CALLE
- Daniela…
¡Oh, mierda! ¡Mil veces mierda!
No me hizo falta una mirada para darme cuenta de que Poche ya se había acercado a mí. Sería muy tonta si pensara que ella se iría sin más.
- Daniela, por favor… No digas que te he jodido tu casi futura relación…
Su tono de voz sonaba arrepentido y casi podía creer que lo sentía. Quiero decir, ¿estaba loca?
¡Porque, para mí, eso es lo que ella era!
- ¡Daniela, maldita sea, háblame!
- ¿Qué quieres que te diga, Poche? – pregunté, levantando la cabeza y mirándola.
- Quiero que me respondas, que me insultes… ¡Haz algo, ¡maldita sea! Todavía no puedo leer los pensamientos, necesito una pista aquí, para saber si la he cagado o no…. Para ver si puedo arreglar algo, aunque creo que sería una pérdida de tiempo para ti que tuvieras una relación nuevamente con ese chico cara de virgen…
- ¿Cara de qué? – Contuve la risa mientras la miraba, pero supongo que no tuvo mucho efecto, porque una sonrisa se dibujó en su rostro.
- Cara de virgen… Vamos, Daniela, si parece virgen. Dime la verdad, folla horrible, ¿no?
¿Qué podía hacer sino reír y estar de acuerdo? Una sonora carcajada se me escapó de la garganta antes de que pudiera contenerla y Poche me siguió mientras asentía frenéticamente.
- Le verdad es que sí, folla horrible ¿Puedes creer que nunca tuve un orgasmo con él?
Estaba indignada mientras me reía, pero pronto Poche dejó de reírse y yo también. Y sólo entonces me di cuenta de lo que acababa de decir. Mierda, ¿en qué estaba pensando?
- ¿Hablas en serio? – preguntó, frunciendo el ceño.
Sí, por supuesto que hablaba en serio. ¿Pero cómo pude decirle eso? Bueno, al menos la conocía. Joder, Calle ¿cómo vas a hablar así de tu vida íntima?
- Vamos, Daniela, no seas tímida ahora. Te he visto desnuda, he estado dentro de ti, dentro de tu boca… Y al parecer, te he dado más orgasmos de los que ese virgen jamás pensó en dar. No tienes que esconderte de mí.
Vale, tenía razón.
- Sí, Poche, hablo en serio.– Murmuré, apoyando la cabeza en el respaldo del sofá.
- ¿Y por eso rompiste con él?
- No. Lo pillé en la cama con otra. Una rubia tetona que era su cliente. – Dije, evitando que mis ojos se cerraran para no volver a ver esa escena. – Josh y yo nos conocemos desde hace casi cinco años. Nos conocimos en nuestro último año de universidad, cuando una amiga que teníamos en común nos presentó, y él me invitó a salir. Yo siempre estuve enamorada de él y en ese momento era tan guapo y encantador que no me costó aceptar su invitación para una primera cita. Y pronto descubrimos que sus padres eran amigos de mis tíos y todo parecía conspirar a nuestro favor. Empezamos a salir y nos comprometimos hace dos años. Es abogado, así que obviamente conoce a todo tipo de personas, pero nunca… Yo nunca pense que fuera a traicionarme de esa manera tan baja. Me dolió mucho.
- Jesús, Daniela… Lo siento mucho. – dijo Poche, con voz sincera. – Pero déjame decirte una cosa: es un tipo realmente estúpido. ¿Cómo pudo engañarte? Joder, si yo tuviera una novia como tú… ¡Nunca tendría ojos para otra!
La miré de reojo, lanzándole una mirada de incredulidad.
- Basta, Poche. No empieces, eres una actriz porno…
- ¿Y qué?
- Que nunca podrías tener una relación normal. A menos que hayas encontrado una mujer que acepte tu profesión.
- ¿Lo aceptarías?
¿Cómo?
¿Qué quería decir con eso? Creo que mi expresión de confusión insinuó lo que estaba pensando, porque ella respondió a mi pregunta silenciosa.
- ¿Aceptarías tener una “relación normal” conmigo, Daniela, aunque sepas que soy una actriz porno?
- ¿Quieres tener una relación normal conmigo? – Creo que mis ojos estaban tan abiertos que se saldrían de sus órbitas en cualquier momento.
- Todo eso es hipotético, Daniela. – respondió ella, encogiéndose de hombros.
Me atrevería a decir que incluso se sintió incómoda porque desvió su mirada.
- Ah, bueno… No, Poche, no creo que lo haga. Hipotéticamente hablando, si aceptara, significaría que seguiría siendo “cornuda” por el resto de mi vida, ya que tu profesión es follar con múltiples mujeres cada día.
- Es una profesión como cualquier otra, Daniela. Hipotéticamente hablando, no serías una cornuda, simplemente aceptarías el estilo de vida que llevo.
- Hablando hipotéticamente y de verdad... La respuesta seguiría siendo no, Poche.
Puso los ojos en blanco y sonrió de lado mientras me miraba fijamente.
- Dejando de lado todas esas tonterías, Daniela… Podemos volver a lo que hacíamos antes ¿Qué te parece?
¿Qué me parece?
Oh, Calle… Eres una mujer soltera y libre y tienes a una mujer extremadamente caliente dentro de tu piso… ¿Por qué resistirte?
¿Por qué resistirme? Mi subconsciente tenía más que razón.
- Creo que eso ha sido lo más inteligente que ha salido de tu boca desde que el chico virgen se fue, Poche.
Ella sonrió. Yo también. Y juntas, nos dirigimos hacia mi habitación, para terminar toda la acción que habíamos empezado en mi sofá.