Capítulo 5

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Después de esa reunión ambos charlaron con el emperador y bebieron té ya que lo único que el quería era darles su bendición.

Justo ahora el espadachín caminaba al lado de la de cabellos fusia escoltandola hacia el carruaje de su familia en donde ya la esperaba su sirvienta.

— Lo que paso hace un momento no lo hice porque quería así que no te hagas ilusiones - aclara dirigiéndole una mirada fría.

Ella solo sonríe de forma cínica - Me robo las palabras de la boca Sir Rass - y sin más se marcha sin mirar atrás dejándolo sin poder responder.

Al llegar a la mansión Rass lo primero que hizo fue llegar a su habitación junto a Mily, tumbarse sobre la cama, tomar una almohada entre sus manos para cubrir su rostro para luego gritar con todas sus fuerzas tratando de desahogarse del mal rato que paso con Ruveliss.

La criada y el caballero que acababa de llegar solo la observan sin saber que decir o opinar.

— No debí dejar sola a mi señorita - habla con tristeza la de ojos chocolate y cabello como las uvas.

Después de calmarse recupera la compostura de nuevo sentándose sobre la cama.

— ¿ Qué fue lo que sucedió allá mi lady ? - pregunta sir Conrand preocupado y tomando nota de a quien debe matar.

Ella suspira con fastidio - Me encontré con el perro azul - dice frunciendo ambas cejas con enojo.

— ¡ Ese enuco ! - chilla irritada Mily - Bastardo si no fuera un príncipe ya sería historia.

— ¿ Le hizo algo malo mi lady ? - pregunta Conrad tratando de contener su enojo.

— Solo dijo tonterías y antes de que pudiera darle su merecido sir Rass interrumpió - la joven se cruza de brazos con indiferencia.

— ¡ Que romántico ! - Mily junta ambas manos sobre su pecho con una expresión soñadora - El noble caballero llegó justo a tiempo a salvar a la bella princesa de las garras del tirano.

El chico de cabello cenizo solo pone los ojos en blanco ante las ocurrencias de su amiga acto que también imita la ojimenta.

- Bueno basta de charlas necesito saber lo que averiguaron - aún de brazos cruzados adapta una posición elegante cualquiera que la mirara de espaldas diría que está por despedir a sus empleados pero al contrario su mirada es suave y comprensiva.

— Primero las damas - el ojidorado alza una mano hacia adelante dándole la oportunidad de hablar a la pelimorada.

—  Que caballeroso - responde con una sonrisa.

— Bueno logre escabullirme sin que nadie me notará haciéndome pasar por sirvienta del palacio varias princesas ya han llegado al castillo y en total son cuatro si no estoy mal aún faltan tres más todas ellas están consientes de que lucharán por el puesto de emperatriz así que usan sus mejores vestidos y regalos para su majestad y alteza.

— Y escuche de parte de unos caballeros que las princesas faltantes llegarán mañana un día antes de que sea haga una gran fiesta, banquete donde asistirán todos los nobles sin falta.

— Muy bien eso es realmente interesante bien echo Mily.

— ¿ Conrand ?

— Averigüe que varios nobles están en contra de que una completa desconocida sea la compañera del príncipe en especial alguien que no pertenece a Castina.

— Por otro lado una pequeña parte de nobles esta de acuerdo y no tienen nada en contra de tener a una nueva emperatriz siempre y cuando demuestre ser digna.

— Aunque la mayoría de los nobles apoya a Lady Monique debido a que ella desde que nació fue criada para ser emperatriz y seleccionada debido a una profesa de parte del Dios Vita.

— También averigüe que un tal duque Jena desea que una de las princesas de su familia sea la emperatriz y al ser de una de las familias más poderosas de este imperio también tiene una gran cantidad de nobles a favor.

— Ya veo gracias Conrand - le dedica una pequeña sonría a ambos.

— Por cierto mi lady - la sirvienta toma la palabra - Vi a Sir Rass junto a la chica monique la prometida del príncipe muy juntos ambos se llamaban por diminutivos de su nombre y parecían ser muy cercanos.

— Si me permite opinar no actuaban como amigos más bien como amantes en especial sir Rass - dice lo último con una mirada preocupada.

La chica guarda silencio unos minutos que perecen ser eternos.

— Entonces los rumores son reales si continúa así tendré que hablar con el ya que mi reputación se vera perjudicada debido a su comportamiento.

— No deseo que mi reputación se vea arruinado por ellos después de todo aunque nadie lo admita en voz alta todos saben que sucede algo íntimo entre ambos.

— No entiendo como puede mirar a alguien más teniendo a mi lady a su lado ella es la más hermosa y cualquiera mataría por ser el afortunado de estar en su lugar - el caballero asiente con la cabeza dándole la razón.

— No me molesta que lo haga es algo normal cuando dos personas se casan por conveniencia ya sea uno o ambos tienen un amante pero lo esencial para mantener la reputación y que los demás crean que tienen una buena relación es mantenerlo en secreto.

- Sigo sin aceptar esas costumbres no me parece justo - vuelve a quejarse la pequeña sirvienta.

- Así debe ser Mily los únicos que logran casarse por amor son los plebeyos la mayor parte del tiempo ya que ellos no tiene nada que perder.

— Eso fue discriminatorio pero tiene razón - asiente con la cabeza.

— Bueno pronto será la fiesta supongo que iré con mi prometido así que necesito usar algo decente y adecuado a la ocasión.

— Mi lady ¿ Eso significa que me permitirá vestirla como desee  ? - pregunta esperanzada con una mezcla de emoción.

—  Así es.

— ¡ Siii ! - chilla emocionada - ¡ Nos vamos de compras ! Se vera perfecta ya lo verá.

— Yo me encargaré de que sea la más hermosa de toda la fiesta.

La princesa y sir Conrand no pueden evitar sonreír al contagiarse del aura positiva de su amiga.

— Muy bien vamos - los tres se ponen en marcha en dirección hacia uno de los carruajes apunto de marcharse.

Ambas suben con la ayuda del de ojos de oro el cual se va en la parte trasera dispuesto a protegerlas con su vida de ser necesario.

— También te conseguiremos un bonito vestido a ti Mily quiero que vayas conmigo como mi dama de compañía no como mi sirvienta.

— No es necesario mi Lady yo estoy feliz con poder estar a su lado - le dedica una sonrisa amable.

— Insisto y ya sabes que no me gusta que me llames lady o señorita cuando estamos solas nos conocemos desde pequeñas eres mi amiga mejor dicho mi hermana así que es incomodo.

— Lo siento Adel aveces lo olvido paso tanto tiempo llamándote así que simplemente se me hace costumbre.

— Cambiando de tema ¿ Crees que tenga una oportunidad con Conrand ? - exclama entusiasmada observándolo por la ventana sin que se de cuenta

— Estoy segura de que si ambos se llevan muy bien pero si quieres estar segura puedo ayudarte.

—  ¿ Y si se da cuenta ? ¿ Y qué pasa si no me corresponde ? No creo poder soportarlo - sus mejillas se tornan de color carmesí mientras habla nerviosa.

Yo no se mucho sobre el amor
Pero estoy segura de que Conrand y tú lo sienten el uno por el otro.

Eso me hace muy feliz saber que mis mejores amigos serán felices.

Se lo merecen después de todo lo que hacen por mi.



Pequeño Tulipán / EADonde viven las historias. Descúbrelo ahora