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Bucky se despertó a la mañana siguiente, sintiéndose extrañamente cómodo. Cuando abrió los ojos no reconoció el lugar donde estaba, pues la habitación estaba bastante iluminada y él llevaba semanas durmiendo en una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad.
Un olor de huevos con tocino le llegó a las fosas nasales, y luego de unos segundos cayó en cuenta donde estaba: el departamento de Olivia.
Se puso de pie de inmediato y comenzó a recorrer el sitio con desesperación, alterado de no poder recordar cómo había llegado. Lo último que recordaba era haber estado caminando por un parque buscando un paraje donde dormir.
Una voz a sus espaldas lo sacó de sus pensamientos.
─Buenos días, soldado─se giró sobre sí mismo, mirando a Olivia con el entrecejo arrugado. La pelinegra estaba cruzada de brazos, recargada en el marco de la puerta, ya bañada y peinada, tan impecable como siempre─. ¿Quieres desayunar? Aunque sería comida, porque ya son las dos.
─¿Cómo llegué aquí?─preguntó con un tono algo brusco.
Su voz estaba rasposa, haciéndola más gruesa que de costumbre. Olivia se enderezó con seguridad, fingiendo que no le parecía altamente atractivo escucharlo hablar.
─Esperaba que tú me lo dijeras, llegué anoche y te vi parado en medio de la sala como zombie recién convertido.
─No recuerdo nada─admitió, abriendo paso al pesar en su rostro─. Todo está borroso.
─Mejor no intentes recordar─negó levemente─. Tenemos suerte de que el de mantenimiento no preguntara por la puerta ¿Qué excusa le pondría? "Lo siento, señor, un mago entró a mi casa y lanzó un bombarda máxima"
Barnes no pudo evitar soltar una risa, sintiéndose un poco más relajado a pesar de que no entendía como Olivia podía actuar como si no pasara nada, como si el tiempo no hubiera pasado y él no se hubiera ido.
─¿Qué es un bombarda máxima?─preguntó confundido.
─¡Dios! Tienes que ver Harry Potter, en serio─se dio la vuelta y vio a Bucky por sobre su hombro─. ¿Entonces? ¿Vienes a comer? No soy una chef, pero el tocino es una delicia.
Barnes lo pensó por unos segundos, pero al final aceptó y la siguió por detrás. Ambos se sentaron a comer bajo un silencio diferente al de la primera vez, pues era bastante cómodo.
─Conseguiré un empleo y te pagaré lo de la puerta─dijo Bucky luego de unos segundos, pues no había dejado de pensar en el caos que pudo haber causado como para romperla.
Olivia puso una mano en su boca y tragó rápido su comida para responder.
─Oh no, no, no, en realidad la reparación fue gratis, así que no te preocupes.
