3. Exposición templaria.

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Javi y Laura habían vuelto tan pronto como habían podido.

―Bueno, Sergy, cuenta― dijo Javi.

Sergio señaló la caja como toda respuesta.

―La trajo el tío raro ese. Dice que dentro va un mapa que indica la ubicación del tesoro.

―Y nosotros tenemos una llave―dijo Laura. Javi le dio la llave. Laura se inclinó sobre el candado del cofre y lo abrió. En el interior había un cofre más pequeño, incrustado en el primero, y una hoja de papel. Estupefacta, Laura cogió el folio. Se lo dio a Javi, que lo cogió con cuidado.

―Este escrito tiene al menos doscientos años―observó Javi.

―Venga ya―dijo Rafa―. ¿Cómo puedes saberlo?

―El folio parece nuevo, pero ha perdido el brillo blanco que tienen los papeles nuevos. Y la tinta parece desgastada con el paso del tiempo. Es legible. Además, el papel es tan viejo que he tenido que cogerlo con mucho cuidado para no hacerse trizas entre mis manos. Así que no sé el tiempo que tiene, pero mucho, seguro.

―¿Siempre tienes que ir de Sherlock moderno? ―preguntó Rafa.

―Más o menos― dijo Javi, que empezó a leer el papel. Había poco escrito. Apenas unas pocas palabras.

El sacrificio templario.

El camino de Talaván.

La Vereda Real.

―Al menos lo dedujimos todo bien― dijo Sergio, animado―. El sacrificio se refiere sin duda al Baphomet aquel.

―Cierto. Sacrificios templarios ofrecidos a Baphomet, una figura tergiversada y erróneamente ligada al culto al diablo―apuntó Javi―. Eran sacrificios que se realizaban con algo. Una espada.

―¿Erróneamente? ―preguntó Sergio―. ¿Le has visto la cara al Baphomet ese?

―Sí, es la imagen de Satanás que nos han hecho tener. Pero en realidad el demonio es uno de los cuatro arcángeles de Dios: Luzbel, de lo que deriva Lucifer. No sería tan feo ni hecho a propósito―dijo Javi―. Baphomet era en realidad un culto a la vida y la fertilidad.

―Hay algo escrito por detrás―apuntó Rafa entonces.

Javi le dio la vuelta al papel y lo sostuvo cuidadosamente, mostrándolo a sus compañeros.

―Ajá. Tinta más reciente. Es de un tono azul distinto al de la otra cara…

―¿Sabes que te pones insoportable a veces? ―le espetó Lucas.

―Sí, soy consciente― replicó Javi, sin hacerle caso―. “Salve, Rey Alfonso VIII”. ¿Qué cojones es esto…?

―Organizaré el viaje a Plasencia ―dijo Sergio, encendiendo el ordenador.

―Salve, Rey Alfonso VIII ―repetía Javi, mirando el papel en estado de ensimismamiento total―. Salve… hum… tal vez los restos de algún antiguo palacio real en el camino… Los templarios lucharon del lado del Rey Alfonso. ¿Tendremos que buscar su tumba…?

Mientras tanto, Galindo había sacado el cofre del anterior cofre. La  cerradura que tenía era muy peculiar. Allí no encajaba una llave. Le dijo a Laura que le echara un vistazo.

―Es una cerradura grande― dijo―. Demasiado grande para una llave.

Javi le siguió dando vueltas a lo de “salve, Alfonso VIII” hasta que Sergio lanzó una exclamación.

―¡Un hotel!

―Sí, claro―dijo Javi, que aún seguía concentrado en sus pensamientos―, necesitaremos un hotel para…

ADICT III: Terremoto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora