Capítulo 6

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El genio espadachín de cabellera pelirroja hace días que no llegaba a casa y de hacerlo ya era muy noche debido a que hacerse cargo de la protección de las princesas era muy agotador.

Por otra lado Adelaida al fin había tenido la oportunidad de conocer al duque Rass su futuro suegro y a su cuñado los cuales a diferencia de Carsein fueron muy amables con ella.

Incluso el duque la abrazo al apenas conocerla alegando que siempre había querido una hija y al fin tenía una incluso insistiendo que dejara las formalidades de lado con el.

Dijo todo eso mientras la abrazaba con fuerza casi asfixiandola asta que la duquesa intervino.

Ellos parecerán personas amables pero esa no era razón para confiar aún en ambos pues en el pasado por caer en las dulces palabras de varios que decían ser sus amigos le fue muy mal.

Adel se encontraba ahora junto a Mily haciendo los últimos preparativos de su vestimenta para asistir al palacio imperial.

La chica usaba un hermoso vestido de color rojo como la sangre el cual le caía por los hombros estaba segura que la haría resaltar entre la multitud mientras que su larga cabellera estaba atada en una coleta aún lado la cual caía por su hombro derecho, en sus manos llevaba unos bellos guantes de encaje negros como la noche.

— Mi lady ¿ llevara el juego de pendientes que le regalo sir Rass ? - pregunta de forma inocente la pelimorada.

— Oh Mily eres muy inocente - niega con la cabeza - Puedo estar completamente segura de que solo me los dio obligado por la duquesa Ernia de lo contrario el jamás lo haría - dice mientras se coloca un delicado collar color blanco con un dije en forma de una diminuta gota.

— Pero esta bien no veo el porque no después de todo son muy bonitos como se esperaba de la duquesa tiene buen gusto.

Su sirvienta se acerca a la ventana a observar hacia afuera - Señorita la duquesa ya la está esperando en el carruaje.

— Bien en ese caso no la hagamos esperar más - ambas ya listas para el gran banquete salen de la habitación a paso elegante en el caso de la prometida del joven Rass.

Conrand que las esperaba afuera se une a ellas de inmediato escoltandolas.

— ¿ El duque y los jóvenes maestros no vendrán ? - pregunta al ya estar frente a frente a su suegra haciendo una reverencia.

— Ellos partieron en la mañana a terminar algunos preparativos para el banquete - responde de forma seria siendo ayudada a subir al carruaje por el caballero de la princesa seguido de ella.

— Mi lady yo iré atrás junto a Sir Conrand - habla la chica de ojos café.

— ¿ Estas segura ?

— Si - hace una reverencia - Perseguire lo que me importa - suelta una gran sonrisa con ambas mejillas sonrojadas.

La ojifuscia asiente en repuesta sabiendo de que se trata y sin más el carruaje da marcha.

Dentro de el hay un completo silencio.

— Supongo que ya esta enterada de los últimos rumores que circulan alrededor de Sein.

— En efecto.

— Como noble se que su orgullo se ve afectado por ello así que pido disculpas en nombre de mi terco hijo.

— Descuide duquesa Ernia no me importa si son reales pero de ser así preferiría que sir Rass lo haga en secreto.

Ante la mirada atenta de la peliceleste agrega - Después de todo el y yo no estamos comprometidos por tener sentimientos el uno por el otro.

— Comprendo.

Ambas llegan a su destino bajando del carruaje de forma elegante captando la mirada de inmediato de varios nobles que estaban en la entrada.

Después de todo dos mujeres hermosas que desprenden elegancia, gracia y delicadeza en cada paso que dan no pasan desapercibidas tan fácilmente.

En especial la última que no era un rostro conocido para muchos lo que la hacía resaltar junto con su increíble belleza y características al igual que unos hermosos ojos los caules llegaban a ser hipnotizantes.

Los murmullos se hacían presentes a su paso ya que al ser la prometida del genio espadachín del imperio Carsein de Rass era imposible que alguien no la notará.

Ignorando los murmullos a su alrededor la joven camina de forma orgullosa sin importarle la mirada recelosa que le daban varias jóvenes al ver como sus esposos y prometidos la observaban embobados.

La duquesa como buena guía le presento a cada uno de sus conocidos lo cual era muy tedioso y un fastidio para la princesa ya que tenia que forzarse a darle una sonrisa amable a cada uno de ellos.

A ninguno de estos nobles les importa lo que salga de mi boca.

Simplemente les atrae la idea de que una chica atractiva les sonría de forma angelical para complacerlos.

Tan patéticos.

Pequeño Tulipán / EADonde viven las historias. Descúbrelo ahora