El chico nuevo

CAP 8 de necesitamos un nuevo plan

—Necesito tu ayuda, la necesito.—Imploro con desesperación, casi al borde de las lágrimas. ¡Ya no me quedaban ideas! Y el té ya se había enfriado de nuevo.

Llevaba casi una semana tratando de acercarme otra vez a Eddie para entregarle su botella, y su libro. El problema es que ahora el chico había entrado al equipo de básquet, y por ende había estado entrenando, lo que no solía dejarle tiempo para ir a la biblioteca. Y aunque me gustaba irlo a ver a los entrenamientos, ahora era mucho más difícil acercarme a el. Porque todo el tiempo estaba rodeado de gente.

—Tranquilo hermano, todo va a estar bien. Solo calmate.—Ese era Rogelio. Quien al escuchar lo sucedido hace un par de días atrás, no dudo en darme ánimos para que pudiera completar sus consejos y demostrarle a Meyer que sus tips son ciertos, y así salvarse de vestirse de chica y alagarla todos los días.

Hablando de la mencionada, no la eh visto hace ya un buen tiempo. Seguro, está entrenando ser porrista no debe ser fácil, eh visto como entrena eddie. Las porristas deben hacer el mismo esfuerzo físico.
No, definitivamente jamás sere porrista o basquetbolista, mucho trabajo. Para mi regordete y pequeño cuerpo.

—¡Ya llegaron los refuerzos!—La animada voz de Mario, me hace pensar que esto no era una buena idea.

Al siguiente día, de lo ocurrido en la biblioteca, me los tope en la cafetería y decidí presentárselos a Roger. Después de todo mi círculo de amigos no era grande, intentar extenderlo un poco más, no era un delito.

...

—¡Muy bien! Ya te acercaste a el, ya le hablaste, le diste regalos bueno almenos lo intentaste y también lograste que te hablará.—Habla María en un tono fuerte y claro. Dando un resumen de lo sucedido las últimas tres semanas.

—¡Inclusive logro que Eddie lo cargará en sus brazos! Todo gracias a mis consejos.—La voz de Roger se escucha en el fondo. Termina de hablar destacando lo último.

Estábamos en la casa de Mario, para ser mas Especificos en su habitación. Después de la escuela el chico nos había invitado a su cantón para crear un nuevo plan de conquista. Así que estabamos sentados en el suelo (A petición de María) todos excepto Meyer que por alguna extraña razón, tambien estaba aquí.

—¡Necesitamos un nuevo plan!—Dice María chocando un Masó contra el escritorio de su novio. ¿De dónde saco el Masó? Tenía un pizarrón tras de ella, por lo que no perdió tiempo escribiendo la frase "nuevo plan de conquista para ayudar a juan a enamorar a Eddie Nadaud" lo cual si lo piensas bien es un título muy largo.

—¡Agregale! ¡Con los últimos dos consejos de Rogelio Roselino!—Grito el mencionado, aún sin ser necesario que usará ese tono.
María hace lo que este le indica y abajo de lo que había escrito antes. Agrega el "Con los  últimos dos consejos de Rogelio Roselino." Ahora sí es un título largo.

—Necesitamos una lluvia de ideas.—Vuelve a hablar María, ahora escribiendo lo dicho en el pizarrón.—Emilia ¿Alguna propuesta?—Dice dirigiéndose a la chica sentada de piernas cruzadas en la cama de Mario, quién sostiene una almohada entre sus manos.

—Yo no vine a proponer nada, yo solo quería ser testigo de cómo Rogelio fracasa.—Termina de hablar, ahora sosteniendo su teléfono para empezar a teclear algo. El antes mencionado frunce el ceño, sin responder nada. Se nota que no quiere perder la apuesta.

—¡Yo! ¡Yo tengo una idea!— Mario habla con toda la fuerza de sus pulmones. Haciendo que todos en la habitación lo miremos.
Mario por alguna extraña razón, me recuerda a Pinky de ¿Pinky y cerebro? ¿No? ¡Si! Aparte, Mario seria Pinky y María sería cerebro. ¡Le queda perfecto los papeles! ¡Oigan! ¿Saben que vamos a hacer mañana? ¡Conquistar el mundo!

—Juan, pon atención.—La voz de María me trae de regreso al mundo. Veo como Mario ya está parado a su lado, y sostiene el plumón negro entre sus dedos.

—Ahora que todos estan prestando atención.— Habla fuerte y claro la morena, mirándome al decir lo último, para después continuar hablando.
—¿Cual es tu idea, mi mariposito?—No pude evitar reírme, ante el inusual apodo. Callandome de golpe al resivir la amenazadora mirada de la chica. Si las miradas mataran, yo estaría tres metros bajo tierra.

—La idea que yo propongo.—Dice fingiendo un tono de voz serio. Hace una pausa—Mi mariposita.—Ahora sonríe bobamente viendo a la chica. ¿Como es que no había notado, lo empalagosos que eran?

—Es hacer que Juan, llame la atención de Eddie haciendose....—Vuelve a hacer una pausa, solo para darle suspenso.

—¡Ya dilo!—La voz de Rogelio se deja escuchar. Que bueno que hablo, pensé que ya se había muerto del aburrimiento que esto está dando.

—¡Un cambio de look!—Grita entusiasmado. Y como siempre no puedo evitar pensar en que esto era una mala idea.

...

—¡Okey! ¡Okey! Ustedes dos larguense.—Decia Meyer, mientras empujaba a Mario y Roger a la salida.

Después de la propuesta de Mario, todos (excepto yo) decidieron que lo mejor era llevar la "junta" a mi casa, específicamente a mi habitación, más específico a mi clóset. Asi es como meyer termino metida en mi ropero buscando algo de ropa "servible"  para esta situación. La moda realmente parecía entuasiasmarla pues nada más escuchar las palabras "cambio de look" no tardó nada, en levantarse de la cama de Mario para jalarme a salida. María por otro lado había dejado su posición militar, para pasar a una más suave. Y aunque le costó mucho despedirse de su mariposito (me río mentalmente) al final termino aceptando que esto era solo cosas de chicas. ¡Lo que me pareció tonto! Aunque... No es como si Roger pudiera ayudarme en esta situación, y Mario parecía vestir igual de simple que yo... Sí, definitivamente las chicas fueron la mejor opción.

—Nose supone que el debería amarme tal y ¿como soy?—Pregunto por tercera vez, siendo ignorado como las ultimas dos veces. Estaba desparramado en mi cama, abrazando a mi cuchurrumin mientras veía a las chicas asaltar mi clóset. Todas mis playeras de colores opacos volaban por el lugar. Nada parecía convencer a esas dos tipas.

Yo solo las podía ver aburrido. Almenos a ninguna se le había ocurrido el ir de compras, eso sí sería un problema.

—¡Vamos de compras!—Exclamo derrepente María. Soltando todo el aire que tenía adentro de manera dramática. Se notaba que estaba cansada, aburrida y agotada por buscar oro donde solo ahí plata.
Cuando la segunda chica en la habitación, tomo sus cosas, para  después observarme con los brazos cruzados. Solo supe una cosa... Mis ahorros corrían peligro.  Me pegue con la mano la frente, vaya suerte la mía. ¡Te odio mala suerte!