―Estás loco.
―Es una extensión enorme de terreno, la línea recta es inmensa. Laura miraba el mapa, la línea que había trazado Javi hacia el sudeste.
―Bueno, esto es suponiendo que hayas hecho bien el cálculo―dijo ella. Javi asintió.
―Sí. Puedo haberme desviado un par de grados. Cinco, como mucho. Amplió el radio un centímetro. Los cambios eran significativos en la línea cuanto más se alejaba ésta de la Plaza de San Pedro.
―Hay varias ubicaciones más o menos lejanas a tener en cuenta. El Circo Máximo pasa cerca de una línea, pero ahora es un montón de ruinas―señaló Laura.
―Igual es mucho más fácil que eso―dijo Rafa―. ¿Dónde señalaría la sombra? Javi señaló hacia el sudeste. Rafa caminó hacia donde señalaba el dedo y de inmediato los demás le siguieron.
―¿Dónde vas?
―Una corazonada. Sólo eso. Rafa se dirigió al borde de la plaza. Javi murmuraba por lo bajo.
―Ecce crux domini. Fugite partes adversae. Vicit leo de Tribu Juda. Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat. Christus ab omni malo plebem suam defendat...
Laura seguía pensativa.
―Ninguna línea se acerca a ningún punto estratégico interesante. Panteón... Piazza Navona...
Pero Rafa se había acercado ya a las columnas de la Plaza de San Pedro y las examinaba atentamente. Observó dos o tres, situadas en la probable dirección hacia la que apuntaría la sombra, mirándolas atentamente.
―Deberíais ver esto―dijo, poniendo la mano en una de las columnas. Los demás se acercaron.
―¿Eso qué es?―preguntó Sergio―. ¿Está en latín?
―Ars et sapienta te ducum―leyó Rafa―. ¿Qué significa?
―El latín no es lo mío―reconoció Javi―. Sólo conozco algunas frases sueltas y esta no es una de ellas. Lauri sabe más que yo, pero Esther sí tiene idea de traducciones―se volvió hacia su amiga.
―Creo que significa "la sabiduría y el arte os guiarán"―dijo la chica, leyendo la inscripción.
―Eso nos aclara muchas cosas―dijo Lucas, frunciendo el ceño. Pero Javi ya tenía su maquinaria mental puesta a funcionar.
―La sabiduría y el arte. Tal vez sí que nos aclare cosas.
―Ya estás otra vez dándotelas de listo―protestó Galindo.
―Piensa con la cabeza. Estamos buscando un disco solar egipcio―dijo Javi, caminando a grandes zancadas hacia la columna―. Piensa que todos los dioses de la antigüedad tuvieron su correspondiente equivalente en las culturas posteriores. Así, Zeus y Hera para los griegos eran lo mismo que Júpiter y Juno para los romanos―Javi apoyó su mano en la columna, mirando la inscripción como si se tratara de un fantasma.
―Vale, ¿hasta dónde quieres llegar con todo esto?―preguntó un desconcertado Rafa, cortándole.
―Estoy diciendo que nos olvidemos de Egipto por un momento. Que pensemos en Roma. Estamos en Roma―dijo Javi.
―Minerva, diosa de la sabiduría, el arte y la guerra―intervino Laura.
―¡Minerva!―exclamó Javi, con un gesto teatral.
―¿Y la inscripción de debajo de la primera?―preguntó Rafa, acercándose de nuevo a la columna y señalándola.
―Sequere Regis conspectum―leyó Javi―. ¿Esther?