Photograph [L.s]

H.8

Me permití llorar entre los brazos y el pecho de Zayn.

Zayn es la persona perfecta para estos casos, el deja que llores y no pregunta nada hasta que termines de sacar todo tu llanto, para luego, preguntar si quiero hablar de eso. Escucha y da muy buenos consejos.

Después de estar con el, me dirigí a la habitación donde está Louis.

Al adentrarme a la habitación vi a Gemma en un sillón.

—Sabía que vendrías aquí. —Dijo ella apenas me vio.

Yo simplemente me senté a su lado sin decir nada.

— ¿Qué piensas?—Volvió a hablar Gemma sin obtener respuesta alguna de mi parte.

—Sabes que lo que decidas te voy a apoyar. — Intento de nuevo, esta vez obteniendo una mirada.

—Voy a elegir a Louis.

—Está bien.

—Pero es el negocio.

—Y tu felicidad.

— ¿Qué pasa si Louis no despierta?

— ¿Qué pasa si despierta?

—Yo... No lo se.

—Hey, tranquilo- Gemma paso un brazo por mis hombros atrayéndome en un abrazo. —todo va a estar bien, lo que decidas va a estar bien.

Me deje ser abrazado por Gemma, necesitaba afecto, necesitaba sentir que todo iba a estar bien.

Aún con los abrazos, palabras que Zayn y Gemma me han dado, no pude evitar extrañar los brazos de Louis rodeando mi cuerpo y, al levantar mi vista hacia el lugar donde el yacía, sentí la nostalgia llegar una vez más a mi.

Han pasado seis meses desde el accidente y un mes desde que Des nos dio la noticia de su cáncer. Un mes ignorando a Des, pensando en una decisión.

El pasar de los días y que no haya progreso alguno en Louis me desesperaba, pero mi esperanza nunca se iba.

Pero yo tengo que tomar una decisión.

El doctor en un principio nos había dicho que solo había un 80% de que Louis no recordará absolutamente nada y un 20% de que recordará algunas cosas, cosas mínimas.

El álbum de fotos que estaba haciendo para Louis lo había terminado hace una semana. Y justo ahora... Escribo una carta para el.

Me duele que esto vaya en este rumbo, sin duda no era lo que yo tenía planeado para nosotros.

He citado a Des para informarle de mi decisión, así que, una vez termine la carta me dirigí hacia su oficina.

El trayecto fue algo largo. Al estar frente a la puerta que nos separaba sentí miedo, tristeza. Pero ya no había marcha atrás.