Capítulo 2

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La joven princesa de cabellera pelifuscia estaba sola en su nueva habitación su sirvienta personal y la más leal que había decidido  acompañarla asta el final estaba poniéndose al día con los demás sirvientes de la mansión.

Mientras que su leal caballero fue enviado al recolectar información a petición suya.

Ella observaba desde la ventana el jardín tratando de familiarizarse lo más que pudiera con el que sería su nuevo hogar apartir de hoy en adelante.

Un sentimiento de tristeza era lo único que se apreciaba en su rostro después de todo había sindo vendida a Castina para casarse con el hijo menor de una de las familias más poderosas su orgullo como princesa había sido quebrantado y fue alejada de las pocas personas que le demostraban cariño.

Su madrastra había ganado logró quitarla del camino para que su adorada hija se convierta en la única princesa heredera del reino.

Esa arpía siempre había tratado de desasherse de su persona desde que era niña.

La puerta fue tocada tres veces llamando su atención - Su alteza el almuerzo está listo - una voz femenina se escucho desde el otro lado.

— Gracias en un momento iré.

La joven procedió a alejarse de la ventana para después ir hacia una de las maletas y cambiarse la ropa de viaje sin ayuda de ninguna mucama.

Después de todo no le gustaba que otras personas vieran su cuerpo desnudo o con poca ropa siempre había sido así.

Al terminar salió de la habitación quedándose de pie a mitad del pasillo después de todo ya no recordaba el camino hacia el comedor.

— Debi decirle a la sirvienta que me llevara - susurra para si misma empezando a caminar en busca del lugar.

Por cada paso que daba observaba pinturas maravillosas de increíbles artistas decorando el pasillo al igual que de los miembros de la familia Rass empezando con el duque y la duquesa seguido de su hijo mayor un chico de cabello pelirrojo y ojos rojos como el fuego muy parecido a su padre.

La ojiverde trato de memorizar el rostro de los miembros de la familia que aún no había tenido el placer de conocer después de todo era la primera vez que estaba en ese lugar y no conocía a nadie más o menos.

Se detuve cuando llegó a una de las pinturas en donde estaba su prometido sonriendo alegremente.

El chico que veía en el cuadro era muy diferente al que apenas cruzo palabras con ella hace unos minutos atrás su mirada era hostil y con un ligero rencor en ella.

Pero eso no importaba después de todo su matrimonio era por convenencia si así se le podría llamar en su caso era para deshacerse de una vez por todas de ella.

Lo único que tenía que hacer era tratar de no molestarlo no importaba si la veía de forma hostil o fría era algo que podía soportar y a lo que ya estaba acostumbrada.

Siguió camiando por toda la mansión en busca de alguno de los trabajadores pero todo estaba en silencio y no había rastro de alguna persona en todo el lugar.

— ¡ Ey ! Aquí estás - escucho una voz masculina a sus espaldas girandose de inmediato confundida lo cual no se podía apreciar en su rostro.

¿ Ey ?

— Mi madre me mandó a buscarte vamos - el pelirrojo estaba parado enfrente de ella con desinterés en su mirada el cual no pasaba desapercibido.

Pequeño Tulipán / EADonde viven las historias. Descúbrelo ahora