¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las siguientes semanas pasaron como un pestañeo.
A diferencia de lo que creyeron, Bucky y Olivia aprendieron a convivir como humanos civilizados, claro, sin tener en cuenta de las pequeñas discusiones que tenían.
─¡Ya te dije que no me pidas perdón!
─¡Perdón!
─¿Ves? Es a lo que me refiero.
─Es algo natural.
─Barnes, solo se te cayó un vaso de agua y me has pedido perdón durante casi una hora.
Fuera de eso, todo estaba en completa armonía.
A Bucky le resultó complicado adaptarse al estilo de vida tan relajado que tenía Olivia. No trabajaba y pocas veces cocinaba, pues solía pedir comida a domicilio bastante a menudo.
Sus poderes lo confundían cada día más, pues cuando ella se enojaba, un dolor punzante de cabeza lo invadía, así que prefería darle la razón en todo para evitar que se molestara.
En su poco tiempo juntos, Bucky aprendió muchas cosas sobre ella, pues gran parte de su día se la pasaban hablando, o más bien ella hablaba y él escuchaba.
Sabía que su segundo nombre era Marie y que no le gustaba para nada que le dijeran así; que tenía un hermano, con el cual tuvo muchos conflictos por su alcoholismo; que había obtenido sus poderes luego del accidente que mató a sus padres, dándole la habilidad de moverse entre sombras, generar pesadillas en la mente y, recientemente, de causar dolor físico.
Si era 100% honesto, a veces le daba miedo vivir bajo su techo.
Algo que también notó, era que Olivia era bastante confiada sobre sí misma, sobre su cuerpo y sus gustos. Solía vestir siempre con blusas pegadas o de holanes. Le gustaban las faldas y los vestidos floreados, al igual que los pequeños escotes, aparte de tener siempre sus labios de un color rojo mate que le daban ese toque elegante junto a sus accesorios.
Era armoniosa a la vista, algo irónico teniendo en cuenta su personalidad.
A decir verdad, había días en los que Bucky simplemente no podía apartar la vista de ella, sobre todo cuando la tenía cerca de él, pues su perfume de vainilla le atraía de maneras en las que nunca se había sentido atraído ─al menos no que recordara─ cosa que lo confundía considerablemente, pues Olivia era todo lo contrario a las mujeres de su época.
Era despistada, desatendida, distraída, ruidosa, imprudente, le gustaba contradecir todo, tenía un raro sentido del humor, se quejaba todo el día, si algo no le gustaba inmediatamente lo decía, y nunca aceptaba un no como respuesta.
En conclusión: Olivia era caóticamente atractiva para Bucky, y él no sabía cómo sentirse al respecto, así que solo ignoraba el tema.
Olivia, por otra parte, hacía todo de su parte para que Bucky se sintiera cómodo y recuperara su memoria. Le ponía películas de su época y las siguientes, le enseñaba música, por las noches investigaba sobre hechos históricos para poder contarles por la mañana, buscaba en internet cómo ayudar a pacientes con amnesia y sutilmente ponía en práctica los ejercicios─claro que Bucky se daba cuenta, pues era malísima en temas de discreción─. Le hacía preguntas sobre su pasado para poder ver si había avance.
