Amalia

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“¡Oh, Dios mío! Sí, sí, Poche, fóllame… Más duro, oh… Me voy a correr”

Eso es lo que llevo escuchando desde hace casi una hora. Nela estaba pegada a la pantalla de mi portátil mientras Poche se follaba a una pelirroja que estaba alucinando.

Mentiría si dijera que no es emocionante. Por supuesto que sí, Poche tiene un… Aura intensa. No permite que su pareja mire ni un centímetro más allá de sus ojos y susurra todo en voz tan baja que a veces había que hacer una lectura de labios para entender lo que decía.

Sí, estaba excitada. Sí, es realmente hermosa. Pero no, no me veo en la piel de esa mujer, teniendo sexo con una desconocida delante de tanta gente.

-¿Podemos parar ahora, por favor? – pregunté, mirando a Nela.

-Oh, Dani, ¿me vas a decir que no pensaste que ella era genial? – sonrió y me miró mientras se cruzaba de brazos.

-Vale, Nela, es muy buena en lo que hace y eso es genial para ella. Ella se está haciendo cada vez más rica por ello, ¡pero yo no tengo nada que ver! ¿Lo entiendes? ¡No soy apta para ser actriz porno!

Abrió la boca para decir algo más, pero el sonido del timbre resonó en todo mi piso. Puso en pausa el vídeo y me levanté del sofá, preguntándome por qué demonios el portero no me había avisado por el interfono de que alguien quería subir.

Abrí la puerta y una mujer rubia con el cabello rizado muy bonita me sonrió, con un aspecto vagamente familiar. Sin ningún tipo de pudor ni petición de permiso, entró en mi piso y se dirigió a mí, mirándome de arriba abajo.

-¿Puedo preguntar quién es usted?

-Soy Amalia, querida, la mujer que tan amablemente has colgado. – sonrió y se volvió hacia Nela – Hum… Marianela, ¿no es así?

-Sí, ¿qué estás haciendo aquí? – preguntó Nela, levantándose y poniéndose a mi lado.

-He venido a hablar con mi nueva empleada. – arqueó una ceja, observándome atenta e irónicamente. – A menos que tú, Daniela, tengas cien mil dólares para pagarme por romper mi contrato.

Iba al grano y me observaba con tanta atención que por un momento me sentí intimidada por su presencia. ¡Pero por el amor de Dios, ella estaba en mi piso y yo era la que tenía que dictar las órdenes aquí! Cerré la puerta de golpe y me dirigí hacia el sofá, señalando el sillón que tenía delante. Se sentó, al mismo tiempo que Nela se acomodaba a mi lado.

-Es muy simple, Amalia. Realmente no tengo cien mil dólares para darte, ni siquiera sé de dónde sacaría tanto dinero, así que supongo que podemos hablar de….

-¿Sobre tu escena? ¿Cuándo vas a hacerte las pruebas de ETS o cuándo vas a mostrarme lo de tu control de natalidad? – preguntó, interrumpiéndome.

Cerré los ojos y suspiré, pidiendo paciencia al cielo.

-No, Amalia. Hablando de la posibilidad de que me libere de todo este circo. No quiero ser una actriz porno. ¡Ni siquiera tengo capacidad para ello! No es que se necesite tanta habilidad para fingir orgasmos y gemir como una perra en celo. – Le sonreí sarcásticamente.

Me dedicó una sonrisa genuina, sin inmutarse lo más mínimo por mi comentario.

-Cariño, no nos subestimes así. Realmente, ser actriz porno no es para todo el mundo. Por eso te quiero a ti. Eres hermosa, Daniela. Tienes un cuerpo maravilloso, ojos y una boca perfecta. Por no hablar del tamaño de tu culo, que es totalmente natural – me guiñó un ojo, mirando a mi regazo – Tú y Poche harían una gran pareja… - sonrió y miró el portátil que estaba sobre la mesa, con la pantalla hacia ella. – Y por lo que parece, veo que ya estás investigando a mi chica.

Solté un gruñido de frustración y lo cerré, haciéndola saltar en el sillón.

-Tu chica puede ser hermosa y una gran estrella, ¡pero yo no! ¡Sólo quiero deshacerme de toda esta mierda, Amalia! – Dije, tratando de no gritar.

-Genial, cariño. Entonces haremos todos los arreglos necesarios, grabarás la escena y ya está. Quedarás libre de todo esto. Es sólo una escena, Daniela, y luego no tendrás que volver a mirar mi cara, ni la de nadie que trabaje para mí.

-¡Oh, por el amor de Dios! Y en unas semanas, estaré en una pantalla de ordenador, ¡siendo follada por María José! – Puse los ojos en blanco con disgusto. - ¡Eso no es para mí!

-Bueno, si es o no para ti ya no lo decides tú, Daniela. Te decidiste cuando firmaste ese contrato, así que seamos rápidos y objetivos -se levantó y se echó el pelo hacia atrás antes de encararse conmigo-. – Te quiero en mi oficina el miércoles a las dos de la tarde con todos tus exámenes en la mano. ¿De acuerdo? – me miró y esperó, tomando mi silencio como respuesta, puso los ojos en blanco. - ¿De acuerdo, Daniela? Odio repetir y ya me estás dando demasiados problemas.

-Solo rompe el contrato y saldré de tu vida.

-Daniela, cariño, no lo hagas difícil. Todavía no has respondido a mi pregunta.

-Ella estará allí. – dijo Nela, levantándose. – No te preocupes, Amalia, la llevaré aunque sea arrastrada por el pelo.

-Al menos tu amiga es sensata. – sonrió y me lanzó un beso. – Por cierto, nos vemos, querida. Haz que el edificio cambie de portero, ¿vale? Se entrega con demasiada facilidad a un buen par de pechos, ya sabes lo que quiero decir. – guiñó un ojo y se dio la vuelta, dejando mi piso en el siguiente segundo.

Nela se volvió hacia mí y se cruzó de brazos. Su expresión divertida me ponía de los nervios.

-Bueno… No tienes cien mil dólares para pagarle, Daniela, así que creo que será mejor que te conformes y acabes con esa escena. Como ella dijo, ¡es sólo una escena y luego puedes desaparecer! Y las películas porno son nuevas cuando se estrenan, media hora después se estrena otra y la anterior simplemente se olvida. Sólo tendrás 15 minutos de fama, si es que tienes alguno. – se encogió de hombros. - ¿Lista para jugar con esa sexy morenaza de fuego? – preguntó, repentinamente emocionada.

La ignoré y me quedé sentada, pasándome las manos por el pelo, preguntándome por qué demonios decidí ir a beber anoche y por qué estaba metida en toda esta mierda.

ESTRELLA PORNO (caché) {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora