, así que tuvo que tomarse las molestias de reclamar por ella.

— Solo vas a perder tu tiempo, no está atendiendo. —

Hasta aquí podía sentir la mentira en sus palabras, la chica fué agarrada por el cuello, descontandole aire de sus pulmones.

— ¿Me creés imbécil? Dime ahora mismo dónde está, maldita puta. —

Casi podía ver humo salir cada que hablaba, la chica mientras daba golpes tontos en las manos de la azabache, con dificultad la contraria habló.

— La sala vip. —

Pudo recuperar el aire cuando la soltó, esta agarró su cuello, tratando de agarrar aire con suma dificultad. A la morena le importó poco, empujando a quienes se interpongan a su paso, no dudaría el molerlos a golpes.

Una de las chicas se ofreció a guiarla hasta la sala vip, apenas entró, todo estaba medianamente oscuro, lo único que daba luz al lugar eran luces led de color rojo, chicas bailando en tubo mientras viejos les lanzaban dinero. La chica que iba delante suyo la llevó hasta unas mesas antes de llegar donde se encontraba la chica que la logró enamorar a primera vista.

— Solo dejarte hasta aquí. — Hizo una pequeña reverencia, para luego irse casi corriendo.

Esta se volteo, caminando lentamente, teniendo que correr un poco unas cortinas azules de tela, donde solo atinó a asomar solo un poco su cabeza, allí viendo a tres viejos drogándose, cada uno con una dama de compañía. Pudo ver a la pelirroja, sentada en el suelo, la cual mantenía su cabeza recostada sobre el regazo de una vieja.

La pelirroja traía un vestido negro corto, tacones medianamente altos, una gargantilla junto unos guantes unicolor largos que no cubrían sus dedos, toda su ropa a juego, lo que resaltaba su hermoso cabello. La guerrera no llegaba a ver bien la cara de la chica, sin esperar más entró al lugar sin importarle nada, sus pesadas botas chocaban contra el suelo, llamando la atención de todos en la habitación.

— ¿Qué mie..—

Un golpe fué suficiente para dejarlo inconsciente, alarmando a la
pelirroja, quien estaba más que perdida
y confundida, vió como los últimos dos sujetos salían rápidamente del lugar, al igual que las otras dos chicas, con el corazón en la mano. La pelirroja se sentó en el sofá de cuero.

Por más que Sevika trataba de ver su cara, le era imposible debido a los cabellos de la chica, estaba cavizbaja, escondiéndose de la chica.

—¿Qué creés qué haces?— Habló en cierto tono de enojo.

—¿Por qué no me dejas ver tu cara?— Trató de acercarse, pero su contraría se apegó más al sofá.

—¿A qué viniste?—

La morena pegó un suspiro, apretando sus puños, negó con su cabeza.

—¿No puedo pasar a verte?—

Esta solo fué ignorada, mientras la pelirroja se levantaba de su lugar, para caminar hasta la salida, fué detenida inmediatamente por Sevika, quién la tomó de forma delicada desde su muñeca, obligandole a voltearse, viendo por parte de su cara y cabeza pequeños rastros de sangre y golpes.

—Sevika, ya suéltame.— Volvió a ocultarse bajo sus cabellos, tratando de soltarse de su agarre, lo cual le resultaba imposible.

—Me vas a explicar inmediatamente.—

Inmediatamente soltó un suspiro. —Pero no aquí.— Entrelazó sus dedos con la más alta, y tiró delicadamente de ella hasta llevarla a su habitación, tres pisos arriba, abrió la puerta fué directo a su cama, mientras prendía un cigarrillo, vió como la morena recostaba su espalda contra la pared.

—Bien, ¿por dónde empiezo?—

[...]

Supuestamente era un día especial, ya que llegaba el jefe, acompañado de sus amigos, para así sorprenderlos, gracias a que el había tomado el mando, el negocio seguía en pie y teníamos la comida de cada día.

Ese día habría llegado una chica nueva, apenas la veías deducías que no tenía experiencia en este mundo, peor, remplazaría a una de las stripper que se había lastimado el pie. Lo peor que podía pasar era que se arruinara el show, dejaría en vergüenza al jefe, fué exactamente lo que sucedió.

Podían los llantos, gritos y suplicas de la pobre chica, además de escuchar los golpes que le daba, a lo que la pelirroja estaba demasiado dudosa, mientras apretaba la tela de su vestido, se agarró los ovarios y decidió entrar de inmediato, cerrando la puerta detrás de ella, sus compañeras trataron de detenerla, pero fué imposible. Apenas entró se colocó delante de la chica, tratando de hacer el menos contacto posible.

—Quítate, ahora.— Habló entre dientes.

La pelirroja miró sobre su hombro, viendo a la chica con la cara cubierta de sangre, llorando a mares, casi desmayada.

Negó con la cabeza, mientras mordía su labio, preparada para recibir cualquier golpe, lo cuál llegó directamente a su mejilla, rompiendo su labio.

—¡QUE TE QUITES CARAJO!—

Lo último que pudo escuchar fué un pitido, miró hacia el suelo, pedazos de vidrio por todas partes.

—Lo último que recuerdo fué que caí contra el suelo, y ya.— Reí, dándole una gran calada al cigarrillo.

—Ese imbécil.—Apretó sus puños, lo encuentra y lo torturará de mil formas.

Se quitó sus tacones, quedando solo en sus blancos calcetines, levantó su cuerpo de la cama, caminando lentamente hasta la guerrera mientras exhalaba el humo.

—Ya te extrañaba.— Se puso de puntillas, robándole un beso a la morena, quien instantáneamente la tomó desde sus muslos, alzandole mientras le seguía el beso.

—Yo también te extrañé, demasiado.—

Nadie más que tu había logrado ver esa parte de Sevika, la que te volvía loca, que se veía tan ruda y grandulona, pero cuando estaba contigo a solas era tan suave y dulce, o eso intentaba, a veces se le dificultaba, pero se te hacia muy linda, cuidaba de tí como nadie nunca lo había hecho, te sentías amada y valorada, a pesar de no tener años de conocerse, se hacían sentir bien la una a la otra. No podían mirar a nadie más, eran las únicas en su mundo, nadie importaba, más que ustedes.

[.......….....]
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Algo cortito, estuve desaparecida por mucho tiempo y por fin les traigo algo poco, pero algo.

Pero ya, sevika te amo.

Ya les estaré preparando más cositas bebés
(∩´﹏'∩)

𝗔𝗋𝖼𝖺𝗇𝖾 - [𝖮𝗻𝗲 𝖲𝗁𝗈𝘁𝗌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora